Sexualidad de colegas de Jesús en la barca del Pescador

Me ha telefoneado una periodista que solicita entrevistar a alguna persona religiosa sobre celibato, sexualidad y religión. "¿Le importa contarnos cómo vive usted lo del celibato y la sexualidad?" " No sé si le servirá para su periódico". Acepto la invitación.

Vuelve a sonar el teléfono. La periodista quiere cerciorarse de que no me molestarán preguntas personales. Propone un cuestionario. Se titula “Vida sin sexo”. Le sugiero que, al menos, ponga ese titular entre interrogaciones. ¿Qué quiere decir “vida sin sexo”? ¿Vivir sin ejercitar la actividad sexual? ¿Vivir como si la sexualidad no existiera? ¿Vivir sin amar?… En todo caso, es demasiado ambiguo ese titular. Yo preferiría decir: ¿Cómo vivir la sexualidad en una opción religiosa por el celibato?

Pasamos al cuestionario. Mi primera reacción es decir a la periodista: ¡Qué difícil lo tienes! Yo lo tengo más fácil, proque son preguntas personales y basta con que te dé mi testimonio en dos palabras lo más sinceramente posible.Pero si lo que te digo no tiene morbo, lo tienes más difícil para editar que yo para responder.

He pasado a tutearla, porque deduzco por su modo de preguntar que es mucho más joven que yo. Una de las preguntas dice así: ” Antes de convertirse en sacerdote, ¿qué importancia tenía el sexo en su vida? Si mantenía relaciones sexuales como la mayoría de los jóvenes de su edad, ¿cómo vivió ese cambio?”

De esa pregunta se deducen tres cosas : 1) Que no sabe la edad que tengo. 2) Que no fue quinceañera en los años cincuenta(cuando el porcentaje de jóvenes de esa edad sexualmente activoos/as era muy distinto del de hoy). 3) Que si no aclaramos la diferencia de mundo y de lenguaje entre preguntas y respuestas, esta entrevista no vamos a saber cómo enfocarla. Es un reto para la periodista y para mí. Ella verá cómo afronta el reto con su habilidad editorial. Por mi parte, me decido a tratar el tema en mi blog. Le agradezco que haya servido de catalizadora y, a partir de hoy, empiezo una serie con ocasion de sus preguntas: la sexualidad y las relaciones humanas de personas “enredadas” en las redes del “lío” en que metió Jesús a los colegas de su movimiento.

La primera columna del serial se podría titular: “Célibes enredados en las las Redes de Jesús”.

Si el celibato por causa de Jesús se convierte en solteronía por egoísmo, no tiene sentido. Vivir sin ejercitar la relación sexual puede tener sentido, pero hay que dárselo día a día. Vivir sin amor y sin relaciones humanas es inhumano y deshumaniza…
(Proseguirá).
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