En vez de "marines del Papa", "colegas de Jesús"
Atinado el reportaje (El País, 10-X) sobre jesuitas. La Compañía podría firmar su 99 por ciento, con otro títular. “Marines” huele a “guerra preventiva” y, por tanto, “tufillo de Satanás”: como diría Ignacio, “cola serpentina”. Mejor “colegas” del Jesús que trajo esperanza y liberación a oprimidos y opresores, al precio de ser ajusticiado por el orden política y religiosamente “correcto”.
Cierto que desde antiguo se habló de “caballería ligera”; por ligera, más que por caballería. Es metáfora de movilidad para acudir rápidamente donde hace falta. Hoy la comparación sería con las ambulancias del SAMUR.
En septiembre del 74, durante una reunión de jesuitas en Loyola, el P. Arrupe se cruzó conmigo en un pasillo por la noche. Silencio de la hora de Completas. Me limité a una inclinación de cabeza a la japonesa; pero él rompió el silencio. Jugueteando con el llavero, me lo puso ante los ojos: “¿Qué es esto?”. “Una llave, Padre”. “Eso es, la llave, la clave... No te pierdas la conferencia de mañana, que es la clave”.
Al día sigiente tuvo una de sus mejores charlas sobre la movilidad y disponibilidad en y para la misión “Esa es, dijo, la clave de los Ejercicios, de las Constituciones de la Compañía y de acompañar a Jesús, con Él, para su obra y por su camino en el mundo de hoy”.
Por eso la vinculación especial al Papa es para la misión, no para una lealtad de vasallaje adulador.
Por eso, como explicó el P. Kolvenbach desde el comiento de su cargo, el sentir “con” la iglesia incluye el sentir y disentir “en” la iglesia. Por eso hay ocasiones en que, para salvar al Papa de su Curia y de “algunos” cardenales, obispos o comunidades fundamentalistas, hay que saber disentir respetuosa y cariñosamente.
Cierto que desde antiguo se habló de “caballería ligera”; por ligera, más que por caballería. Es metáfora de movilidad para acudir rápidamente donde hace falta. Hoy la comparación sería con las ambulancias del SAMUR.
En septiembre del 74, durante una reunión de jesuitas en Loyola, el P. Arrupe se cruzó conmigo en un pasillo por la noche. Silencio de la hora de Completas. Me limité a una inclinación de cabeza a la japonesa; pero él rompió el silencio. Jugueteando con el llavero, me lo puso ante los ojos: “¿Qué es esto?”. “Una llave, Padre”. “Eso es, la llave, la clave... No te pierdas la conferencia de mañana, que es la clave”.
Al día sigiente tuvo una de sus mejores charlas sobre la movilidad y disponibilidad en y para la misión “Esa es, dijo, la clave de los Ejercicios, de las Constituciones de la Compañía y de acompañar a Jesús, con Él, para su obra y por su camino en el mundo de hoy”.
Por eso la vinculación especial al Papa es para la misión, no para una lealtad de vasallaje adulador.
Por eso, como explicó el P. Kolvenbach desde el comiento de su cargo, el sentir “con” la iglesia incluye el sentir y disentir “en” la iglesia. Por eso hay ocasiones en que, para salvar al Papa de su Curia y de “algunos” cardenales, obispos o comunidades fundamentalistas, hay que saber disentir respetuosa y cariñosamente.