En la página web de la Curia jesuita en Roma se ha seguido día a día el desarrollo de la 36 Congregación General. En ella se nos informaba la semana pasada que la Congregación , ejerciendo su derecho a cambiar el orden de proceder, había decidido retrasar unos días la elección para disponer de más tiempo para conocerse sus participantes.
Lo comentaba en uno de los videoclips con estas palabras el P. Arturo Sosa Abascal, que ahora ha sido elegido como como sucesor del P. Adolfo Nicolás.
“Como ven ustedes, aquí tenemos todo un pluralismo cultural, están reunidos jesuitas de más de cien países, que traen todos unos bagajes culturales muy diversos. Pero hay una cultura común que todos comparten; el discerminiento aprendido en los Ejercicios Espirituales de san Ignacio. Lo acabamos de poner en práctica al decidir el orden de proceder estos días y, fíjense qué interesante, lo pronto que alcanzamos unanimidad”.
Hoy, al conocer la noticia de la elección, me apresuré a escuchar de nuevo el videoclip, que anticipaba, como guiño del Espíritu, el retrato de quien toma el testigo en la carrera postconciliar de relevos: de Arrupe a Kolvenbach y de Kolvenbach a Nicolás, inseparables mística y política, indisociables fe y justicia, hoy más que nunca cuando en la cultura común del discernimiento se abrazan Arturo y Francisco...