La comunidad, el pastor y la salud María, Estrella de la mañana, salud de los enfermos...
En el proceso de reflexión novenario ante la fiesta de la virgen de la Estrella de los Santos de Maimona (Badajoz) hemos andado por los derechos humanos a la luz de la Palabra y la fe María con referente y luz para los cristianos, seguidores de Jesús. Hoy nos tocaba adentrarnos en ese derecho fundamental a la salud que tiene dimensión universal y que ha de comprometernos a todos. Nos ha servido el momento de enfermedad del pastor de la comunidad, Leonardo, para poder orar y profundizar en esta derecho vital.
| Jose Moreno Losada
La virgen de la Estrella y el párroco de los Santos
La oración de un pueblo creyente
“Toda persona tiene derecho a la sanidad”: La salud
Un año más, día a día, estamos viviendo con sencillez y gozo este novenario de fe y sentir cristiano de nuestro pueblo, los Santos de Maimona. Nos vivifica y sana, nos llena de esperanza pasar por el arco de este paseo e ir caminando hasta tu ermita para encontrarnos con tu amor y tu alegría, al presentarnos la luz y la guía de esa estrella que eres siempre, indicando a tu hijo Jesucristo y a su evangelio.
No hace mucho tiempo, nos dolía una acción sobre tu imagen, al ver cómo por acción violenta –como todas las violencias, sin sentido- encontrábamos tu rostro deshecho y destrozado. Rápidamente el pueblo, la comunidad, a una se ponían en acción para reparar tu imagen y restaurarla con belleza y ternura popular, para rescatar tu belleza y tu dulzura, que consuela y anima simbólicamente a todos los creyentes.
Nos vale este hecho destructivo sobre tu imagen, como símbolo para este derecho de la salud, del cuidado de todas las criaturas, para que tengan vida y la tengan en abundancia. Tu imagen venerada se nos hace signo sacramental de todos los rostros dolientes y vulnerables de la historia que cada día se encuentra de un modo, evitable o inevitable en la vulnerabilidad, con la debilidad dolorosa, con la incertidumbre, el miedo, a la vez que con la confianza y la esperanza de recobrar el rostro de la salud y la salvación en todos los aspectos.
Hoy también oramos, como pueblo y como comunidad cristiana, teniendo presente a uno de los nuestros, Leonardo, que vive entre nosotros enviado por Dios, en Cristo, enamorado de su evangelio. Con nosotros cristiano y hermano, para nosotros sacerdote ungido por ti para animarnos en la palabra y en los sacramentos, para trabajar por la comunidad y la unión de todos. Su propio rostro, tocado por la enfermedad, se convierte en sacramento de todas las debilidades y enfermedades. Él lo sabe y lo cree, vive su enfermedad sanamente, luchando, para seguir unido a todos y permanecer fiel en el peregrinar con la comunidad. Con dolor, pero con esperanza y confianza, desde su ministerio vivo y profundizado ahora con este proceso.
Desde su vida queremos darte gracias Señor, por la Iglesia que sabe que su vocación es la de llevar vida a todos, especialmente a los que más sufren y débiles. Como Jesús, la comunidad cristiana, ha de estar cerca de todos los enfermos y consolar, aliviar, sanar, acompañar, proteger. Sentimos tu llamada, junto a Cristo, para estar próximos a todos los enfermos:
- - A todos los que en el mundo no tiene las atenciones de una sanidad básica, sabemos que tú quieres que luchemos y favorezcamos una sanidad universal como derecho básico y fundamental.
- - A los que en nuestras familias y espacios cercanos están enfermos de modo ocasional, o con limitaciones y debilidades permanentes. Tú nos pides saber estar a su lado, ser sus pies, sus manos, sus ojos, su mente… y no dejar vacíos de cariño y compañía sus corazones. Hemos de saber integrarlos en nuestras comunidades y nuestras vidas para que sus límites no impidan su crecimiento y su felicidad.
Nuestro cura nos muestra en sus coloquios fraternos y creyentes cómo está siendo atendido, además de por la familia, los compañeros, los amigos y la comunidad parroquial, por los técnicos y profesionales del sistema sanitario que gozamos en nuestro país y en nuestra región extremeña. Todos están siendo colaboradores en su caminar y en la vivencia de su enfermedad con el deseo y el compromiso de buscar salud, bienestar y recuperación de su salud y su ánimo. Sufren y gozan con él y ponen a su servicio su saber y los medios técnicos que se tienen. Desde él nos sentimos llamados a:
- - Valorar nuestro sistema sanitario que, aunque como todo es perfectible, da muestras a nivel mundial de ser unos de los mejores. Tú nos pides que pasemos de la queja constante, a la valoración y a la bendición y sobre todo al cuidado y buen uso de esta sanidad pública.
- - Nos sentimos llamados a impulsar y apoyar las políticas que buscan la extensión de este servicio a todos los ciudadanos incluidos aquellos que llegan de otros países más pobres y necesitados y habitan entre nosotros.
- - Leonardo nos habla de una relación gratificante con los profesionales y destaca su cualificación y su dedicación. Nos sentimos llamados a reconocerlos y valorar su servicio a la comunidad. Necesitan ser escuchados en sus agobios y en las situaciones de masificación que no hacen posible su buena labor, así como las condiciones de sus contratos que no son coherentes con sus responsabilidades.
Nuestro párroco muestra su satisfacción profunda por el acompañamiento, cariño y cercanía de una muchedumbre de personas: desde los más sencillos y anónimos del pueblo, a los más cercanos y participativos de la parroquia. Qué alegría saber que forma parte de una comunidad de vida cristiana que es familia, y que cuando uno de sus miembros, en este caso el pastor, se pone enfermo, todos a una dan la vida para que todo siga y funcione como a ese miembro le gusta hacer. Qué importante Señor, que ningún enfermo se encuentre solo, sin referencias, sin presencia en la comunidad. Permanecer religados y comunicados.
Algo que nos está iluminando y animando a todos los que estamos cercanos a nuestro sacerdote es su mirada creyente y orante de la vida, de las personas, del dolor y de la esperanza nunca agotada. Te bendecimos Virgen de la Estrella por este sacerdote de Jesucristo, que sabe entrar en el dolor y los límites con los mismos sentimientos que Cristo Jesús, completando así sus padecimientos por nuestra redención. Ayúdanos y enséñanos a saber vivir la enfermedad sanamente, con el espíritu del amor y del evangelio entregado, gracias por el testimonio de este hermano tan sencillo y fiel en su debilidad no escondida.