Tras la Misa del Gallo

En Japón, se llenaron las iglesias católicas y protestantes hasta rebosar la noche de Navidad. Pero una tercera parte de la asistencia son personas que pisan por primera vez una iglesia y no pertenecen a ninguna confesionalidad cristiana.

Hace tres semanas leí el siguiente post en japonés en internet: “Pienso ir este año a misa en Navidad, aunque no pertenezco a ninguna iglesia cristiana. Quisiera conocer lo que significa la Navidad y vivirlo por experiencia con quienes lo viven. He mirado los horarios de las iglesias cercanas, porque me apetece este año asistir esa noche a una iglesia. Pregunté por teléfono si se puede asistir sin ser cristiano y me dijeron: “Por supuesto, bienvenido”. Pero, como es la primera vez, titubeo. ¿Me pueden decir por internet algunas personas que hayan ido a misa sin ser cristianas cómo les ha parecido?

Hasta aquí el texto del post, que una semana después contaba con más de doscientos comentarios de personas no cristianas que, desde su experiencia del año anterior, animaban a asistir.

Esta noche pongo el post al regresar (ocho horas de adelanto por relación a España)de mi misa de Nochebuena, en la que he bautizado a una persona adulta, estudiante de postgrado. El párroco, que saludaba a la entrada y salida, me confirma la impresión que recibí al recorrer los rostros del público durante mi homilía: al menos una cuarta parte venían por primera vez a nuestra iglesia. Me han saludado más de diez personas de diferentes edades diciéndome: “Muchas gracias, es la primera vez que vengo”.
Me consoló el comentario de una profesora de inglés: “Verdaderamente lo de Jesús es la enseñanza más fácil de entender y lo más difícil de practicar” Pensé para mis adentros: Como que los presuntos creyentes gastamos las energías en discutir la ortodoxia y no somos capaces de la más elemental de las ortopraxis: tratáos mutuamente como yo os he tratado...
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