Mario Mejías recibió las represalias de la policía secreta: fue detenido y torturado, luego mataron a su hijo. Estado chileno indemniza a vocero de los pobres que en discurso a Juan Pablo II denunció al mundo los crímenes de la dictadura de Pinochet

Mario Mejias y su esposa con el recuerdo diario del hijo que les arrebató la dictadura de Pinochet
Mario Mejias y su esposa con el recuerdo diario del hijo que les arrebató la dictadura de Pinochet

Se trata de un genuino discípulo de Jesús que vive en una población pobre de Santiago, y aunque era profesor tenía que trabajar arreglando bicicletas. Era catequista y casi fue diácono. Tuvo la valentía de denunciar los crímenes de la dictaura durante la visita de Juan Pablo II a Chile.

Su acto heroico puso de relieve a la Iglesia de los pobres y defensora de los derechos humanos durante la dictadura de Augusto Pinochet, en los años 80. Hoy, a los 74 años de edad, con su mujer María, viven la pena de su hijo muerto y las consecuencias sicológicas y físicas de la represión.

El Estado le ofrece ahora un gesto de reparación. Porque los 50 mil euros son solo eso, un pequeño simbolo repatarorio que ningún dinero puede reparar.


Tras 37 años el trabajador que habló en nombre de los pobres ante ciento de miles de personas, y que con valentía le dijo al papa Juan Pablo II en su visita a Chile, en 1987, los horrorosos crímenes de la dictadura de Augusto Pinochet, fue indemnizado por el Estado de Chile por haber sido detenido y torturado por la policía secreta, que también dio muerte a su hijo.

Según información oficial del Poder Judicial chileno, el Decimoséptimo Juzgado Civil de Santiago condenó al fisco a pagar una indemnización de 50 millones de pesos (50 mil euros) "por concepto de daño moral, a Mario Mejías Huircán, quien fue secuestrado y torturado el 1 de mayo de 1987, en represalia por su intervención durante la visita del Papa Juan Pablo II a Chile; en tanto, 23 de noviembre de 1989 fue detenido por Carabineros y permaneció privado de libertad por 34 días por orden la fiscalía militar".
La magistrada Rocío Pérez Gamboa en su fallo rechazó las excepciones de reparación del daño y prescripción deducidas por el fisco, tras establecer que el poblador de Lo Hermida fue víctima de un crimen de lesa humanidad.

Mario Mejías fue torturado por la dictadura de Pinochet
Mario Mejías fue torturado por la dictadura de Pinochet

El fallo establece que Mario Mejías "fue sacado en horas de la madrugada violentamente desde su hogar en la población Lo Hermida (Santiago), casa a la que ingresaron sujetos presuntamente agentes de represión, siendo golpeado severamente, fue trasladado en un vehículo hasta un sitio eriazo en la comuna de Conchalí, para ser abandonado, provocándole lesiones en su rostro y cuerpo, de diversa gravedad, por lo que fue trasladado a la Posta Central".

Añade que “del mismo modo, que el día 23 de noviembre de 1989 fue detenido mientras estaba en protesta del movimiento Sebastián Acevedo por Carabineros, para luego ser puesto a disposición de 6a. Fiscalía Militar de Santiago causa Rol 1718-89, permaneciendo privado de libertad, donde fue dejado en un calabozo en Penitenciaría por 34 días, para luego obtener el beneficio de libertad bajo fianza aprobado por la Corte Marcial”, añade.

El tribunal sostuvo que lo vivido por Mejías fue "una serie de actos de persecución y represión en contra del actor, cuyo origen se remonta a la intervención que tuvo el sr. Mejías al dar un testimonio en un discurso en un acto público ante el Papa, en su visita oficial en el año 1987, hecho público por todos conocido”.

Juan Pablo II acoge a Mario Mejías luego de escuchar su denuncia de violación a los DDHH
Juan Pablo II acoge a Mario Mejías luego de escuchar su denuncia de violación a los DDHH

En efecto. El 2 de abril de 1987, en medio de la visita del Papa Juan Pablo II a Chile, Mario Mejías fue uno de los pobladores que subió al escenario y emitió un discurso en la población La Bandera ante miles de personas que acudían al lugar desde la noche anterior.

