(Penitencia 4) Las meditaciones del cardenal Martini que originaron esta serie de posts insistían en el triple significado del confiteor: confesar la alabanza y gratitud; confesar la vida con sus luces y sombras; confesar la fe.
Recomendaba Martini: “Si me es difícil hacer la confesión breve, ¿por qué no probar a hacerla más larga?” Y siguuendo la sugerencia del Ordo poenitentiae propone escuchar juntos una palabra evangélica, orar juntos y reaccionar a ella según los tres pasos siguientes::
1. Confesión de alabanza.¿En qué he encontrado últimamente motivos para dar gracias? Reconocerlo es confesar la alabanza.
2. Confesión de la vida. ¿Cuáles han sido recientemente las luces y sombras en mi cotidianidad? ¿Sucedió algo que me pesa y quisera que no hubieraq sucedido? Reconocer ese “peso de los días” y pedir liberación es confesar la vida.
3. Confesión de fe. ¿Soy capaz de perdonarme a mí mismo y dejarme perdonar, creyendo en el perdón, con ese acto de confianza que me lleva más allá de las patologías de autocondenación o de las de autojustificación?
Realizar este camino, acompañada la persona por el ministerio del perdón, es lo que Martini llama "hacer el recorrrido del camino penitencial". Se sale de la celebración sacramental con alegría y paz. Ha muerto el confesionario torturador y ha resucitado el pacificatorio terapéutico y esperanzador.