Siervos holgazanes y negligentes... con la vida ¿Cómo apagar los fuegos…? Ecología integral (Desde Extremadura)
La ecología integral no es una moda, tiene que ver con lo natural y lo humano, con la encarnación y la resurrección, con la creación y la vida. O nos salvamos o nos quemamos... la cuestión no es si hay infierno sino quién lo hace posible.
Hay economías y modos de vivir que matan y queman. La solución está en la misma ecología integral...aprender a vivir para no morir. Hay otro modo de vivir, de comer, de gozar, de crecer, de ser... felicitante y fraterno.
El fuego es una señal más... como el cambio climático que llama a conversión.
El fuego es una señal más... como el cambio climático que llama a conversión.
| José Moreno Losada sacerdote
¿Cómo apagar los fuegos…? Ecología integral
(Desde Extremadura)
Delegación para le ecología integral de Mérida-Badajoz
La comunidad cristiana diocesana de Mérida-Badajoz, desde la delegación para la ecología integral, iluminados por el movimiento rural cristiano, queremos manifestar nuestros sentimientos y deseos comprometidos ante los acontecimientos de fuegos y peligros que estamos viviendo en Extremadura, así como en otros lugares de España y de otros países del mundo.
Jesús en el Evangelio elogia a los buenos administradores, al tiempo que avisa a los que son negligentes en su tarea de vigilancia sobre los bienes que su amo ha puesto en sus manos (así: parábola de los talentos en Mt 25,14- 30; criado que da de comer a su tiempo a los demás criados Mt 24, 45-51).
Nuestras dehesas, bosques, parques… están ardiendo en vivas llamas. y otros signos preocupantes (los pantanos bajo mínimos, las cosechas seriamente dañadas y diezmadas, las altas temperaturas, p.ej.) nos indican que hemos sido administradores negligentes. No somos dueños del mundo, sino administradores de la fabulosa obra de Dios Padre.
Cada año, en verano, llegan los momentos durísimos de ver incendios terribles que arrasan nuestros bosques. Asistimos entonces a unos rituales conocidos: hay quien enumera los recursos puestos a disposición para apagar esos fuegos; hay quien dictamina que los fuegos se apagan en invierno, con una adecuada gestión de los bosques, en actitud preventiva.
Hay factores que inciden en la creciente fragilidad de nuestro medio ambiente, como es la crisis climática cada vez más evidente, en la que el factor humano es determinante. Y, sin duda, un factor que influye gravemente es el abandono del mundo rural. En unos pueblos con una población menguante, vemos que se abandonan tierras, que dejan de cultivarse y de gestionarse adecuadamente; hay más terrenos abandonados, donde la vegetación crece descontroladamente. Al mismo tiempo, se transforman terrenos de secano en otros de regadío, con una sobreexplotación de los recursos acuíferos.
Todos estos factores se pueden resumir en la afirmación de que hemos sido administradores negligentes del medio rural y natural, lo seguimos siendo.; y parece que las intenciones son que sigamos siéndolo. Pero aún estamos a tiempo.
Es necesaria una conversión radical de las políticas hacia planteamientos ecológicos integrales que consideren al mundo rural.
Buscando el asentamiento de nuevos pobladores, fomentando el teletrabajo, la transformación industrial de los productos agropecuarios, asumiendo una discriminación positiva que favorezca los territorios ahora cada vez más vaciados y privados de servicios básicos (sanidad, educación, comunicaciones). Preparación y prevención de los peligros de incendio que son conocidos y pueden ser previstos.
Estimamos que las opciones básicas de las políticas agraria y ambiental europeas imponen un cuidado del medio natural y humano, del mundo rural, la preservación de los pueblos y unas políticas que cuiden la gestión de los territorios y sus recursos naturales. Unas políticas que muchos opinan que habría que revisar. Las formas tradicionales de producción, incluyendo la ganadería extensiva frente a la bomba ecológica de las macrogranjas, tienen que ser, forzosamente, elementos que ayuden a cambiar la negligente administración que estamos viviendo.
Desde el llamamiento eclesial, liderado por el Papa Francisco en Laudato si, Querida Amazonía y Fratelli Tutti, los cristianos hacemos una llamada a todos para entender que los recursos naturales son un gran tesoro a cuidar; que estos recursos se han de explotar justa y adecuadamente, abandonando los mitos del crecimiento indefinido y del consumismo imparable, que suponen una sobreexplotación y depredación de recursos, con un daño creciente al medio ambiente, aumentando la crisis climática.
Hemos de cuidar y recuperar la riqueza el cuidado que el mundo rural hace de la naturaleza y de lo humano, no lo dejemos todo en las brigadas de antiincendios, poniéndolos a ellos mismos en peligro. Hagamos políticas de verdadera ecología y ayudaremos a apagar fuegos y a vivir en armonía con nuestro medio natural. Los cristianos y ciudadanos de buena voluntad hemos de sumarnos en las repuestas sociales, culturales, políticas, económicas para que no destruyamos lo que es fuente de vida natural y humana. Siempre ha de movernos la pregunta del pontífice: “¿Qué mundo vamos a dejar a nuestros hijos y qué hijos vamos a dejar a nuestro mundo”?
José Moreno Losada. Delegación diocesana para la ecología integral.
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