“Usted tendrá un mensaje para que los poderosos dejen el orgullo y el egoísmo, y nos dejen de matar en las poblaciones", dijo Mejías, añadiendo: "para poder construir un Chile con justicia y libertad”, lo que fue respondido por la multitud con vítores casi al unísono que exigían: "pan, trabajo, justicia y libertad; pan, trabajo, justicia y libertad".

Hace 12 años, Radio ADN entrevistó a Mejías. «No quería desaprovechar ese momento", confesó en esa oportunidad. "Al lugar nos fuimos muy temprano, de madrugada, para que la comunidad tuviera una buena ubicación para que me vieran y cuando me toca, estaba Mariano Puga, un sacerdote que era nuestro, me dice: ‘haz lo que tu corazón te dicte’. Me temblaba todo, no sé si era miedo, la impresión, o ver a todos los curas que todavía no decía nada y ya me querían comer» declaró entonces.

Angelo Sodano, que en ese momento era Nuncio Apostólico en Chile, "dijo enojado, que en ninguna parte del mundo yo podría haber dicho lo que dije. Estaban todos enojados, yo quería puro arrancarme, si el Papa me abraza, me despido y yo vuelo nomás», relató.

Luego la policía secreta de Pinochet fue a abuscarlo. "Siempre pensé que me iban a matar, pero siempre digo que Dios estaba conmigo y no sé si los engañé, pero me hice el muerto, después de tanto golpearme. Mi idea comunista se fue a la mierda con Dios, por eso me metí a la iglesia, y lo que hice fue por mi gente, por el pueblo cristiano», dijo Mejías.

«Tengo una impotencia tan grande porque matan a mi hijo por esta cosa, y eso es lo que duele, que queda marcado para siempre. Cada año que pasa tengo que recordar y uno tiene responsabilidad frente a eso, porque si no hubiera hecho nada, nada habría pasado», confieza con dolor.

Visita del Papa Juan Pablo II a Chile en 1987
Visita del Papa Juan Pablo II a Chile en 1987

Para el tribunal: “(…) las conductas descritas dan cuenta de la comisión de sendos actos ilegales y arbitrarios, detención ilegal, secuestro, golpes, apremios ilegítimos, vigilancia y hostigamiento, que afectan lo más esencial de los seres humanos, como la vida, integridad física, libertad y dignidad y que por su extensión y alcance trascienden al propio individuo, afectando a la humanidad toda, y por tanto se encuadran en el concepto de delito de lesa humanidad, calificación que adquiere relevancia jurídica a los fines de las defensas fiscales”.

Además –continúa el tribunal– los perjuicios sufridos por Mario Mejías "aparecen como consecuencia natural y lógica de todo lo vivido, hechos que indudablemente afectan de sobremanera la vida de cualquier persona, provocando entre otras cosas, consecuencias considerables en el plano social, físico y mental, que son innegables”.

Asimismo, el fallo consigna: “Que reconociendo desde luego las falencias que tiene una indemnización en dinero para los hechos vivenciados por el actor (Mejías), que solo por la vía de la compensación se pretende morigerar en su esfera más íntima los efectos y secuelas de los mismos, y pese a no haberse rendido prueba concreta directa sobre el estado actual del actor, se tendrá en especial consideración la entidad de las vulneraciones infligidas, así como gravedad de las consecuencias que en la vida del actor tuvo la violación a sus derechos humanos, en especial que se encuentra en una situación de vulnerabilidad al haber sufrido persecución, así como hostigamiento, con manifestaciones psicosomáticas, considerando su actual edad (74 años), el secuestro, la golpiza, persecución y el tiempo de detención (34 días)”.

“Que también pesa en esta falladora que los hechos ilícitos sublite dan cuenta de una clara manifestación de una conducta represiva por parte de agentes del estado, como represalia contra el sr. Mejías Huircán por haber intervenido en un acto público y de orden religioso, con amplia cobertura comunicacional e internacional, que causó impacto en la época, tanto por lo que dijo como por los hechos de que fue víctima después”, releva.

“Que, tales antecedentes llevan a esta juez a regular prudencialmente el quantum indemnizatorio en la suma de $50.000.000, atendidas las consecuencias que en su vida tuvo la violación a sus derechos humanos, que fuera reconocida como víctima del Estado Chileno en el Informe de la Comisión Asesora Presidencial para la calificación de Detenidos Desaparecidos, Ejecutados Políticos y víctimas de Prisión Política y Tortura, conocida como Comisión Valech II”, concluye la sentencia del tribunal.

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