No tengan miedo a Nuevas Espiritualidades

Sin miedo a nuevas formas de espiritualidad compartida, la comunidad interreligiosa medita y contempla compartiendo liturgia trinitaria.

Sin miedo a compartir inter-religiosamente la búsqueda espiritual, un grupo mixto cristiano-budista se reúne en la Casa de Oración para pasar tres días de Ejercicios corpóreo-espirituales.

Intercambian prácticas de “nuevas formas de espiritualidad” que, en realidad, no son tan nuevas; más bien de arraigo tradicional, como el uso de la memoria, la imaginación y el silencio en la contemplación ignaciana de los misterios evangélicos o en la contemplación icónica budista ante el retablo-mándala de Budas y bodisatvas del espléndido auto sacramental que escenifica el Sutra del Loto.

Para quienes venían de una tradición familiarizada con “los tres cuerpos del Buda”: histórico, glorificado y eterno” no fue difícil sintonizar con la meditación sobre la carta a la iglesia de Éfeso: “Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesús el Cristo, que, por medio de su Enviado, nos ha bendecido desde el cielo con toda clase de bendiciones del Espíritu.

Para quienes venían de una tradición de fe trinitaria (lejos de terrorismos monoteistas, relativismos politeistas y monismos panteistas) también ha sido fácil sintonizar con la meditación sobre los “tres cuerpos de Buda”, que sugería una manera de expresar en términos de cultura y religiosidad Mahayana lo central de una fe trinitaria en un Misterio Absoluto Único.

Estas experiencias de espiritualidad compartida trans-religiosamente son momentos fuertes de iluminación con Jesús en el Tabor o con Shakamuni en Pico del Águila. Pero, sin plantar tiendas en esas cimas, hay que descender del monte y retornar al camino de la convivencia cotidiana: agápe y dikaiosyne, para proseguir la práctica de la compasión liberadora.
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