De la Strada al Stabat Mater
De la Strada al Stabat Mater
“Os seré propicio en Roma”. Así lo escuchó Ignacio de Loyola, percibiendo que la Madre “lo ponía con Jesús”. Así lo meditó el P.Arrupe ante la Virgen de la Strada. La manera de serle propicio fue la que ya el mismo Ignacio preveía en sus Ejercicios: “oprobios y menosprecios” (E. 146).
De Manila salió el P. Nicolás camino de Roma para tomar parte en la Congregación General 35 de los jesuitas, en la que ha salido elegido como nuevo Superior General: de Manila al Gólgota, primera estación de un Vía Crucis, en el que muchos jesuitas quisieran asumir el modesto papel del Cirineo.Primera estación: prendimiento en Roma. La diferencia es que aquí no ha intervenido ningún Judas.
Los jesuitas han recibido con alegría esta elección, en la línea del P. Arrupe y del Concilio Vaticano II. El Espíritu ha soplado. Cuando lo hace desde Oriente, su viento es de tifón; pero la lluvia de “agape-amor” cristiano y “karunâ-compasión” budista sabe “dulcificar” (como diría el P. Lamet) lo que supone, como en el caso de Arrupe, “una explosión en la Iglesia”.
Pero el profeta, cuando gana, pierde. Cuando lo crucifican, es cuando gana. En este momento, la frase apropiada para el P.Nicolás no es enhorabuena, porque no se trata de ningún premio. Ni “mucho ánimo” , porque no se trata de luchar contra nadie. Simplemente, “oramos contigo”, ahora es sólo el prendimiento, luego viene el Gólgota. Cuando se nuble la vista, desde esa atalaya de la cruz, donde se identifican (como en Único Vehículo del Buda) Descendimiento y Ascensión, Muerte y Vida, se entreverá que alguien permanece allí de pie: Stabat Mater...
Y a propósito de madres, una anécdota de la madre de Adolfo Nicolás. Sonó el teléfono, la voz dijo: “Le habla el cardenal Tarancón”.. Contestó doña Modesta, castellana castiza con buen humor: “Al habla la princesa de Asturias”. Responden desde el otro lado: “No, señora, que no es broma, que soy yo, Vicente Tarancón, que vengo de Manila de estar con Adolfo, le traigo un regalo de su parte.” Doña Modesta se pone nerviosa y tartamudea: “Ah, perdón señor...digo, perdón, reverencia, quiero decir, bueno, no sé si es usted reverencia o excelencia, lo que sea,...” “Tranquila, señora, su hijo me llama don Vicente y eso basta. Lo importante es que ha dado usted a la iglesia un hijo que es todo lo que necesitamos hoy. Vengo encantado de estar con él en Filipinas...” Me lo contó doña Modesta (q.e.p.d) mientras me daba a probar una deliciosa leche frita, protestando porque hacía tiempo que su hijo no venía por España. A su padre (q.e.p.d) le gustaba contar chistes malos. En cada visita nos repetía el mismo, jugando con su propio apellido (“Rico”) y el nombre de su esposa (“Modesta”) nos decía: Con un padre rico y una madre modesta, mi hijo va a heredar una mezcla buenísima. Así es, y falta que le hará ahora esa combinación de riqueza y pobreza, Poros y Penía. Menos mal que el P. Nicolás, buen imitador de Chaplin en la sobremesa de las convivencias, ha heredado el buen humor de sus padres. Eso será lo que suavice el camino de Manila al Gólgota.
La noticia de la elección del P. Nicolás, que hace años se preveía ya como futuro general, no ha sorprendido a quienes la esperaban y deseaban hacia tiempo. Ya cuando el P. Arrupe quiso adelantarse a cesar por edad, antes del golpe de su enfermedad, se hablaba del P. Nicolás como posible sucesor: abierto, pero equilibrado; profético, pero obediente; audaz, pero con discernimiento.Con inteligencia de claridad castellana, pero sin aristas (que por algo se criò en Cataluña, habla catalán y entiende de "seny").Con razón decía un amigo bloguero que a pesar de lo difícil de los tiempos, tendrían los jesuitas algún mirlo blanco en reserva... Alguien dijo hace años: “Será el siguiente Superior General, si hay un nuevo Papa”. Pero, a medida que se alargaba la vida de Juan Pablo II, muchos pensaban: “al P. Nicolás se le ha pasado la hora”. “Dios, qué buen vasallo, si oviese buen señor”, decía el Cantar de Mío Cid.
Cuando regresó de Roma, recién publicado su libro Teología del progreso (en editorial Sígueme, hoy quizás ya agotado, pidan a don Eduardo Ayuso que lo reedite), nos dió clase de escatología, centrado como su famoso maestro el P. Alfaro, en el tema "Esperanza cristiana y liberación humana" (Barc. 1972, lo traduje al japonés en 1981, para evitar malentendidos sobre teología de la liberación). El énfasis en la esperanza es un punto evangélico central,en el que estoy seguro que la sintonía con Benedicto XVI funcionará impecablemente: en lo esencial, unidad; en lo demás, libertad.
