¿Habrá "cuarta vía" en Cataluña?
Con seny y en sazón
En este blog, el pasado 27 de septiembre, (a sabiendas de que la propuesta era inviable) , pedí utópicamente que Rajoy y Puigdemont se arrodillasen a meditar en silencio y, pacificado el corazón con el Zen, se sentasen a dialogar sin condiciones. La propuestas era utópica e inviable.
La de González Fauss era más realista: dimisión de Rajoy y Puigdemont, como representantes de partidos corruptos, y convocación de elecciones generales y autonómicas, en las que ninguno de ellos se presentase.
No se realizó. No se evitó la DUI ni el 155. Ahora, de cara a las elecciones, nos bombardea la propaganda dualista. Enfrentan a la primera vía contra la segunda con el argumento apocalíptico: si gana el enemigo (cuya imagen construimos para aniquilarlo), se rompe el país o se hunde el proceso. Por otra parte, los medios, estadísticas y tertulianos se apresuran a apostar por la llamada vía media: sensato ciudadano con voto útil evita empates electorales.
Pere el problema de la tercera vía media es que no es vía media, porque no es vía, sino solo punto medio de compromiso que oculta el problema, en vez de caminar (sufriendo y gastando tiempo) por la cuarta vía para resolverlo.
El Camino de en medio (abreviado, DDD”) es un camino de discernimiento, diálogo y duración del esfuerzo por abrazar al contrario y dejarse transformar mutuamente hacia una meta que no monopolizará ninguna de las tres primeras vías.
Lo entiende bien la tradición budista del Camino de en medio (no un punto medio estático, sino un caminar juntos reconociendo diferencias.
Se entiende bien desde la tradición del seny catalán y el fruto en sazón castellano Asípiensa Alonso Quijano cuando despìerta del autoengaño.
Se entiende clarísimamente desde el Evangelio, que invita a situarse en el punto de mira amplio e imparcial (teleios) del Padre-Madre del Cielo que envía sol y lluvia sobre todos y todas sin discriminar (Mt 5, 43-48).
En ese punto de vista se situaba el obispo de Roma cuando exhortaba a los sinodales a confrontar fraternalmente las diferencias de la primera vía (inmovilista a ultranza) y la segunda vía (secesionista a ultranza), pero sin quedarse en la tercera vía, es decir, en el mero punto medio estático de compromiso.
Francisco, heredero del legado de los Ejercicios espirituales ignacianos, invita a caminar por la cuarta vía (DDD) del Discernimiento, el Diálogo y la Duración del proceso de conseguir a lo largo del camino la puesta en práctica de la alegría del amor (Amoris laetitia, cap 8: acompañar, discernir, integrar, y Evangelii gaudium, n. 222: “iniciar procesos, más que poseer espacios”).
Y al llegar aquí, me preguntan: Y tú, hablando claro, ¿què responderías a la pregunta por la independecia, sí o no? Pues yo no respondería, sino cambiaría la pregunta: ¿Estamos dispuestos a caminar por la cuarta vía, meditando en silencio y dialogando sin prejuicios? Quienes digan que sí le pueden dar el nombre de “proceso hacia la inter-independencia”.
La cuarta vía es el seny catalán y la sazón cervantina que disciernen la diferencia entre antaño y hogaño como Don Quijote ante la muerte.
La cuarta vía no elige maniqueamente entre el tupé de Bruselas y la barba de Madrid. Tampoco se aferra al afeitado perfecto de ambas mejillas o a la cosmética al alcance de cada ciudadano.
La cuarta vía no es independencia a ultranza, ni dependencia homogeneizadora. Tampoco es mera inter-dependencia (heteronomía disimulada con nombre de autonomía). La cuarta vía requiere un camino largo y penoso hacia un horizonte de auténtica “inter-independencia”
Por ejemplo, será largo y costoso el proceso (que mi generación no verá y probablemente la siguiente tampoco) hacia una auténtica inter-independencia, dentro de una utópica República de los Estados Unidos de Iberia, de sus diversos países: gallegos, vascos, catalanes, levantinos, andaluces, etc (interrumpiendo con un etc la enumeración para que no quede lugar a exclusiones).
Deseo a lectores y lectoras que eduquen a sus nietos con esta mentalidad de la cuarta vía, para que surjan políticos a la altura de los tiempos que puedan redactar (no simplemente reformar) con seny y cuando el fruto esté en sazón, la Constitución que requieran en su día los diversos países hermanos de esta nación de naciones que hemos llegado a hacer, pero necesitaremos reconstruir.
Reconozcámonos herederos, geográfica e históricamente, de la tradición que nos hace hermanos, así como de las penosas rencillas familiares y la vulnerabilidad de enfrentamientos fraternos, acosados por fantasmas de contiendas civiles...
