Ocurrió en montones de ocasiones durante la guerra civil, y lo cierto es que no se puede obviar que hubo quienes mintieron para salvar la vida de amigos, vecinos y familiares. Y si, es verdad, se conocen casos de personas que escondieron y negaron tener en sus casas escondido a un cura o a un comunista.
También se sabe de casos de personas que salvaron la vida de otros con mentiras, un ejemplo fue Oscar Schindler, que urdió una gran mentira mientras dilapidaba su fortuna, salvando dos millares de personas que no es poco. Incluso la propia Iglesia Católica mintió a las autoridades nacionalsocialistas para salvar a judíos de una muerte segura.
La mentira puede estar ligada al bien y la verdad al mal, más vale pensar con caridad para discernir cuando se debe optar por la mentira para evitar un daño perverso que la verdad podría ocasionar.
No quiero con ello justificar las mentiras, solo algunas que puntualmente no buscan ocasionar un daño a nadie sino evitarlo, y solo en el caso en el que no es posible optar por el camino de la verdad porque signifique una colaboración con el mal.