Análisis de declaraciones en Fiestas Patrias Obispos chilenos recuperan poco a poco la voz y buscan ser oídos en la defensa de los Derechos Humanos
"Nosotros como Iglesia Católica estamos disponibles para prestar ese servicio de recibir la información y entregarla adecuada y anónimamente a las autoridades", expresó el cardenal Celestino Aós que generó un sin fin de reacciones positivas en favor de su llamado
Así, los hechos ocurridos en Fiestas Patrias fueron poco a poco reposicionando a la jerarquía eclesial con una voz más oída a nivel de opinión pública
La conformación de un episcopado más oído, ahora -a más de 50 años del Golpe de Estado- sigue estando en manos del papa Francisco
La conformación de un episcopado más oído, ahora -a más de 50 años del Golpe de Estado- sigue estando en manos del papa Francisco
| Aníbal Pastor N. Santiago de Chile
La conmemoración de los 50 años del golpe de Estado cívico y militar estuvo a punto de pasar de modo intrascendente luego de que, durante algunos críticos meses, primaran dos factores clave: la realización una serie de desinteligencias gubernamentales que no habían considerado las opiniones de las agrupaciones de los derechos humanos, y sobre todo, el creciente negacionismo de los sectores más conservadores de Chile, que añoran el pinochetismo y que fueron fortalecidos a partir del plebiscito de hace un año, en el que fue rechazado el proyecto de la Convención Constitucional por una gran mayoría ciudadana.
Los hechos ocurridos en Fiestas Patrias fueron poco a poco reposicionando a la jerarquía eclesial con una voz más escuchada a nivel de opinión pública la cual, de modo simple, y casi ingenuo a veces, llena de eufemismo en otras, empieza a emerger luego de un largo período en que no ha sido oída por el país, aun cuando siempre ha emitido orientaciones, declaraciones y cartas pastorales.
Este silencio público se ha debido a la tendencia secular creciente en el mundo, de la que Chile no escapa, y aumentada en este país, por el rechazo absoluto de la ciudadanía a los casos de abusos clericales de toda especie, y cuyas consecuencias se observan con claridad en la asistencia a los templos que cada día es más caracterizada por la presencia de migrantes que de nacionales, quienes muestran más agrado que los chilenos por liturgias tradicionalistas.
Llamado del Cardenal Aós
Sin embargo, Celestino Aós, el cardenal arzobispo de Santiago, un sacerdote capuchino, nacido en Artaiz (Navarra, España), profesor y psicólogo y a quien le resulta mejor escuchar que hablar, fue nombrado arzobispo de Santiago por el papa Francisco, el 27 de diciembre de 2019. Al año siguiente cumplió los 75 años y el 28 de noviembre del 2020, recibió la birreta cardenalicia y el título de cardenal presbítero de Santos Nereo y Aquileo, en el Consistorio que se celebró en el interior de la Basílica de San Pedro.
Esto mismo, despierta preguntas en algunos clérigos y laicos que denotan impaciencia y hasta severas críticas a la permanencia de don Celestino en la principal diócesis del país.
Pero la verdad es que a sus 78 años sigue gobernando esta iglesia con el apoyo de sus nuevos obispos auxiliares, y sobre todo, en la etapa posterior a la salida del obispo, vicario general, Cristián Roncaliollo, quien fue acusado de abusos de poder y que se halla actualmente fuera del país.
De este modo, monseñor Aós ha ido perfilando mejor su relato en dos temas clave: la construcción de la sinodalidad en la iglesia, y la defensa de la dignidad humana, y en consecuencia, de los derechos humanos. La presencia del nuevo vicario general, obispoAlberto Lorenzelli ha sido un sostén determinante para el arzobispo Aós. La alocución del cardenal Celestino a los religiosos y religiosas de Chile, el pasado mes de agosto, se inscribe -por ejemplo- en este necesario giro.
Lo más claro, sin embargo, lo constituyó el homenaje al Comité Pro Paz y a la Vicaría de la Solidaridad en el Te Deum de Fiestas Patrias de este reciente 18 de Septiembre.
En su homilía, donde luego de exigir el respeto a la vida humana en todas sus expresiones, desde la misma concepción, dado el tema sobre el aborto en la redacción de la nueva carta fundamental, el cardenal Aós fue claro y contundente ante el país para reclamar el paradero de los detenidos desaparecidos, bajo el asombro de los políticos de derecha. Además, ofreció los oficios de la Iglesia para ello.
“Hagamos de Chile un país de la vida", dijo el arzobispo en su primer argumento. "Donde cada ser concebido pueda ser gestado y nazca dignamente. Que viva dignamente, que muera de muerte natural dignamente. Que cada uno pueda nacer, vivir y morir humanamente, con dignidad. Alabado seas mi Señor, por todas tus criaturas”, comenzó expresando.
