Conversaciones con Adolfo Nicolás sobre Papa Francisco en Japón -4- "Tres clases de iglesias en Japón: encastilladas en el pasado, navegando hacia el futuro y sumergidas en el presente eterno"
"Cuatro temas comunes en cristianismo y budismo: misericordia, contemplación, discernimiento y protección de toda vida"
"Anunciemos misericordia rehabilitadora, en vez de castigos con fuego eterno"
"Circularidad y radicalidad: necesarias en la era inter-cultural e interespiritual"
"Circularidad y radicalidad: necesarias en la era inter-cultural e interespiritual"
| Juan Masiá SJ
En vísperas de la llegada del Papa Francisco a Japón, estábamos rezando con él por Japón y rezando por él (desde Japón) desde fines del pasado agosto, en que se comenzaron a grabar estas conversaciones con el P. Adolfo Nicolás, ex Superior General de la Compañía de Jesús. Actualmente, Adolfo Nicolás se encuentra convaleciente en la Casa de Salud de los jesuitas en Tokyo.
¿Cómo percibirá el Papa Francisco la pluralidad eclesial en Japón? ¿Cómo se la presentarán: al desnudo o “lavándole la cara”?
La Nueva Evangelización debe tomarse en serio las propuestas de pluralismo religioso, sin repetir errores del pasado. Cuatro temas son comunes al cristianismo y el budismo: misericordia, contemplación, discernimiento y protección de toda vida.Es importante anunciar misericordia rehabilitadora y juicio de purificación, en vez de castigos con fuego infernal eterno.
Tres clases de iglesias en Japón: encastilladas en pasado, navegando al futuro, inmersas profundamente en el presente
Moderador: El logotipo de la visita papal a Japón resalta esos cuatro grandes tópicos en la simbólica del emblema. Tres llamas –roja, verde y azul- evocan la memoria de los mártires, la esperanza de los jóvenes y del planeta, y el azul de Santa María, madre del Amor y de la Iglesia. En el centro, el abrazo de las tres llamas alude a los mártires, la paz y la esperanza en la juventud para proteger toda vida. Y remiten a tres textos de Francisco: Evangelii gaudium, Amoris laetitia y Laudato Si, muy bien acogidos por la mayoría del episcopado japonés y de la iglesia entera que está en Japón.
Adolfo Nicolás: "Resulta inspirador que hayan elegido la imagen del círculo y la cruz en las raíces"
De la llama roja surge un círculo, que envuelve todo el diseño con el fuego del Espíritu. El origen de las tres llamas entrelazadas se prolonga hacia abajo, hacia el centro de la tierra en forma de árbol de la cruz que se clava en el cuerpo del planeta, coincidiendo con la letra mayúscula “T” del lema, que reza así: ProTeger toda vida.
Juan Masiá: Magnífica expresión de la acogida entusiasta que la mayoría de los obispos japoneses y de la iglesia católica entera que está en Japón ha dado a los tres documentos programáticos del Papa Francisco. Pero lo que más me gusta de este emblema es el círculo rojo del Espíritu y la cruz en las raíces. Coincido con el comentario de Adolfo Nicolás la vez pasada, cuando insistió en la circularidad y radicalidadtan necesarias en la era de la intercultualidad e interespiritualidad. Quisiera conocer, por eso mismo, cuál es su hermenéutica de estos símbolos en el logo de la visita papal al que fue lejano Oriente y ahora parece ser un desconcertado Occidente con máscara de Oriente (y si no, que se lo pregunten a turistas y periodistas “lost in translation”).
Adolfo Nicolás: Más al fondo y más amplia que esas primeras interpretaciones que proponía el moderador, apropiadas para titulares de reportaje, me parece muy importante la sugerencia de este logotipo sobre la circularidad y radicalidad de la actividad del Espíritu. Resulta inspirador que hayan elegido la imagen del círculo y la cruz en las raíces, en vez de la pirámide con la cruz en la cumbre (como en los navegadores de las guías de viajeros). Al Papa no le dará tiempo a recorrer muchos sitios, pero al menos se dará cuenta del contraste entre varias arquitecturas diferentes de iglesias que reflejan diversas eclesiologías, preconciliares unas y postconciliares otras. Pero sobre eso alguien escribió hace tiempo en este blog sobre la reconstrucción de la iglesia de San Ignacio junto a la universidad de los jesuitas en Tokio.
Juan Masiá: Así es, y creo que será oportuno reproducir aquí cuatro imágenes de iglesias que podrán dar qué pensar a los peregrinos de otras latitudes que busquen titulares para acompañar a Francisco por el sol naciente.
1) En la famosa catedral de Oura, en Nagasaki, contemplamos una iglesia vertical y piramidal, con nostalgias del resplandor de la verdad, añoranzas de catolicismo tradicionalista y firmeza de una eclesiología exclusivista.
2) En la Catedral de Tokyo (obra de Tange, paralela a su construcción de la piscina para los olímpicos del 64) la imagen de nave y tienda de campaña sugiere la eclesiología comunitaria, viajera y en renovación de conversión continua, la iglesia del pueblo de Dios, siempre en camino, con su torre exenta cual báculo de peregrinación. (Cuando sopla el tifón suena por sí misma la campana. Al escuchar esta explicación, el biblista Alonso Shökel, que daba conferencias en Tokyo, improvisó un verso, mezcla de haiku y kôan: Flecha clavada en tierra la espadaña / Cuando el viento la mece se estremece / Y le suenan las campanas).
