¿Cuáles son los retos para el octavo año de pontificado del Papa argentino? Siete años de Francisco y un atípico aniversario
Con nuevo secretario y en medio de la pandemia, Jorge Mario Bergoglio inicia el octavo año de su pontificado con varios desafíos pendientes y los nuevos retos derivados de la rápida difusión del coronavirus
Incluso sus deseados viajes de mayo a Malta, para visibilizar la situación de los migrantes, y su esperado desembarco en Oceanía a inicios de septiembre aparecen ahora en suspenso a medida que el Covid-19 se difunde y tras él se cierran países y fronteras
Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano
La pandemia declara por el coronavirus Covid-19 cambió completamente los planes del mundo entero, y especialmente del papa Francisco que vive hoy el séptimo aniversario de su elección en medio de medidas históricas adoptadas por el Vaticano para tratar de frenar la rápida difusión de la enfermedad.
Difícil pensar que Jorge Mario Bergoglio imaginara que los siete años de su llegada al trono de Pedro se diera sin su tradicional encuentro de los miércoles con los fieles en la Plaza San Pedro y sin siquiera la posibilidad de recitar el Ángelus desde el Palacio Apostólico. Incluso sus deseados viajes de mayo a Malta, para visibilizar la situación de los migrantes, y su esperado desembarco en Oceanía a inicios de septiembre aparecen ahora en suspenso a medida que el Covid-19 se difunde y tras él se cierran países y fronteras.
Adiós al encuentro de Asís
Hasta hace pocas semanas, el séptimo aniversario de la elección del Papa 266 de la bimilenaria historia de la Iglesia Católica iba a transcurrir en medio del sorpresivo viaje de Bergoglio a la tierra de sus ancestros en el norte italiano y a días de la histórica cumbre sobre economía planeada para fines de mes en Asís. Los dos eventos que darían la vuelta al mundo fueron cancelados por el Covid-19. Son solo algunas de las nuevas situaciones con las que ha tenido que liar no solo Bergoglio, sino su nuevo secretario personal, el sacerdote uruguayo Gonzalo Aemilius, ya totalmente establecido al lado del Papa.
Las misas matutinas de Santa Marta, concebidas para que el más "callejero" de los Papas mantuviera su contacto casi diario de pastor con su pueblo fiel, tuvieron también un doble cambio en esta nueva era: sin público presencial, se han convertido sin embargo en el único servicio religioso masivo disponible en una Italia que ha suspendido misas y funerales hasta el 3 de abril.
Pero lo cierto es que más allá de esta nueva realidad cuyo alcance y magnitud para el Papa y la humanidad continua siendo un enigma, Francisco iniciará la semana próxima su octavo año como pontífice, en el que se espera que avance con la reforma de la Iglesia que inició tras su elección el 13 de marzo de 2013 y para la que espera lograr "cambios irreversibles" como la sanción de una nueva Constitución y la renovación del colegio cardenalicio que elegirá a su sucesor.
La Nueva Constitución y los "cambios irreversibles"
"Le pido al buen Dios que me lleve consigo cuando los cambios sean irreversibles", le dijo Jorge Mario Bergoglio en 2017 al entonces superior de los jesuitas, Adolfo Nicolás, para ilustrar la dimensión de la reforma que busca impulsar en la Curia romana
Apenas 30 días después de ser elegido Papa el 13 de marzo de 2013, Bergoglio creó el denominado "Consejo de Cardenales", compuesto en su origen por ocho purpurados, con el obletivo de analizar la reforma de la Iglesia y sancionar una nueva Constitución apostólica, que reemplace a la vigente "Pastor Bonus", de 1988.
Después de 33 reuniones, el consejo asesor, que pasó de tener ocho a nueve y finalmente seis miembros, ya tiene lista una versión de la nueva Carta Magna, que está en fase de revisión final con la esperanza de que el pontífice la promulgue el póximo 28 de junio.
Según los borradores que estuvieron al alcance de Religión Digital, la Constitución, que llevará por nombre "Prediquen el Evangelio", plasmará en su texto la reconversión que el Papa propone para su modelo de Iglesia: "en salida", en contacto con las periferias y distanciada del modelo que, incluso en Argentina, ha alejado a miles de personas de la institución en los últimos años.
Para ese fin Bergoglio creará en la nueva Carta Magna un mega-Dicasterio (el equivalente vaticano al ministerio) "para la Evangelización", que fusionará todos los organismos actuales de la Santa Sede dedicados a las misiones y a las de caridad.