Y luego de referirse al daño que provocan quienes aterrorizan con la violencia o que solo se preocupan de su éxito o de su bienestar, o de simplemente de quienes no estudian y reducen la educación a la instrucción, dijo:
“Hacen daño quienes ven sufrir a hermanas y hermanos porque no conocen la verdad acerca de sus familiares detenidos o desaparecidos. En este día rezamos por los que hacen daño con sus omisiones. Suplicamos a Dios y les suplicamos a ellos. Convierte, Señor, sus corazones para que entreguen la información que puedan tener. Hermanos que tienen informaciones, les pedimos por el bien de los familiares que sufren y por el bien de ustedes mismos, que compartan esos datos, de la mejor forma. Nosotros como Iglesia Católica estamos disponibles para prestar ese servicio de recibir la información y entregarla adecuada y anónimamente a las autoridades".
“Nosotros como Iglesia Católica estamos disponibles para prestar ese servicio de recibir la información”, fue la frase que marcó el resto de las Fiestas Patrias y, asumiendo una postura clara en coherencia con la posición histórica de la Iglesia chilena, enterró los argumentos negacionistas de los políticos de derecha.
Reacciona el Presidente de la República
El Presidente de la República, Gabriel Boric, a quien se le vio cómodo y alegre en el Te Deum, se hizo rápidamente eco de este llamado que consideró "muy potente”.
Boric, al regresar al Palacio de La Moneda, ofreció una conferencia de prensa en que señaló: “creo que el obispo (Aós) ha hecho una invitación muy potente en esa línea" y abundó en el Plan de Búsqueda de más de mil cien personas que aún siguen siendo detenidos desaparecidos y que ha impulsado desde el Estado pues este ha tenido la primera responsabilidad en dichos desaparecimientos en las últimas cinco décadas.
También las Fuerzas Armadas
Pero no solo eso.
El actual comandante en jefe del Ejército, general Javier Iturriaga del Campo, en la transmisión televisiva de desfile militar del 19 de Septiembre, que tuvo lugar con presencia de las máximas autoridades del Estado y en honor a las glorias de la institución de lidera, fue consultado respecto del llamado hecho por el cardenal Celestino Aós. Iturriaga señaló:
“El Ejército hoy día está compuesto por una generación que no vivió el 11 de Septiembre. Yo como uno de los más viejos, tenía recién 7 años. Por lo tanto, lo que a nuestra generación le corresponde es hacerse cargo del pasado y cooperar con la Justicia en todo lo que se nos exija”.
Y aunque descartó que la institución castrense tenga más información que entregar, añadió que “el Ejército va a colaborar con todo lo que sea posible para tener un país de hermanos, un país fraternal, para que tengamos una reconciliación lo antes posible". "Queremos que todos los chilenos se sientan orgullosos de su Ejército", concluyó el general.
Y antes, en agosto pasado, según CIPER, el Centro de Investigaciones Periodísticas de mayor confiabilidad profesional, dio cuenta que el antecesor del general Iturriaga en la comandancia del Ejército hasta 2022, el general Ricardo Martínez Menanteau, criticó duramente lo acontecido durante la dictadura encabezada por Augusto Pinochet en el libro que lanzó hace 20 días. Aquí el excomandante criticó la misión de la comitiva que encabezó el general Sergio Arellano Stark, conocido como la “Caravana de la Muerte” y además condenó las torturas y las desapariciones de detenidos. Dijo que su objetivo era destacar episodios que “en muchos casos, vulneraron ciertos preceptos morales individuales e institucionales y principios de responsabilidad militar”.
Estas declaraciones marcan una línea que complementa el almirante, Juan Andrés de la Maza, comandante en jefe de La Armada, quien visitó junto a algunas víctimas sobrevivientes la Isla Dawson, en el extremo austral de Chile, que fue usada por la dictadura como campo de concentración. De la Maza dijo:
"Nunca más, que estos hechos no ocurran nunca más. Ni aquí y ojalá en ninguna parte del mundo, estos son condenables, los hechos todos, en cualquier parte del mundo".
Obispos en una misma línea
Pero no sólo el cardenal Aós ha hablado, firme y claro desde el púlpito.
El arzobispo de Concepción y miembro del Comité Permanente del Episcopado, Fernando Chomalí, en el Te Deum realizado en su diócesis, exhortó a convertir “el tiempo que nos ha tocado vivir como país en una gran oportunidad para fortalecer la democracia, el valor del ser humano desde que es concebido hasta su muerte natural, la capacidad de reconocer lo valioso que hay en el otro y la hidalguía para buscar lo que es bueno, verdadero, justo y sobre todo lo que privilegie al más necesitado. Como Arzobispo de Concepción, siempre estaré para acompañarlos en esta noble tarea porque nuestro Chile querido que tanto amamos lo merece”. Chomalí ha tenido varias intervenciones en el último tiempo en defensa de los derechos humanos y el “nunca más”.
