Una balacera en la ciudad de Calama, generada por antisociales que dispararon desde un vehículo contra una comisaría de carabineros y posteriormente en un terminal de buses, tuvo lugar la noche del pasado martes. En el cuartel hirieron a personas que denunciaban hechos violentos y en la terminal dieron muerte a una persona y herieron a otras cuatro, todas de nacionalidad venezolana.

Calama es una ciudad considerada la capital de la Gran Minería del Cobre, que pertenece a la Región de Antofagasta, en el norte chileno, y con serios problemas de delincuencia y migraciones. También es territorio de la diócesis del mismo nombre que está actualmente dirigida por un administrador diocesano, el presbítero Néstor Veneros Lepe.

En medio de esta ola de violencia en la ciudad, sus organizaciones junto al minicipio determinaron realizar un paro de actividades este viernes 21 de abril. “Calama no aguanta más. El viernes a las 09:00 de la mañana comienza a paralizarse la ciudad. Todo en un ejercicio demócratico con respeto a las heridas, al dolor que tenemos los calameños con lo que está pasando”, señaló el alcald, Eliécer Chamorro, en declaraciones a a la prensa nacional.

DECLARACIÓN DE LA IGLESIA

El obispado también emitió una declaración donde señala que "la Iglesia de Calama tiene el deber de reflexionar y plantear a las autoridades competentes la necesidad de atender las inquietudes naturales que surgen de este clima de violencia que experimenta el país y particularmente esta zona".

"No podemos quedar indiferentes ante la angustia y dolor que deja este ambiente de inseguridad en que la mayoría declara tener que desenvolverse a diario. No son pocos los que expresan las medidas que han debido asumir para sentirse 'más seguros', encerrándose en sus viviendas y debiendo implementar una serie de precauciones que les permitan salvaguardar la integridad de los miembros de su familia", señaló la iglesia local.

Junto con manifestar que la Iglesia aspira "a recuperar la paz y la armonía de una ciudad que tradicionalmente se caracterizó por la seguridad y buen ambiente", hizo un llamado a las autoridades para garantizar una convivencia "en ambientes seguros y sanos. También comprometemos nuestra disposición para continuar con nuestra misión de generar espacios de diálogo y reflexión que favorezcan una mejor comunicación entre los niños, jóvenes y adultos, fortaleciendo la armonía en todas sus esferas".

Entre tanto, en Santiago de Chile, los obispos de todo el páis se hallan reunidos esta semana en su 127° asamblea plenaria. En esta oportunidad, entre otros temas, analizan la acción de la Iglesia en el contexto de la realidad nacional, especialmente sobre la seguridad y la situación sociopolítica actual.

Se espera que el viernes, cuando concluya esta reunión, la Conferencia Episcopal emita un mensaje sobre la realidad del país.