Obispo de Iquique (Chile) reflexiona sobre la guerra que alcanza al extremo sur del planeta Mons. Isauro Covili: con la guerra pierde toda la humanidad y la Casa Común que nos hospeda
"En nuestra Casa Común todo está conectado; estamos más vinculados que nunca por los medios de comunicación, por medio de la cultura, la economía, las grandes empresas, el turismo, las vivencias religiosas, los procesos de movilidad humana y, a la vez, podemos sorprendernos más aislados y muchos sin redes de apoyo”
El obispo pidió “bajar el tono de las profecías del desastre, y pasar del modo de pánico al de perplejidad. El pánico es una forma de arrogancia, proviene de la sensación vanidosa de que el hombre sabe exactamente hacia donde se dirige el mundo. La perplejidad es más humilde y, por tanto, más perspicaz"
| Aníbal Pastor N. Corresponsal en Chile.
El obispo de Iquique, Isauro Covili, cuya diócesis se ubica en pleno Desierto de Atacama, el lugar no polar más árido de la Tierra, con graves problemas sociales y que enfrenta el fenómeno de migración como puerta de entrada a Chile de nacionales de América Latina, manifestó su preocupación por la guerra de Israel-Hamas “y otras situaciones de guerra o de conflicto armado, en varias partes del mundo, como también tantos actos violentos en el país y en nuestra Región de Tarapacá”.
Desde el extremo sur del planeta, el obispo escribió al Pueblo de Dios de su diócesis sobre los últimos acontecimientos bélicos en el planeta, y señaló que “es justo y necesario tener presente que una guerra nadie la gana, sino con ella toda la humanidad y la Casa Común que nos hospeda, pierde el planeta se empobrece y aniquila, quedando resentido con variadas secuelas”.
En su carta titulada “Señor, haznos instrumentos de tu paz”, añadió que “a lo mejor los poderosos de este mundo logran ‘ganar’ cierto poder y control y la mayoría padece las consecuencias de su dominio avasallador, quedando desplazados, sin alimento, sin casa, sin protección, sin derecho a vivir humanamente. Una cosa es cierta, el dolor y el sufrimiento queda grabado en toda la humanidad y de forma especial en las víctimas, los pobres y descartados”.
“En cualquier parte del mundo -continuó- cuando se vive en situaciones paupérrimas, cuando hay desencantos, rabias e injusticias acumuladas y traspasadas de generación en generación, posibilita muchas veces, estemos de acuerdo o no, emergen grupos armados, guerrilleros, terroristas contra Estados fuertes, opresores y causantes de situaciones inhumanas”.
A pesar de eso, el obispo Covili, religioso franciscano, manifestó “con claridad que toda guerra, toda violencia -incluso la que ocurre en el hogar-, todo grupo terrorista o la organización violenta que sea es condenable, porque no hay razones para la violencia. Cuando se piensa que la violencia puede solucionar algún conflicto, eso habla muy mal de nosotros mismo”, indicó.
Considerando la globalización del mundo de hoy, el obispo de Iquique dijo que “si abrimos nuestros ojos y oídos nos daremos cuenta de que lo que pasa en una parte del planeta, sea considerado como positivo o negativo, a todos nos afecta. En nuestra Casa Común todo está conectado; estamos más vinculados que nunca por los medios de comunicación, por medio de la cultura, la economía, las grandes empresas, el turismo, las vivencias religiosas, los procesos de movilidad humana y, a la vez, podemos sorprendernos más aislados y muchos sin redes de apoyo”.
En otro acápite, pidió “bajar el tono de las profecías del desastre, y pasar del modo de pánico al de perplejidad. El pánico es una forma de arrogancia, proviene de la sensación vanidosa de que el hombre sabe exactamente hacia donde se dirige el mundo. La perplejidad es más humilde y, por tanto, más perspicaz. Lo cierto es que no entendemos del todo lo que está ocurriendo en el mundo, y a partir de ahí, es tarea de todos buscar soluciones posibles para los que enfrenta la humanidad y el planeta”.
“Hagamos nuestra, creyentes y civiles, esta petición de Francisco de Asís “hacernos instrumentos de paz” construyamos siempre diálogo con escucha activa, convivencia respetuosa, amistad social y cívica”, concluyó.
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