Por su parte, el obispo de Chillán, Sergio Pérez de Arce, y Secretario General de la Conferencia Episcopal, en el Te Deum del 18 de Septiembre que realizó con la presencia de una delegación de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, dijo que
“los obispos de Chile destacamos algunos valores y aprendizajes que la memoria de los 50 años nos puede aportar para nuestro presente y futuro: el respeto de la persona humana que exige el cuidado irrestricto de los derechos humanos; el cuidar y perfeccionar la democracia, renunciando absolutamente a la violencia política y al quiebre institucional como solución de nuestras divergencias; el diálogo y el acuerdo social y político como base para la construcción de un proyecto común de país; y la reconciliación como nuestra más urgente tarea, para caminar como una sociedad que no niega sus diferencias, pero las integra en un proyecto compartido sobre la base de la verdad, la justicia, el perdón y la fraternidad”.
En el norte del país, en Iquique, su obispo Isauro Covili, en su liturgia patria expresó. "hago un llamado a hacer un compromiso total e intransable para que Nunca Más sucedan en nuestra querida patria situaciones de tanto dolor y de atrocidades que atenten contra la vida e integridad de ningún chileno. Para que nunca más en nuestro país los desacuerdos políticos sean resueltos a través de la violencia".
También en el norte chileno, Ricardo Morales, obispo de Copiapó, miembro del Comité Permanente, señaló en su liturgia de Fiestas Patrias que “sabemos bien qué pasa cuando el poder se separa del derecho. Hemos hecho memoria esta última semana de los 50 años del golpe de Estado... Cuántas violaciones a los derechos humanos de tantos chilenas y chilenos, cuánta tortura, exilio, desapariciones, cuánto horror, cuántos recursos de amparo que jamás fueron atendidos, cuánta injusticia, el poder separado del derecho, de lo justo” y recalcó que “todavía hoy podemos experimentar esa injusticia, cuando familias, madres, hijas, no pueden saber qué pasó con esos familiares que desaparecieron en la dictadura más atroz que ha vivido Chile. Maridos que una noche fueron tomados de improviso de sus casas y hasta el día de hoy no se sabe dónde están”.
Por eso, felicitó al Gobierno de Chile por el lanzamiento del Plan Nacional de Búsqueda “que busca esclarecer las circunstancias de desaparición y/o muerte de las personas víctimas de desaparición forzada, de manera sistemática y permanente. Todavía podemos hacer algo, todavía podemos dar paz a una familia”.
Otras voces episcopales
Incluso, obispos que se caracterizan por asumir posturas más conservadoras, en esta oportunidad formularon homilías coherentes con sus hermanos en el episcopado.
El arzobispo de Antofagasta, Ignacio Ducasse, señaló que “la libertad requiere de una mirada a los ojos, honesta y transparente, unos a otros. Debemos llamarnos por nuestros nombres verdaderos, para aprender de nuevo a ponerle nombre, forma, colores y fondo a la ciudad que soñamos, al país que buscamos. Sólo en un diálogo franco y respetuoso podremos volver a cimentar pilares sólidos sobre los cuales edificar un país y una región que progrese a escala humana, poniendo en el centro la dignidad de las personas y el bien de los más vulnerables”, manifestó.
En Talca, el obispo Galo Fernández, llamó al “compromiso por el cuidado y perfeccionamiento de la democracia. Las gravísimas consecuencias del quiebre de la democracia nos deben llevar a cuidar de ella con el mayor esmero (…) El valor del diálogo, es imprescindible resguardar el clima de diálogo que comienza por el reconocimiento del interlocutor, que puede ser un adversario, pero nunca un enemigo (…) Trabajar por la paz y la reconciliación. La Paz que nos ofrece Jesucristo no elude los conflictos. Ella brota de la verdad, la justicia y sobre todo del vínculo de la caridad”.
Otro exponente de la misma línea episcopal, el arzobispo de Puerto Montt, Fernando Ramos, dijo en Fiestas Patrias: “Hace pocos días conmemorábamos los 50 años del Golpe de Estado que vivimos en nuestro país. Es una fecha que nos divide no solo por lo que se vivió en un día, sino también por una gran cantidad de acontecimientos que precedieron y siguieron después. En estos acontecimientos, la lógica del enfrentamiento primó frente a la lógica del entendimiento y, como consecuencia, el dolor y el sufrimiento atravesaron el alma de nuestro país. Todavía hoy, hay mucha gente que lleva el peso de haber sufrido en carne propia la furia de esos años y que se manifestó en destrucción material, agresiones verbales y físicas, vulneración de derechos fundamentales, destierro y muerte. Incluso, todavía hoy hay personas que siguen buscando a sus seres queridos, desaparecidos hace décadas, y no encuentran ninguna respuesta”, sostuvo.
"Nunca Más"
Pero más allá de estas declaraciones que, en su conjunto, sin duda, son un paso que hay que valorar, lo más importante es la incidencia que la jerarquía de la Iglesia católica pueda tener en el quehacer nacional, especialmente en esta materia de búsqueda de los detenidos desaparecidos para hallar la anhelada reconciliación del país, poniendo el valor de la defensa de la democracia al mismo nivel que el "nunca más".
Pero la conformación de un episcopado más oído, ahora -a más de 50 años del Golpe de Estado- sigue estando en manos del papa Francisco.
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