En este blog, el pasado 27 de septiembre, (a sabiendas de que la propuesta era inviable) , pedí utópicamente que Rajoy y Puigdemont se arrodillasen a meditar en silencio y, pacificado el corazón con el Zen, se sentasen a dialogar sin condiciones. La propuestas era utópica e inviable.
La de González Fauss era más realista: dimisión de Rajoy y Puigdemont, como representantes de partidos corruptos, y convocación de elecciones generales y autonómicas, en las que ninguno de ellos se presentase.
No se realizó. No se evitó la DUI ni el 155. Ahora, de cara a las elecciones, nos bombardea la propaganda dualista. Enfrentan a la primera vía contra la segunda con el argumento apocalíptico: si gana el enemigo (cuya imagen construimos para aniquilarlo), se rompe el país o se hunde el proceso. Por otra parte, los medios, estadísticas y tertulianos se apresuran a apostar por la llamada vía media: sensato ciudadano con voto útil evita empates electorales.
Pere el problema de la tercera vía media es que no es vía media, porque no es vía, sino solo punto medio de compromiso que oculta el problema, en vez de caminar (sufriendo y gastando tiempo) por la cuarta vía para resolverlo.
El Camino de en medio (abreviado, DDD”) es un camino de discernimiento, diálogo y duración del esfuerzo por abrazar al contrario y dejarse transformar mutuamente hacia una meta que no monopolizará ninguna de las tres primeras vías.
Lo entiende bien la tradición budista del Camino de en medio (no un punto medio estático, sino un caminar juntos reconociendo diferencias.
Se entiende bien desde la tradición del seny catalán y el fruto en sazón castellano Asípiensa Alonso Quijano cuando despìerta del autoengaño.
Se entiende clarísimamente desde el Evangelio, que invita a situarse en el punto de mira amplio e imparcial (teleios) del Padre-Madre del Cielo que envía sol y lluvia sobre todos y todas sin discriminar (Mt 5, 43-48).
En ese punto de vista se situaba el obispo de Roma cuando exhortaba a los sinodales a confrontar fraternalmente las diferencias de la primera vía (inmovilista a ultranza) y la segunda vía (secesionista a ultranza), pero sin quedarse en la tercera vía, es decir, en el mero punto medio estático de compromiso.
Francisco, heredero del legado de los Ejercicios espirituales ignacianos, invita a caminar por la cuarta vía (DDD) del Discernimiento, el Diálogo y la Duración del proceso de conseguir a lo largo del camino la puesta en práctica de la alegría del amor (Amoris laetitia, cap 8: acompañar, discernir, integrar, y Evangelii gaudium, n. 222: “iniciar procesos, más que poseer espacios”).
Y al llegar aquí, me preguntan: Y tú, hablando claro, ¿què responderías a la pregunta por la independecia, sí o no? Pues yo no respondería, sino cambiaría la pregunta: ¿Estamos dispuestos a caminar por la cuarta vía, meditando en silencio y dialogando sin prejuicios? Quienes digan que sí le pueden dar el nombre de “proceso hacia la inter-independencia”.
La cuarta vía es el seny catalán y la sazón cervantina que disciernen la diferencia entre antaño y hogaño como Don Quijote ante la muerte.
La cuarta vía no elige maniqueamente entre el tupé de Bruselas y la barba de Madrid. Tampoco se aferra al afeitado perfecto de ambas mejillas o a la cosmética al alcance de cada ciudadano.
La cuarta vía no es independencia a ultranza, ni dependencia homogeneizadora. Tampoco es mera inter-dependencia (heteronomía disimulada con nombre de autonomía). La cuarta vía requiere un camino largo y penoso hacia un horizonte de auténtica “inter-independencia”
Por ejemplo, será largo y costoso el proceso (que mi generación no verá y probablemente la siguiente tampoco) hacia una auténtica inter-independencia, dentro de una utópica República de los Estados Unidos de Iberia, de sus diversos países: gallegos, vascos, catalanes, levantinos, andaluces, etc (interrumpiendo con un etc la enumeración para que no quede lugar a exclusiones).
Deseo a lectores y lectoras que eduquen a sus nietos con esta mentalidad de la cuarta vía, para que surjan políticos a la altura de los tiempos que puedan redactar (no simplemente reformar) con seny y cuando el fruto esté en sazón, la Constitución que requieran en su día los diversos países hermanos de esta nación de naciones que hemos llegado a hacer, pero necesitaremos reconstruir.
Reconozcámonos herederos, geográfica e históricamente, de la tradición que nos hace hermanos, así como de las penosas rencillas familiares y la vulnerabilidad de enfrentamientos fraternos, acosados por fantasmas de contiendas civiles...