Embriones híbridos y sana experimentación

Los titulares dijeron: El reino Unido permite embriones híbridos de animal y humano. 60% de los ciudadanos a favor de esta práctica terapéutica (El Pais, 5, IX, 07). Pero llamar embriones a los preembriones no resultantes de la fusión de óvulo y espermatozoo engendra confusion; hace creer que se trata de seres humanos, cuando no lo son.

Llamar “híbridos de animal y humano” a ovocitos fertilizados por clonación interespecifica engendra confusión; hace creer que se implantarán en un útero para lograr algo así como un centauro. Nada de eso. No está prevista su anidación.

Además, aducir la insuficiencia de donaciones de óvulos para experimentación es inexacto; hace creer que el problema es la escasez. Pero no es así. Aun con abundancia de donantes, quedaría la cuestión de cómo afecta el procedimiento a la dignidad de la mujer y a la exigencia de respetarla sin discriminaciones. ¡No es tan fácil como donar sangre!

El experimento de los llamados inexactamente “embriones híbridos” tiene un nombre técnico (abreviado en inglés con las siglas SCNT): “transferencia nuclear de células somáticas”: insertar células de animal humano en un ovocito de otra especie animal, previamente vaciado de su núcleo; desencadenar un proceso de división celular y obtener en sus primeros días células troncales (células-madre), para investigar con expectativas terapéuticas. Pero no se admite la fertilización de un ovocito de otra especie animal con esperma de animal humano.

Fertilizar clónicamente un ovocito para uso experimental, sin finalidad reproductiva, no es lo mismo que ayudar tecnológicamente a la fusión de un ovulo y un espermatozoo como recurso de reproducción medicamente asistida, en el marco de un proyecto progenitor. La reproduccion humana asistida se hace en el contexto de un proyecto de maternidad-paternidad: una pareja que desea descendencia, para superar un problema de esterilidad, recurre a la ayuda de la tecnología durante una fase del proceso de fecundación que conduce a una gestacion tan natural como la que ocurre en condiciones habituales en cualquier otro embarazo.

Por tanto, no se la debe llamar “reproducción artificial” (como dicen algunos portavoces eclesiásticos y declaraciones episcopales), sino “reproducción humana asistida”: algo muy distinto del uso de técnicas de clonación para experimentar, sin finalidad reproductiva, con unos pre-embriones que no son seres humanos, sino conjuntos de células.

(Publicado en La Verdad, Murcia, 14-IX)
Volver arriba