Las familias desprotegidas -Borrador del Sínodo a dos colores (1)-

(El borrador de trabajo -Instrumentum laboris- del Sínodo se ha publicado en dos fuentes; cursiva:lo incorporado del Sínodo anterior, y ordinaria:lo añadido para el próximo. Aquí distinguiremos más bien, con dos colores en ambos párrafos, la mentalidad reformadora y la tradicionalista. Subrayamos en dorado la primera: histórica y experiencial, hermenéutica, antropológica y evangélica. En rojo, la segunda: escrúpulos dogmatizantes, sutilezas canonistas o exégesis literales fundamentalistas).

Comienza la introducción constatando los desafíos que deben afrontar hoy las familias. Primero, ver la realidad, para después juzgar y actuar, discernir el destino de las familias, pensar su misión y comprometerse con su transformación. El Sínodo (como la Gaudium et spes del Vaticano II) quiere hacer suyas las fatigas, gozos y esperanzas de tantas familias, más vulneradas y vulnerables que nunca, pero menos apoyadas por la sociedad.

Subrayamos, en dorado, en el capítulo primero, la referencia a las causas culturales, sociales o políticas de dicha desprotección.

“Eventos traumáticos como los conflictos bélicos, la eliminación de los recursos, los procesos migratorios, inciden de manera creciente en la calidad afectiva y espiritual de la vida familiar y ponen en riesgo las relaciones dentro de la familia... Asimismo se debe hablar de las graves contradicciones generadas por el peso de políticas económicas desconsideradas, al igual que de la insensibilidad de políticas sociales, incluso en las llamadas sociedades del bienestar. En particular, el peso cada vez mayor del mantenimiento de los hijos, así como el enorme agravamiento de las tareas subsidiarias del cuidado social de enfermos y ancianos, de hecho delegados a las familias, constituyen una auténtica y enorme carga que pesa sobre la vida familiar".

"Si se añaden los efectos de una coyuntura económica desfavorable, de naturaleza bastante ambigua, y el creciente fenómeno de la acumulación de riqueza en manos de pocos y de la distracción de recursos que deberían ir destinados al proyecto familiar, el cuadro de empobrecimiento de la familia se perfila todavía más problemático”.

Subrayamos, sin embargo, con rojo, algunas alusiones hechas de paso, sin que fueran necesarias en el contexto del capítulo:

Al enumerar circunstancias sociales de efecto negativo sobre la institución familiar, se mencionan “las teorías según las cuales se debe afirmar la identidad personal y la intimidad afectiva en una dimensión radicalmente desvinculada de la diversidad biológica entre varón y mujer..."

"Al mismo tiempo, sin embargo, se quiere reconocer a la estabilidad de una pareja instituida independientemente de la diferencia sexual la misma titularidad de la relación matrimonial intrínsecamente vinculada a los roles paterno y materno, definidos a partir de la biología de la generación...”

Parece como si quisieran desde el comienzo asegurarse de dejar cerrada la puerta para cualquier tratamiento acogedor y reconocedor de matrimonios igualitarios u otras situaciones similares.

Tampoco parecen pertinentes (al comienzo del documento y sin haber tratado los respectivos problemas), las afirmaciones que descartan de un plumazo determinadas perspectivas sobre feminidad o maternidad. Lápiz rojo, por tanto, también a las líneas siguientes:

“Una cierta visión del feminismo, que considera la maternidad un pretexto para la explotación de la mujer y un obstáculo a su plena realización... una tendencia creciente a concebir la generación de un hijo como un instrumento para la afirmación de sí mismos, que hay que obtener con cualquier medio”.

(Reconozcamos en voz baja y con letra pequeña, que el Instrumentum laboris, como otros documentos de magisterio eclesiástico convertidos en diplomacia eclesiástica, padece la patología de los textos de consenso pactados entre posturas cognitivas incompatibles).

(Continuará)
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