Normas contra la pederasta y maniobras financieras sospechosas
Con la misma importancia Bergoglio incluirá con rango constitucional, dándole máxima visibilidad canónica, a toda la batería de medidas que ha impulsado para luchar contra el "cáncer" de la pederastía en la Iglesia, como el mismo definió a las incesantes crisis de abusos de parte de sacerdotes.
En esa materia, solo en el último años, el Papa dispuso por decreto el levantamiento del secreto pontificio para los casos de abusos; la persecución judicial a quienes cometan "abusos o malos tratos a menores o a personas vulnerables" y la obligación de denunciar "en forma tempestiva" la noticia de los delitos de pederastía. Todas normas que obtendrán rango constitucional a partir de "Prediquen el Evangelio".
Mientras tanto, los sectores conservadores que lo han enfrentado desde el inicio de su pontificado, continúan con la ofensiva hacia Bergoglio, como lo demuestra la reciente aparición de un libro del cardenal Robert Sarah, uno de sus máximos críticos, en el que buscó condicionar la postura del Papa sobre el celibato y quiso arrastrar a la polémica al papa emérito Joseph Ratzinger.
La operación fue finalmente desmontada por el Papa y motivó el desplazamiento como jefe de la Casa Pontificia del secretario histórico de Ratzinger, Georg Gainswein, indicado como uno de los motores de los sectores que buscan contraponer a Francisco con su antecesor.
Francisco continúa además la lucha para cambiar la estructura económica del Vaticano, donde aumentaron los controles y la apertura, pero siguen apareciendo negocios con sospechas.
La investigación en curso sobre seis emplados vaticanos por un posible fraude en operaciones inmobliarias por más de 200 millones de euros es una muestra de esa tensión.
"Fuimos nosotros que destapamos la olla", reconoció el pontífice con razón, luego de que fuera el nuevo sistema de auditoría impuesto por él mismo el que diera la luz de alarma sobre movimientos sospechosos; pero a la vez comprueba que queda aún mucho tramo por recorrer para sanear y hacer transparentes las siempre sospechosas operaciones inboliarias de una Santa Sede que tiene unos 3.000 millones de euros en inmuebles por todo el mundo.
La relación con China
El gran objetivo que este año tienen por delante los dos Estados es la renovación o confirmación del acuerdo para la dsesignación conjunta de obispos que fue firmado en 2018 como "provisorio" y por un término inicial de dos años.
Es en ese marco que se tornó histórico el encuentro de mediados de febrero entre los dos cancilleres que, según relató luego la versión en inglés del diario oficial del Partido Comunista, el Global Times, "abrirá más espacio para los futuros intercambios entre las dos partes".
Según fuentes al tanto de las relaciones consultadas, es de esperar que antes del vencimiento del acuerdo provisorio de produzcan nuevas designaciones de obispos bajo el sistema puesto en práctica en 2018 y por el que por ahora solo se ha nombrado a Stefano Xu Hongwei como coauditor de Hanzhong y a Antonio Yao Shun titular en Jining/Wulanchabu.
Otro de los puntos pendientes es que las dos partes se pongan de acuerdo en la cantidad de diócesis en la que dividir al territorio chino: según el mapa propuesto por el Vaticano son 143 diócesis, mientras que para Beijing son 104, siempre sin contar las de Macao y Hong Kong, los dos territorios con un estatus político especial.
Delineando el próximo cónclave
Por otro lado, Francisco ya ha renovado a la mayoría del colegio cardenalicio, asegurando una mayoría de "sus " cardenals en una eventual nueva elección, pero aún no emerge con claridad la figura de un "sucesor".
Un eventual nuevo Cónclave tendrá 66 cardenales electores creados en el pontificado de Francisco, frente a 42 creados por Benedicto XVI y 16 por Juan Pablo II. Además, Bergoglio ha apostado por "deseuropeizar" a los eventuales votantes, ya que el Viejo Continente pasa de tener el 56% d elos votantes que tenía en 2013 al 43,5% actual. Al mismo tiempo, mientras África, Asia y Oceanía, tenían entre los tres continentes 22 cardenales con derecho a voto hace siete años, hoy son 35.
Por último, el balance de los primeros años de Francisco y de los "cambios irreversibles" y desafíos que tiene por delante incluye también el hecho de que por el momento el plan pastoral del Papa aún no ha incluido una visita pontificia a cuatro países centrales para el catolicismo, con más de 25 millones de católicos en cada uno.
No sólo su natal Argentina, sino también España, Francia y Alemania esperan la llegada de Jorge Bergoglio, que sigue privilegiando a las periferias y este año tiene prevista su primera ida a Oceanía, con un viaje a Papúa Nueva Guinea en agenda por el momento para la primera semana de septiembre pero que la epidemia del Covid-19 podría retrasar para una fecha posterior.