3) En la Iglesia de San Ignacio, junto al campus de la Universidad Sophia, contemplamos una Iglesia circular y baja, englobante de la pluralidad en la unidad del Espíritu que fomenta la inter-culturalidad, inter-religiosidad e inter-espiritualidad; bajo ella, una amplia cripta de difuntos que celebra, también en forma circular, la presencia de lo eterno en el presente y la comunión de los santos.
El Papa Francisco estará por la mañana en Nagasaki, por la tarde en Hiroshima, al día siguiente por la mañana en la catedral de Tokyo con los jóvenes y por la tarde en una misa multitudinaria en un estadio; al día siguiente, tras concelebrar en privado con un pequeño número de jesuitas y visitar a sus enfermos volará de vuelta a Roma. No dispondrá de mucha calma para que le dejen observar los contrastes de estas dos iglesias, la del sur y la del este, la preconciliar y la postconciliar. La habilidad japonesa para salvar las apariencias se las arreglará para mostrarle una iglesia homogénea y unida, que ensayó (con minuciosidad de reuniones preparatorias a la japonesa) cómo decir en español e italiano “Viva el Papa”. Tenemos la esperanza de que, con cuidado y discreción, se logre algún gesto de apoyo a los “otros mártires” y otras víctimas de hoy (emigrantes, refugiados, víctimas de terremotos, víctimas de la política nuclear, víctimas del error judicial y la injusta condena a muerte, víctimas de la discriminación social, del sistema educativo, de la destrucción del entorno, etc…). Me temo que sea más fácil disimular, fingiendo que están presentes en el logotipo. Pero para eso habrá que aprender a reinterpretarlo en clave de víctimas.
En ese sentido, además de las misas del papa en Nagasaki y Toki, merece relevancia especial en los reportajes la ceremonia universal de Hiroshima, en contexto universal, a la vez interreligioso y laicalmente intercultural, donde Francisco prolongará el grito del “no” a la guerra de Juan Pablo II hace cuarenta años, lanzando desde Japón un mensaje al mundo entero por la paz y contra todo rearmamiento.
Pero volviendo al tema de hoy sobre la pluralidad eclesial, quisiera evitar que la lectura “diplomáticamente correcta” del logo impida percibir su impacto crítico y llamada a conversión.
Adolfo Nicolás: Efectivamente. Por eso no conviene quedarse en palabras bonitas sobre martirio, ecología, mariología y hasta Espíritu Santo. El rojo no es solo sangre de mártires, sino toda la sangre derramada por víctimas, desde trabajadores más o menos forzados de una central nuclear hasta condenados a pena capital por error judicial (como Iwao Hakamada, bautizado católico en prisión y recién liberado tras más de cuarenta años en el corredor de la muerte. ¡Ojalá le dejen saludar al Papa!), o excluidos y descartados por el sistema educativo, etc…
El verde no será solo de bellos paisajes con pino y bambúes o de jugar a ecología con solo plantar un arbolito, sino de dejar de tirar toneladas de alimentos a la basura.
El azul no será solo de casullas bordadas para fiesta mariana, sino de caer en la cuenta de cómo sufre trabaja y vive pobremente una inmensidad de personas en la dura vida del pesquero pobre, etc, etc…
Un hermano coadjutor jesuita, que ha trabajado muchos años en misión obrera en Japón, solía ofrecerse para llevar en coche de una casa a otra a los visitantes vaticanos que estaban de paso por Tokyo, y aprovechaba para dar un rodeo por los zonas suburbanas donde les mostraba el mundo de los sin techo y sin trabajo, y la otra cara detrás de los rascacielos de la globalización. A Francisco no le darán la oportunidad de ese paseo por razones de seguridad, pero él sabe “lo que hay detrás”, tanto en Tokyo como en Buenos Aires o Madrid y seguro que en más de un paréntesis dejará caer algún que otro toque de atención…
Juan Masiá: Esta lectura crítica del logotipo saca el mayor provecho de sus símbolos tan concretos. Pero, aunque suene a demasiado abstracto, yo quisiera recuperar la indicación de Adolfo Nicolás sobre la circularidad y profundidad, claves para el encuentro intercultural e interreligioso.
A veces se presenta en Occidente lo oriental y budista como si fuera una niebla oscura sospechosa de monismo difuminado. A veces se presenta en Oriente lo occidental y cristiano como si fuera un sol deslumbrante de desierto, sospechoso de dualismos y monoteísmos exclusivistas, piramidales y dominadores. Ambas exageraciones impiden el encuentro de Oriente y Occidente en el fondo de otro Oriente profundo: el de la “contemplación con el cuerpo entero en el lugar del Espíritu”, como dice el P. Kadowaki en El Zen y la Biblia. Tendremos que dedicar el post siguiente a la vida en la esfera del Espíritu y arraigando en la contemplación (Zen).
A.Nicolás: Ese era el primero de los cuatro puntos en común de budistas y cristianos, que venimos citando desde el primer día. Al Papa Francisco le importa mucho, porque en los tres documentos mencionados -Evangelii Gaudium, Amoris Laetitia y Laudato Si- dedica el capítulo final a la vida en el Espíritu. Es la asignatura pendiente para la inculturación de la espiritualidad interreligiosa. Tendrán que tomar en serio ese mensaje las facultades de teología y los seminarios de formación del clero en Japón, en los que esta tarea es urgente y necesitan que el Papa les estimule a no tener miedo de realizarla.