“Os seré propicio en Roma”. Así lo escuchó Ignacio de Loyola, percibiendo que la Madre “lo ponía con Jesús”. Así lo meditó el P.Arrupe ante la Virgen de la Strada. La manera de serle propicio fue la que ya el mismo Ignacio preveía en sus Ejercicios: “oprobios y menosprecios” (E. 146).
De Manila salió el P. Nicolás camino de Roma para tomar parte en la Congregación General 35 de los jesuitas, en la que ha salido elegido como nuevo Superior General: de Manila al Gólgota, primera estación de un Vía Crucis, en el que muchos jesuitas quisieran asumir el modesto papel del Cirineo.Primera estación: prendimiento en Roma. La diferencia es que aquí no ha intervenido ningún Judas.
Los jesuitas han recibido con alegría esta elección, en la línea del P. Arrupe y del Concilio Vaticano II. El Espíritu ha soplado. Cuando lo hace desde Oriente, su viento es de tifón; pero la lluvia de “agape-amor” cristiano y “karunâ-compasión” budista sabe “dulcificar” (como diría el P. Lamet) lo que supone, como en el caso de Arrupe, “una explosión en la Iglesia”.
Pero el profeta, cuando gana, pierde. Cuando lo crucifican, es cuando gana. En este momento, la frase apropiada para el P.Nicolás no es enhorabuena, porque no se trata de ningún premio. Ni “mucho ánimo” , porque no se trata de luchar contra nadie. Simplemente, “oramos contigo”, ahora es sólo el prendimiento, luego viene el Gólgota. Cuando se nuble la vista, desde esa atalaya de la cruz, donde se identifican (como en Único Vehículo del Buda) Descendimiento y Ascensión, Muerte y Vida, se entreverá que alguien permanece allí de pie: Stabat Mater...
Y a propósito de madres, una anécdota de la madre de Adolfo Nicolás. Sonó el teléfono, la voz dijo: “Le habla el cardenal Tarancón”.. Contestó doña Modesta, castellana castiza con buen humor: “Al habla la princesa de Asturias”. Responden desde el otro lado: “No, señora, que no es broma, que soy yo, Vicente Tarancón, que vengo de Manila de estar con Adolfo, le traigo un regalo de su parte.” Doña Modesta se pone nerviosa y tartamudea: “Ah, perdón señor...digo, perdón, reverencia, quiero decir, bueno, no sé si es usted reverencia o excelencia, lo que sea,...” “Tranquila, señora, su hijo me llama don Vicente y eso basta. Lo importante es que ha dado usted a la iglesia un hijo que es todo lo que necesitamos hoy. Vengo encantado de estar con él en Filipinas...” Me lo contó doña Modesta (q.e.p.d) mientras me daba a probar una deliciosa leche frita, protestando porque hacía tiempo que su hijo no venía por España. A su padre (q.e.p.d) le gustaba contar chistes malos. En cada visita nos repetía el mismo, jugando con su propio apellido (“Rico”) y el nombre de su esposa (“Modesta”) nos decía: Con un padre rico y una madre modesta, mi hijo va a heredar una mezcla buenísima. Así es, y falta que le hará ahora esa combinación de riqueza y pobreza, Poros y Penía. Menos mal que el P. Nicolás, buen imitador de Chaplin en la sobremesa de las convivencias, ha heredado el buen humor de sus padres. Eso será lo que suavice el camino de Manila al Gólgota.
La noticia de la elección del P. Nicolás, que hace años se preveía ya como futuro general, no ha sorprendido a quienes la esperaban y deseaban hacia tiempo. Ya cuando el P. Arrupe quiso adelantarse a cesar por edad, antes del golpe de su enfermedad, se hablaba del P. Nicolás como posible sucesor: abierto, pero equilibrado; profético, pero obediente; audaz, pero con discernimiento.Con inteligencia de claridad castellana, pero sin aristas (que por algo se criò en Cataluña, habla catalán y entiende de "seny").Con razón decía un amigo bloguero que a pesar de lo difícil de los tiempos, tendrían los jesuitas algún mirlo blanco en reserva... Alguien dijo hace años: “Será el siguiente Superior General, si hay un nuevo Papa”. Pero, a medida que se alargaba la vida de Juan Pablo II, muchos pensaban: “al P. Nicolás se le ha pasado la hora”. “Dios, qué buen vasallo, si oviese buen señor”, decía el Cantar de Mío Cid.
Cuando regresó de Roma, recién publicado su libro Teología del progreso (en editorial Sígueme, hoy quizás ya agotado, pidan a don Eduardo Ayuso que lo reedite), nos dió clase de escatología, centrado como su famoso maestro el P. Alfaro, en el tema "Esperanza cristiana y liberación humana" (Barc. 1972, lo traduje al japonés en 1981, para evitar malentendidos sobre teología de la liberación). El énfasis en la esperanza es un punto evangélico central,en el que estoy seguro que la sintonía con Benedicto XVI funcionará impecablemente: en lo esencial, unidad; en lo demás, libertad.