El pecado de Sodoma y Gomorra.

A mucha gente de supuestos sólidos principios morales (como el Líder de la Caverna) les encanta este relato del génesis. Dios arrasa y destruye dos ciudades y un puñado del resto de las ciudades de las cercanías. Pero a mi me gusta este relato por otro motivo, por la misericordia de Dios. Y es que antes de la destrucción de las dos ciudades, Dios habla con Abraham:

Mientras tanto, el Señor pensaba: «¿Dejaré que Abraham ignore lo que ahora voy a realizar, siendo así que él llegará a convertirse en una nación grande y poderosa, y que por él se bendecirán todas las naciones de la tierra? Porque yo lo he elegido para que enseñe a sus hijos, y a su familia después de él, que se mantengan en el camino del Señor, practicando lo que es justo y recto. Así el Señor hará por Abraham lo que ha predicho acerca de él».
Luego el Señor añadió: «El clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande, y su pecado tan grave, que debo bajar a ver si sus acciones son realmente como el clamor que ha llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré».
Dos de esos hombres partieron de allí y se fueron hacia Sodoma, pero el Señor se quedó de pie frente a Abraham.
Entonces Abraham se le acercó y le dijo: «¿Así que vas a exterminar al justo junto con el culpable? Tal vez haya en la ciudad cincuenta justos. ¿Y tú vas a arrasar ese lugar, en vez de perdonarlo por amor a los cincuenta justos que hay en él? ¡Lejos de ti hacer semejante cosa! ¡Matar al justo juntamente con el culpable, haciendo que los dos corran la misma suerte! ¡Lejos de ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no va a hacer justicia?».
El Señor respondió: «Si encuentro cincuenta justos en la ciudad de Sodoma, perdonaré a todo ese lugar en atención a ellos».
Entonces Abraham dijo: «Yo, que no soy más que polvo y ceniza, tengo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Quizá falten cinco para que los justos lleguen a cincuenta. Por esos cinco ¿vas a destruir toda la ciudad?».
«No la destruiré si encuentro allí cuarenta y cinco», respondió el Señor.
Pero Abraham volvió a insistir: «Quizá no sean más de cuarenta».
Y el Señor respondió: «No lo haré por amor a esos cuarenta».
«Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no lo tome a mal si continúo insistiendo. Quizá sean solamente treinta».
Y el Señor respondió: «No lo haré si encuentro allí a esos treinta».
Abraham insistió: «Una vez más, me tomo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Tal vez no sean más que veinte».
«No la destruiré en atención a esos veinte», declaró el Señor.
«Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no se enoje si hablo por última vez. Quizá sean solamente diez».
«En atención a esos diez, respondió, no la destruiré».
Apenas terminó de hablar con él, el Señor se fue, y Abraham regresó a su casa. Gen 18, 17-33


La belleza de este relato reside en la propia misericordia de Dios. Es más, pareciera que hasta Dios esté dispuesto a rectificar una decisión que parecía ya había tomado. En cualquier caso, es misericordia. Otra cosa es que al llegar a la ciudad los emisarios de Dios, estos se encontrasen un panorama desolador, y forzara a Dios a eliminar estas ciudades no sin antes sacar a todos los justos como Lot, su mujer y sus hijas.

¿Y a que viene sacar este texto? Pues porque negros personajes, en especial el Líder de la Caverna, ha decidido condenar la democracia en España por permitirse en este país unas leyes que el considera injustas. Llamar injusto e inmoral a todo el sistema democrático, por unas pocas leyes que a muchos no nos gustan, es tener una carencia de misericordia con nuestra legislación. Porque nuestro sistema cuenta con muchas leyes justas, como esa que le concede la libertad de expresión, o esa que castigue a un ladrón que intente robar en su casa.

Si inmoral es todo el sistema democrático, ¿por qué no se marcha con su mujer, hijos e hijas y se establece en un estado más justo? Podría irse a Malta, o a al Estado del Vaticano. La gente que considera inmoral un sistema democrático, y más cuando realmente lo es y padece esa inmoralidad en su familia, acaba exiliada como muchos venezolanos que han sido perseguidos por las hordas de fanáticos de Hugo Chávez, o muchos políticos y empresarios vascos que tuvieron que irse por culpa de una sociedad impasible que estaba más dispuesta a quedarse mudos ante ETA que a salir como indignados a la calle a llevarse por delante a los batasunos.

Que propensión exagerada a la condena tiene este personaje, y más cuando su partido no ha podido recolectar las firmas necesarias para participar en unas elecciones generales, básicamente porque solo cuatro gatos iban a estampar su firma, y por cuatro apoyos no debe gastarse millones el estado en papeletas para una formación irrelevante y sujeta al capricho de un familiar de Blas Piñar.

PD: No me convences con tus endebles principios morales. No prácticas la misericordia, y encima eres tan rígido con la ley como un fariseo, sin siquiera contemplar la posibilidad de equivocarte. Con esa actitud tuya, lejos de parecerme un justo me pareces un necio.
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