Y es lo que pienso de la boda de la duquesa de Alba. Mucho me temo que una mujer como ella perdió hace muchísimo la cordura. Verla es un esperpento, y todo por la sucesión de operaciones, cosmética y demás apaños para conservar la belleza, la cual por cierto le ha desaparecido sin dejar rastro alguno.
Puede saber muchos idiomas, y hasta haber pasado por grandes colegios, pero todo parece indicar que sufre de ciertos desequilibrios porque se deja caer en las peores manos y viste continuamente como una hortera. Su actual maridito, y ya convertido en duque consorte, es un buen ejemplo de los desequilibrio de Cayetana. Se trata de un fresco del que no me creo que se haya podido enamorar de la duquesa. Es difícil que un señor de 61 años se enamore de una mujer de 85 años que es un esperpento de la horteridad absoluta. Si es que incluso para poder pasear o hablar con la duquesa hasta hay que tener una gran paciencia. Vamos, que la cosa no invita a enamorarse de una persona como ella y más cuando aún se tiene juventud.
Creo que esa boda ha sido un error. Lo saben sus hijos y lo saben hasta en la casa real. La duquesa precisa a sus años más de compañías de sus hijos, nietos y amigos que de frescos como este señor que sin duda son unos cazafortunas.