Semana Santa en Ejercicios ante el Cristo de Velázquez (1)


Domingo de Hosanna: Alabanza al que viene a liberar la creatividad de las criaturas


En el primer día de estos Ejercicios espirituales en Semana Santa, evocamos el Origen y Raíz de la vida –como en el Principio y Fundamento de Ignacio-, alabando, agradeciendo y dejándonos liberar. En cada instante presente estamos siendo creados por el Espíritu Creador que nos crea como creadores para que alabemos la creación, agradezcamos la vida y nos realicemos libremente como co-creadores: alabanza, gratitud y liberación es el sentido de la vida de las criaturas creadas para co-crear.

Nos alimentamos con la Palabra: Kôan bíblicos para leerlos con cuerpo y alma unimismados.


Génesis 1, 2: El aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas
Génesis 1, 1-25: Vió Dios que todo era bueno
Génesis 2, 7 El Señor Dios sopló aliento de vida y el barro se convirtió en ser viviente.
2 Co 4, 6 El mismo Dios que mandó a la luz brillar en la tiniebla, iluminó vuestras mentes para que brille en el rostro del Enviado la manifestación de la gloria divina.


Salmodia con el poema al Cristo de Velázquez (3,I), para meditar paseando:

La luz que te rodea es el espíritu
que fluye de tu Padre, el Sol eterno,
las tinieblas rompiendo, y a nosotros
de Tí, su luna en nuestra noche triste,
Espíritu de Dios que se movía
sobre el abismo de aguas tenebrosas
cuando mandó Quien es: “¡Hágase lumbre!;
y del seno brotó de las tinieblas
el Espíritu-Luz que de tu rostro
nos trae al corazón vivo trasunto
del Mismo a cuya imagen se nos hizo
y a cuya imagen, Tú, te hiciste lumbre.
Y esa luz es amor y ella nos funde;
nos funde y meje de tu iglesia eterna
la humanidad divina en las entrañas.
Viste la luz tu desnudez, diamante
de las aguas de encima de los cielos;
al tocar en tu cuerpo las tinieblas
se escarchan en blancor de viva luz!
Semana Santa ante el Cristo de Velázquez (2)

Lunes santo de Sanación y misericordia

En el segundo día de estos Ejercicios Espirituales en Semana Santa, contemplamos la maravilla del loto blanco, belleza florecida inesperadamente desde el fango, nos dejamos aceptar gratuitamente por la fuerza del Espíritu de Reconciliación que nos hace florecer, a la vez que asumimos la realidad del propio barro sin justificarla.

Reconocemos la sombra y reconocemos el llamado de la luz que nos inunda pedonando; sin obsesionarse con las negatividades, ni desperdiciar la gratitud. La gota de agua sucia, dijo el maestro, refleja la luna. Equivocación: creerse agua limpia. Mayor error: no percatarse de que la gota de agua sucia puede reflejar la luna.

Al filtrar agua, hay quien se queda mirando la suciedad recogida en el filtro, en vez de beber la que sale limpia. “La iluminación, dice la tradición budista, es como flor que brota inesperadamente a la vera del camino y nos sorprende cuando nos habíamos equivocado de sendero”.

Somos peores de lo que creen otras personas cuando nos valoran y aprecian. Somos mejores de lo que creen quienes nos minusvaloran. Y, desde luego, somos mejores de lo que nosotros mismos creemos. Lo descubrimos cuando alguien se fía de nosotros. Soy mejor de lo que creo cuando me autocondeno. Soy peor de lo que me creo cuando me autojustifico. Lo mejor de mi yo soy yo tal cual me ve quien, al mirarme, me crea.

Si descubrimos una instancia absoluta que nos acepta sin condiciones, tocamos fondo en lo mejor del propio fondo, donde somos más que nosotros mismos: somos re-creeados por el Espíritu Acogedor.

Nos alimentamos con la Palabra: Kôan bíblicos para leerlos con cuerpo y alma unimismados:

2 Corintios, 5, 21: Al que no supo de pecado, por nosotros lo trató como a pecador, para que nosotros, por su medio, fuéramos inocentes ante Dios.
Lucas 11, 34: Lámpara de la persona es la esplendidez.Cuand eres generoso, toda tu persona está luminosa. Si eres tacaño, tu persona está oscura.
Lucas 22, 61 El Señor, volviéndose, fijó la mirada en Pedro, que saliendo fuera lloró amargamente.



Salmodia con el poema al Cristo de Velázquez (3,III; 3,VII), para meditar paseando:


Con tu visión de amor a cuyo atisbo
nada se escapa, envuelves al pecado
y al perdonar al hombre de su culpa
no te perdonas a Tí mismo, el único
hijo del Hombre de pecado libre,
mas el único, Tú, que lo comprende.
Y así tomaste sobre Tí el pecado,
del bien y el mal la triste ciencia amarga,
la que te hace ser dios siendo al par hombre,
pues te has hecho pecado por nosotros,
y el cielo pueblas de almas que le arrancas
al mundo, de energías el ladrón. (3,III)

...Perdonas
solo mirando. ¡A Pedro le miraste
del gallo al canto, y él lloró su culpa
al ver tus ojos hartos de perdón! (3, VII)
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