Bondad y maldad de la televisión

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La TV está en nuestro entorno más inmediato y hasta en nuestras vidas. Y es muy difícil evitarla. Por lo tanto no tiene sentido obstinarnos en buscar la imposible renuncia a ella. Mucho más realista es que nos planteemos cómo conseguir una televisión más constructiva y educativa.

 Si de verdad queremos configurar una ciudadanía responsable y trasmitírsela a nuestros hijos debemos ser conscientes del papel que desempeña la televisión en nuestras vidas y decidir cómo queremos posicionarnos ante la misma.

 ¿Es tan importante la televisión?. Sí, si que lo es.

 Si damos a la transmisión de valores la importancia que tiene y debe tener en la educación de nuestros hijos debemos ser conscientes de que lo que realmente influye no son los grandes discursos sino el ejemplo y los comportamientos. Es por eso que los modelos que transmite la televisión llegan a ser tan influyentes.

 Es muy difícil o imposible hacer una enmienda a la totalidad a la televisión y vetarla. Ni es posible ni es conveniente. Porque en ella hay cosas que sí valen la pena. Pero hay que saber buscarlas. Y procurar un consumo selectivo y positivo de la TV.

 La TV es una herramienta potencialmente educativa. Hagámosla realidad.

 A nivel personal seleccionemos unos contenidos ajustados al grado de madurez de nuestros hijos y de los valores que queremos transmitirles. Promovamos la visión crítica de la programación con comentarios oportunos.

 A nivel social y como ciudadanos responsables y comprometidos unamos nuestras voces a las denuncias de los abusos en la publicidad, los contenidos, horarios,  contraprogramación etc. Y contribuir a vertebrar y fortalecer organizaciones de telespectadores que velen por nuestros derechos.

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