Ahora, aunque sea tarde... más vale tarde que nunca COP26 Y REDES ECLESIALES
La COP26 necesita la atención y la reflexión de la ciudadanía. El mundo cristiano, la iglesia católica en particular, no podemos mirar a otro lado. Aquí está ahora el mayor signo de los tiempos que requiere nuestra interpretación y nuestro compromiso como personas concretas, familias, comunidades, sociedades...ahora o nos arrepentiremos nosotros y dejaremos mucho dolor y sufrimiento en herencia a nuestro pequeños y a las futuras generaciones. En un mundo donde tanto queremos restañar los pasados, no estaría de mal un postura firme ante el futuro y los otros. Traiga a colación una reflexión de Trinidad, miembro del movimiento de profesionales cristianos y partícipe en la delegación diocesana de Badajoz en la que nos preocupamos de la ecología integral como tema propio, ecuménico e interreligioso. Ella está trabajando en la universidad y se siente muy comprometida con la realidad amazónica.
| José Moreno Losada
COP26 y Redes Eclesiales
La Conferencia de las Naciones Unidas COP 26 que está celebrándose en Glasgow, Escocia, aborda el Cambio Climático, un tema de bastante complejidad, tanto en su planteamiento como en sus posibles soluciones. Ante ello, durante estos días estamos conociendo a través de los medios de comunicación, múltiples reflexiones, valoraciones y artículos de opinión. Dada la importancia del evento, cada día se suceden declaraciones, manifestaciones o comunicados, procedentes de organizaciones sociales de las más diversas procedencias, que se han desplazado al lugar de reunión de la ONU para hacer llegar su mensaje a todo el mundo.
De ellos estoy siguiendo bastante de cerca una iniciativa con la que me identifico plenamente, y que me gustaría que en el futuro tuviese desarrollo en España, y ojalá en Extremadura. Se trata de la Alianza de Redes Eclesiales para la Ecología Integral (conocida como ENA por sus siglas en inglés, Eclesial Ecologist Network Alliance). Una red de organizaciones católicas que trabajan tanto en la faceta de justicia social como de justicia ambiental. Igual que en estos días estamos viendo en Glasgow a ecologistas de todo el mundo, que han acudido allí para visibilizar sus planteamientos, la ENA, está allí queriendo poner rostro a mucha gente sencilla a quien de manera informal representa. Y dando a conocer un enfoque que me ha parecido innovador. Otra perspectiva a la hora de contemplar la problemática del Cambio Climático. La de la Ecología Integral.
Todos sabemos que en el centro del debate de la COP 26 y las anteriores, tanto para el diagnóstico, como para el posible tratamiento, la dimensión primordial que se ha venido siempre considerando, casi en exclusividad, es el factor económico. La economía política vigente. Se ha tenido como incuestionable nuestro modo de producción, nuestro sistema de vida. De manera que cuando ahora los científicos nos indican que alcanzaremos un calentamiento global de consecuencias fatales para la vida en el Planeta, todavía existe escepticismo, sobre si se logrará consenso suficiente para que los países se comprometan individual y colectivamente en la toma de medidas preventivas.
Las medidas preventivas mencionadas, que son las que se discuten, implican cambios que son transformaciones de fondo. Y son de fondo porque se traducen en disminuir rentabilidad a quienes actualmente la obtienen, en disminuir ganancias en función del bien general planetario y futuro. Y esas trasformaciones, no pueden ser decididas sino desde la generosidad. No va a ser suficiente con la Tecnología.
La Tecnología es necesaria, pero no suficiente. Hay que apelar a otra dimensión de la humanidad para afrontar el futuro del Planeta. La empatía. Imprescindible pasar de la “cultura del descarte” a la “cultura del cuidado”. Hay que salir del endiosamiento de los mercados, y de los beneficios inmediatos que ingenuamente denominamos “nuestro modo de vida”. Esta es la propuesta que explora la Alianza de Redes Eclesiales para la Ecología Integral. Que la COP 26 pueda tomarse como punto de partida para construcción de un nuevo tipo de relación entre el ser humano y los recursos naturales, incorporando no sólo el planteamiento que hemos tenido hasta ahora para tratar los asuntos del medio ambiente, ecología y cambio global, sino escuchando todo lo que puedan aportar otras las culturas y religiones en el estímulo de relacionarse en nuestros ecosistemas de una manera más respetuosa. Que tengan en cuenta, por ejemplo, no sólo las reivindicaciones de pueblos indígenas o culturas amazónicas, sino que se ponga el valor su cosmovisión del mundo. Porque tienen mucho que enseñarnos. En muchos aspectos, pueden orientarnos a la solución que estamos buscando y no encontramos ni encontraremos por más COP que celebremos. Comprendo que leer estas líneas por primera vez suscite rechazo. Porque se trata de un cambio de paradigma. Innovación. Think out of the box. No es fácil. Pero nunca lo extraordinario sucedió repitiendo “lo de toda la vida”.
Sigamos con atención el devenir de esta Alianza de Redes para la Ecología Integral y colaboremos con todo que haga un Planeta más sano y más justo para nuestros niet@s.
Trinidad Ruiz Téllez.
Universidad de Extremadura.