Os voy a contar lo ocurrido en una Junta de Facultad.
Total, la cosa era para felicitarse, para estar muy contentos, para alegrarse. Más alumnos implica más grupos de docencia, y más grupos de docencia implica más beneficios para la facultad. Pero pronto se vio que la cosa no era alegría para no pocos.
Unos días antes el decanato solicitó profesores voluntarios para dar las materias de dicho grupo. Por supuesto esto repercutiría en que los propios profesores ganarían créditos de docencia. Pero en contra de lo esperado, hubo un rechazo frontal por parte de la mayoría de los departamentos de profesores de mi facultad contra la iniciativa del decanato. Unos profesores se quejaban de las prisas en formar un nuevo grupo, otros que no había tiempo para que los profesores pudieran prepararse las nuevas materias de primero, otros alegaban que debió haberse hecho una previsión por parte del decanato, y hasta había quien sugería rechazar a los nuevos alumnos.
Yo asistí atónito a lo que escuchaba. Y más sorprendido me quedé cuando ante la negativa del profesorado de hacerse cargo de la docencia, se optó por entregarle la misma a los becarios y doctorándoos. Tan solo unos pocos profesores titulares aceptaron algún grupo de docencia.
Duela mi crítica o no, lo que si puedo asegurar como alumno tras presenciar dicha Junta de Facultad, es que me llevé la impresión que a no pocos de mis profesores (por no decir muchos o la mayoría) no le gusta nada dar clase. No es comprensible como habiendo profesores en la facultad que solo dan una asignatura al año o dos, y muy raro es el que da tres, no se ofrezcan a cubrir la docencia de un grupo de primer curso. Por muy nuevo que sea un plan de estudios, cuando hay ganas por dar clase, uno se prepara la materia. ¿Es que acaso un licenciado y doctor en física, con artículos publicados, es incapaz de dar una asignatura de laboratorio de física o unos fundamentos de física? ¿Acaso un departamento de matemáticas es incapaz de dar alguno de los tres grupos de matemáticas? Pues que curioso que se hayan visto más capaces de dar las asignaturas de primero nuestros becarios y doctorándoos y no nuestros profesores titulares.
Para colmo de males, algunos de los quejicas en junta, dudaban de la capacidad de los becarios y doctorándoos para dar dichos grupos. Pues que vergüenza, encima ni dan clase ni quieren dejar que otros la den.
Pues esto es solo una muestra de la clase de profesores que pueblan nuestra universidad. Que cada uno piense lo que quiera. Esta es mi opinión.