Extraido de "Trazos de evangeliio, trozos de vida" (PPC) Ahora la esclava es Señora... La madre y el hijo.

Ahora la esclava es Señora... La madre y el hijo.
Ahora la esclava es Señora... La madre y el hijo. Jose Moreno Losada

Teresa lo sabe...

El cielo se ha roto, se ha abierto y ya no tiene vuelta atrás. La comunión entre cielo y tierra ya está establecida para siempre. No lo han conseguido las fuerzas de este mundo, ni sus poderes, ni los ejércitos, ha sido el corazón del Padre en la complicidad de una mujer sencilla del Pueblo que ha creído que Dios cumple lo que promete, y que cada promesa cumplida se convierte en fuente de una nueva esperanza, que es inagotable y que se abre al futuro para hacerse absoluta y plena. El que promete, acaba comprometiéndose, y ya no puede darse, si no es a sí mismo; esto sólo puede hacerse por amor en el corazón de una mujer aldeana sencilla y firme que se fía de Dios y que se pone a su disposición como una esclava para generar la verdadera libertad en la historia. En ella está nuestra esperanza y nuestra libertad, la del Pueblo de Dios.

15 agosto. Festividad de la Asunción de Santa María

Evangelio: Lucas 1, 39-56

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:

«¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.»

María dijo entonces:

«Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.»

María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

Horizontes de esperanza en la pequeñez

 Ahora la esclava es la Señora porque su Dios amado la ha llevado a la plenitud del Hijo, la que fue solidaria con Él en Belén, en Nazaret, en el Calvario, en la Pascua y en la Iglesia naciente ahora lo es en la gloria del resucitado, su madre también es solidaria y participa graciosamente de su ascensión. El crucificado ha resucitado y ha ascendido a los cielos, y su madre la tiene junto a Él, no podía ser menos.

La Madre de Gladys

Hoy en esta festividad y celebración de la Asunción, recuerdo a Teresa -natural de la Albuera-, la madre de Manu, mi amigo que regenta un restaurante en el barrio de nuestra parroquia. Él es un hombre cercano a la fe que se apoya en Dios y en su religión para ir hacia adelante e intentar pasar por este mundo haciendo algo que merezca la pena. La vida no ha sido para él todo lo recta que le hubiera gustado, él mismo reconoce que ha tenido curvas, retrocesos, caídas, etc. Que le han roto en muchas ocasiones. Ahora vive en un momento de consolidación y madurez que le satisface e intenta que lo más importante del vivir de cada día no se le vaya de las manos. Entre lo más importante está su madre, que para él ha sido un fundamento y un pilar único, junto a su padre Manuel – Natural de Entrín Bajo-. Vinieron del país vasco al que habían emigrado y montaron este restaurante en Badajoz. Fue referente en los años noventa, ahí se inició Manu en su profesión, pero después se marchó por el mundo. En algún momento bajo necesitó la ayuda fuerte de su madre y allí estuvo ella en su calvario, para ayudarle a salir de él. Después el negocio vino abajo, entró en crisis y quedó algo desprotegida la madre. En ese momento el hijo pródigo recuperado, se hizo cargo del restaurante y comenzó a trabajar con fuerza para recuperarlo y darle nueva vida, era como empezar desde abajo. Lo hizo con tesón y el primer objetivo fue darle paz y bienestar a su madre. Una renta muy digna para que viviera con gozo y tranquilidad. Un apartamento apropiado para ella cerca de los suyos. Y un cuidado excelente de hijo para con su madre. Ella le sigue acompañando y ayudando, ya con libertad y con alegría, y sobre todo con muy buenos consejos y paciencia. Cuando los veo a los dos yo hago magníficat por la grandeza de esta mujer y por la atención del hijo hacia ella. Me imagino que es un reflejo pequeño de la gloria de Dios y el lugar de la Virgen en esa gloria.

Dios, una madre y una reina en el cielo

Maria, una de nuestra raza, una mujer del pueblo nos sirve de la señal de nuestra esperanza en el Hijo glorioso. Ella que se abrió a la voluntad del Padre, a su Palabra, se encuentra ahora con la plenitud de ese mismo Verbo ya glorificado. Ella gestó al Hijo del Padre y ahora el Hijo glorioso la gesta a ella en plenitud de lo divino, en la gloria junto al Padre para siempre.

Así es nuestro Dios -como cantaba María-, sólo alguien con corazón de Madre, puede entrar en esa relación con una joven y seducirla para la historia de la salvación. Sólo Él la gracia que puede llenar de esa manera el corazón de una mujer y enamorarla de la humanidad, de tal manera que es la madre de los apóstoles, de la iglesia, de la humanidad. Cómo no abrirnos al misterio del regalo de esa mujer madre cuando estabas en la lucha más fuerte contra el pecado, cuando te entregabas a una muerte que abría el caudal de la gracia, en el que ella puedo nacer por amor a ti y por grandeza tuya. Santa Madre de Dios ruega por nosotros, tú eres revelación de la maternidad de Dios en tu sencillez y fecundidad de mujer de la historia.

Sin embargo, nosotros somos torpes y necios para entender las escrituras. Todavía no hemos comprendido la grandeza de la salvación que nos llega por la mujer. Volvemos a celebrar a María, ahora en su Asunción, ella mujer de la historia involucrada como nadie en el ser de Cristo y en su obra, imposible comprenderla sin su conexión con el creador hecho criatura y donación crucificada, para siendo exaltado convertirse en enseña de la victoria sobre todo mal y sobre todo pecado.

La gracia y la salvación nos vienen en el cauce de lo femenino, no hay salvación sino es por el camino de la fidelidad de esta mujer que se abre a la gracia del salvador y se hace puerto humano y materno de entrada y de salida para el que viene a salvarnos. Sí, la plenitud de la gracia que se impone sobre el pecado se manifiesta en una mujer tan sencilla como fiel, ella la recibe agradecida, su alma proclama la grandeza del Señor.

Ahora el pecado está acabado, lo hambrientos se colman de bienes y los ricos son despedidos vacíos, por sus pecados de abundancia no materna ni generosa.  Ahora es posible tejer redes de familiaridad y comunidad, porque la madre nos da al Hijo, y se convierte en aliada de la raza de lo nuevo y lo eterno en el amor glorificado. Bendita maternidad de María que nos trasciende al sentido materno de Dios que nos salva desde la feminidad más fecunda de la historia, la que genera el principio de la fraternidad.

Acojamos hoy la figura de María en el magníficat, ella manifiesta su alegría y el deseo de hacer la voluntad de Dios en su vida porque se siente querida y bien mirada, en su pequeñez y en su debilidad por el Padre. Ve como Dios le ha llevado y cuidado, rodeado de amor en su debilidad, y esta super agradecida, por eso quiere vivir desde la gracia desde la gratuidad. Se siente unida a los sentimientos de Dios y quiere que esa voluntad divina penetre todo su ser y colaborar, desde lo pequeño, con la salvación del mundo, para que los hartos no sean egoístas y los pobres satisfagan su hambre con buen pan y con la riqueza del cuidado fraterno. Dios se entrega y cumple y ella quiere ser de Él, hacer y sentir lo mismo. La alegría y el amor la desbordan y desea regar con su humildad y su bondad toda la creación y la humanidad. Este es el camino verdadero de la gloria.

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