Iglesia en Chile, a los 50 años del Golpe de Estado: "Es Tiempo de Agradecer" Reconocimiento y gratitud a 200 agentes de pastoral que se comprometieron con los derechos humanos
El acto llamado “Es Tiempo de Agradecer”, asistieron 150 personas y se realizó en el auditorium del Museo de la Memoria en Santiago de Chile
Este fue “un acto profundamente emotivo para los presentes e inspirador para que las nuevas generaciones mantengan encendida la antorcha de la verdad, la justicia y la paz en nuestro país”, dijo el obispo auxiliar de Santiago, Álvaro Chordi, quien estuvo entre los presentes
| Aníbal Pastor N. Corresponsal en Chile
Un acto de agradecimiento a las personas consagradas de distintas tradiciones religiosas que se arriesgaron por dar amparo y ayuda a quienes sufrieron la persecución durante la dictadura civil-militar, se realizó este 24 de octubre en el Museo de la Memoria de Santiago de Chile.
El acto llamado “Es Tiempo de Agradecer”, y al que asistieron 150 personas, fue un merecido agradecimiento a quienes, fieles a sus creencias y convicciones, y muchas desde el anonimato, “acompañaron -no sin riesgos- a hermanos y hermanas que eran perseguidas; a las familias de los presos, de ejecutadas o de quienes fueron detenidas y nunca más supimos de ellas”, relataron el reconocido locutor y luchador por la democracia, Miguel Davanigno y la actriz Elsa Poblete.
Añadieron que se trataron de personas que “acompañaron también, en esos años, a quienes sufrían la cesantía, el hambre y el despojo. Sin duda, contribuyeron a salvar a muchas otras de la prisión y de la muerte. Por eso hemos querido homenajearlos en los nombres de quienes algún día consagraron su vida al servicio de sus comunidades en sus tradiciones religiosas: pastoras, pastores, sacerdotes, religiosas, rabinos, imanes, sintieron el perentorio llamado a la defensa de quienes sufrían persecución y se atrevieron a denunciar públicamente los atropellos a los derechos humanos, terminando muchas veces sufriendo también la persecución e incluso siendo víctimas de esas atrocidades. No pocos de ellos y ellas fueron amenazados por parte de aquellos que abusaban de un poder que nadie les había dado y sufrieron en carne propia la prisión, la relegación o la expulsión del país”.
El acto conmemorativo consistió en el nombramiento solemne de unas 200 personas, en su gran mayoría ya fallecidas o retornadas a sus países de origen en el caso de extranjeros, y una cincuentena de ellas se hallaban presente en el auditorium del Museo de la Memoria que fue rebalsado en su aforo.
En las ovaciones más grandes que se tributaron se hallaban los aplausos para el cardenal Raúl Silva Henríquez, el obispo presidente del Comité de Cooperación para la Paz en Chile, Enrique Alvear, los sacerdotes Esteban Gumucio, Rafael Maroto y las religiosas Blanca Rengifo y Francisca Morales.
Además del Comité Pro Paz fueron señalados con gratitud la Vicaría de la Solidaridad y el Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo, el cual fue liderado por el sacerdote jesuita, José Aldunate, otro de los grandes ovacionados y fallecido en 2019 a la edad de 102 años.
“Estamos agradeciendo a un gran número de religiosas, religiosos, pastores y pastoras —dijo la alocución central— que se jugaron su integridad física, amparando, escondiendo, curando sus heridas y resguardando a quienes eran perseguidos, arriesgándose a sufrir graves represalias por su actuar, sin esperar ningún tipo de recompensa o reconocimiento. Hoy queremos reconocerles, hacer visible sus nombres. Es menester también mencionar y reconocer que en estas labores de amparo y protección de la vida participaron cientos de laicos y laicas a lo largo y ancho de los territorios”, se indicó.
El acto fue acompañado con interpretaciones artísticas de la afamada cantante Isabel Aldunate que hizo cantar hasta con lágrimas a la asamblea. Asimismo, el Colectivo Memoria de la población Lo Hermida, de la comuna de Peñalolén (de Santiago), interpretó la Canta de Santa María de Iquique, también coreada por los y las asistentes.
Irene Rojas, una de las ocho personas que constituyeron el “Colectivo 24 de Octubre” para efectos de la organización del acto, explicó que “ante la conmemoración de los 50 años del golpe cívico militar y el silencio de las jerarquías de las iglesias, laicas y laicos nos reunimos para homenajear a los y las consagrados que hasta dieron su vida o fueron torturados y expulsados por defender los derechos humanos”. Añadió que “fue emocionante, aunque estamos todos más envejecidos, pero vi tantas caras… que pasó tanto tiempo sin encontrarnos y ver que llegaron hasta aquí, hoy… fue lo mejor de todo”, apuntó.
Similar reacción tuvo una de las homenajeadas en gratitud y reconocida agente pastoral, Anita Gossens, una misionera laica consagrada, de origen belga, que llegó muy joven a Chile en 1964 después de la gran misión de Santiago, y que hoy sigue viviendo en barrios populares de la capital chilena. Es llamada “Anita de Jesús de La Legua”. Ella señaló al concluir el acto que este fue “muy emocionante, porque se me despertaron sentimientos muy grandes. Creo que la gratitud es algo muy necesario e importante en la vida, y aquí así lo sentimos. Gracias por tanta gratitud. Y gracias a muchos y muchas que no estaban en la lista pero que contribuyeron a la defensa de la dignidad humana. Todo fue emocionante y hermoso. ¡Inolvidable!”, expresó.
Por su parte, el obispo auxiliar de Santiago, Álvaro Chordi, quien acompaña siempre los diferentes actos de iglesia en el mundo popular, también estuvo presente como pueblo de Dios e hizo memoria agradecida a “numerosos hermanos y hermanas de distintas iglesias y credos que denunciaron los atropellos a los derechos humanos, acompañando, acogiendo y ayudando a las personas perseguidas. Este acto reconoce su compromiso por la vida ofreciendo, en muchos casos, la suya”.
El obispo añadió a Religión Digital, que este fue “un acto profundamente emotivo para los presentes e inspirador para que las nuevas generaciones mantengan encendida la antorcha de la verdad, la justicia y la paz en nuestro país”.
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