Identidades plurales no nacen: se hacen, deshacen y rehacen

Creíamos que estaban ya superados, por una parte, los sueños decimonónicos de identidades románticas y tribales. Creíamos, por otra parte, que estaba superada la imposición de identidades monolíticas de casta, propia de las últimas pre-guerras y post-guerras. Pero estábamos ante un espejismo. Aún hay quienes creen que con la identidad se nace.

Las identidades se hacen, se deshacen y se rehacen en el encuentro, a la vez abrazo y choque, confrontación y reconciliación, con lo diferente.

Para que puedan llevarse a cabo procesos de construir, desmontar, reconstruir y re-negociar identidades, la premisa indispensable es salir de sí misma cada presunta identidad estática. Salir de sí para encontrarse, dijo el Maestro galileo. Salir de tí misma para hallarte a tí misma, dijo el Maestro oriental.

Nos lo contaba la tradición del Zen. Los peregrinos sedientos exploraban en varias direcciones el camino hacia la fuente. Un grupo de cinco exploradores descubrió su emplazamiento. La fuente estaba rodeada por una valla. Saltaron la valla y cuatro de ellos se apresuraron a beber. Pero el quinto renunció a beber y saltó de nuevo la valla para regresar corriendo a avisar a los demás grupos que dejasen de buscar en otras direcciones. Este quinto explorador era un bodisatva (en camino de hacerse Buda), una persona para las demás.“Que no me salve yo hasta que no se salven todos”, diría el bodisatva compasivo, “anatema por mis hermanos”, habría dicho Pablo.

Pero volvamos a las identidades. Se podrían esquematizar cuatro tipos de identidades (“nacionales”?): dos estáticas y dos dinámicas.

A) Dos identidades estáticas:

1) La presunta identidad populista de aldea, terruño, caserío o campanario es estática, estrecha e incapaz de dejarse enriquecer por el diálogo con las aldeas cercanas o entre las aldeas y la capital, para construir la identidad regional.

2) La presunta identidad fascista de raza, bandera e imposición monolítica de estatalidad totalitaria.


B) Dos procesos de construcción dinámica de “identidad de identidades”


1) La identidad regional dinámica que se construye mediante el diálogo democrático entre las diversas sensibilidades (dentro de la aldea y con la aldea vecina, entre la aldea y la capital, y distintas dentro de la capital) que componen la pluralidad de esa comunidad regional.

2) La identidad estatal dinámica que se construye en los procesos de formar un estado constitucional mediante el diálogo y consenso democrático de sus componentes (sin exclusiones), o en los procesos de reformar la constitución, llevados a cabo en el marco legal democráticamente acordado.

En el presente “conflicto en Cataluña y conflicto en el estado español” (en vez de “conflicto-con y conflicto-de”), no ha chocado un tren catalán contra un tren español, no ha chocado una identidad catalana contra otra española. Estaban enfrentándose dos enfoques estáticos de la identidad contra dos enfoques dinámicos (dentro de Cataluña y dentro del Estado español).

La escenificación de la DUI visualizó el presunto triunfo de una postura estática en la que particularismos y totalitarismos no-constitucionales parecían tragi-cómicamente cara y cruz de la misma moneda.

En mi opinión, el papel que ha desempeñado el gobierno al defender lel restablecimiento de la legalidad, y el papel que ha desempeñado el PSOE a nivel estatal (apoyo al restablecimiento de la legalidad constitucional, pero unido a la propuesta de reforma legal y democrática de la constitución), ha sido decisivo para salvar los dos procesos de construcción dinámica de la “identidad de identidades” que necesitan, pueden y deben llevar acabo los pueblos de una España plural y unida con la identidad que se hace y rehace en el encuentro con la alteridad (sin excluir a la población migrante y extranjera).

La opción inevitable por el 155 ha supuesto sacrificio, tanto para Rajoy como para Sánchez: salir de sí y exponerse a la crítica interna.... pero esta vez parece que ambos han obrado como bodisatvas, con lucidez y compasión. Recemos para que no se estropee lo logrado con paciencia y prudencia, no vaya a ser que la parte más dura de alguna tendencia en ambas bancadas frene posibles reconciliaciones e insista en ensañarse contra los que al proclamar el sueño de la DUI suicidaron sus aspiraciones.
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