El caso es que a alguna lumbrera se le ocurrió que para una nueva prisión en Navarra, colocar a todos los reclusos un televisor. El gasto ronda los 132000 € por 670 televisores, uno para recluso.
Siendo esto el colmo de las grandes estupideces, la lumbrera que quiso o autorizó los televisores ahora se preocupa por la suntuosa imagen que puedan dar los presos y ha decidido guardar en un almacén los televisores y no instalarlos finalmente en la prisión.