Profesionales cristianos, profetas de esperanza Ser profetas de esperanza... Mamá quiero ser profeta

Ser profetas de esperanza... 'Mamá quiero ser profeta
Ser profetas de esperanza... 'Mamá quiero ser profeta Jose Moreno Losada

Un año más hemos celebrado la Comisión general de comienzo de curso del movimiento de Profesionales cCistianos de Acción católica. LLevamos un trienio avanzando en la reflexión sobre el cuidado como eje transversal de la ciudadanía y de las profesiones. No dejamos de volver al bien interno de nuestro quehacer profesional para desarrollar el verdadero cuidado que da sentido a nuestra labor y servicio, así como sentido a nuestro vivir en medio de la sociedad. Este curso resuenan en nosotros la necesidasd de buscar modos y acciones que hablan de profecía, sembrando la esperanza tanto en nosotros como en los demás. Leticia que es la que nos coordina ahora en el movimiento, nos da cuenta de este encuentro, que fue tan sencillo como profundo.

MAMÁ, QUIERO SER PROFETA.

Cuando en nuestro país se habla de vivienda, supervivientes logran llegar a las costas canarias y se rescatan cuerpos; Beirut es bombardeada y Maruja Torres presenta “Cuanta más gente se muere, más ganas de vivir tengo”; comenzamos.

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IMG_7587 Jose Moreno Losada

Venidos desde rincones dispares como Badajoz, Canarias, Madrid, Palencia o Zaragoza iniciamos nuestra comisión de inicio de curso, como viene siendo costumbre, en la capital- en la casa de la Asunción. La oración despertó con el hecho que sus papás -Jesús y Angelines- contaron de Alba. Abrazada, tranquila y relajada después de cenar preguntó: 

_ Y entonces, antes de que naciera y llegara con vosotros ¿Quién me cuidaba?

Alba nos recordó la necesidad de un amor que va más allá de nuestras propias limitaciones o límites. Con tan sólo cuatro años, intuyó que el cuidado es esencial a nuestra condición de persona. Sin saberlo, nos invitó a poner sobre la mesa nombres de personas y experiencias que ponen calor y cuidado en nuestros entornos profesionales. 

El nombre que puso Mónica fue el de Madeleine Delbrel, mujer francesa nacida a comienzos del siglo XX. Mónica Díaz Álamo es vicepresidenta de la asociación de mujeres teólogas de España y profesora en la Universidad del País Vasco. Nos acompañó en la formación. Nos presentó, como hace en su libro, el testimonio de una mujer de cuidado – nunca mejor dicho- que, sin saberlo, se convirtió en una profetisa de su tiempo. Una mujer con una honda experiencia de Dios, capaz de discernir los signos de los tiempos y que encuentra en el Espíritu fuente de autoridad. Fue capaz de denunciar estructuras injustas en una Europa desolada por dos guerras y tejió, desde su sencillez, palabras y camino de resistencia y esperanza. A pesar de los cien años que nos separan de ella, su experiencia nos interpeló profundamente. Recibimos llamadas hondas, que intentamos recoger, al programar lo que queremos que sea este tercer año del ciclo que iniciamos en el veintidós: PROFESIONALES CRISTIANOS Y CUIDADANÍA: CIUDADANÍA DESDE LOS CUIDADOS. 

Hablamos, al estilo de los profetas, de ser testigos de esperanza y cuidado de nuestro entorno personal y ciudadano, así como profesional. Queremos compartir testimonios de alegría, ponernos manos a la obra con la tarea, centrar la atención en lo que está sucediendo. Este curso pondremos especial foco en la acción. El equipo permanente, junto a los referentes, se coordinarán este año para sacarlo adelante. Hablamos de calendarios, de concursos de relatos, de compartir el trabajo ya realizado publicando la liturgia de vida “vía creationis”. Tampoco descuidaremos los momentos intensos de espiritualidad pues compartiremos momentos de retiro en adviento y en cuaresma, así como nuestras oraciones mensuales.

 Aún tuvimos tiempo para establecer las prioridades que debía tener en cuenta el permanente -Federación de movimientos de Acción Católica, escucha a las diócesis y lanzamiento de un proceso para preguntarnos acerca del servicio en el movimiento. También revisamos las cuentas y aprobamos en qué gastar nuestro dinero para que éste nos ayude a poner un poco más de cuidado a nuestro alrededor. 

Por último, antes de despedirnos celebramos en torno a la Eucaristía. Celebramos la vida dando gracias a Dios por encontrarnos e impulsarnos.

Alba buscó sus palabras al acostarse; quizá, las nuestras al despertar sean muy similares a aquella canción: “mamá, quiero ser profeta”.

 Leticia Panedas

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