Camino de Santiago con una bella carta en la mochila
En la época del camino aprendí a diferenciar entre amigos y compañeros. A darme cuenta de quienes son las personas para las que eres importante y esas otras para las que eres simplemente un"extra".
Esta gran verdad define algo tan bonito y tan sincero como la amistad verdadera. !Qué bello es darse cuenta de quienes son los verdaderos amigos!
Una vez, cuando era muy pequeña recuerdo que me dijiste que por mi vida pasarían muchas personas pero pocas permanecerían para siempre. ¡Qué razón tenias, papá!
En este año en Italia estoy aprendiendo a VIVIR a DISFRUTAR la vida, cada momento, cada persona, cada pensamiento que me invade, cada rayo de luz y hasta cada copo de nieve....
He aprendido que el hecho de que una persona no te dé el 100% no significa que no pueda aportar nada en tu vida. He aprendido a relativizar; a dar a las cosas la importancia que tienen y a disfrutar al máximo de lo que me rodea.
A comprender que no hay que pedir a los demás más de lo que sean capaces de darte sino disfrutar de aquello que te den. No exigir más de lo que yo estoy dispuesta a dar. Y no pensar en lo que me faltó sino en lo que tuve....En definitiva he aprendido a VIVIR con alegría.
Ante tus pies tienes una experiencia que SEGURO no olvidarás jamás...DISFRÚTALA
Disfruta cada gota de sudor, cada sensación de cansancio, cada piedra en el camino y cada rayo de luz que te ilumine.
Disfruta de la gente que te encuentres, escucha sus historias y las diferentes razones que mueven tantas almas hasta Santiago.
Encuéntrate contigo mismo. Con quien fuiste y con quien eres. Habla con tu corazón. Busca a toda la gente que quieres. A los que están y a los que te dejaron. VIVE, también con ellos, esta experiencia.
Camina como si nunca lo hubieras echo. Sonríe como si fuese la última vez que lo hicieras....NO SABES LO IMPORTANTE QUE ES ENCONTRAR LA SONRISA DE UN PEREGRINO....
Reza, reza mucho, practica la oración y encuéntrate con DIOS, que está en cada rincón del camino. ¡EL te dará fuerza!
Crece como persona y como cristiano. Confiésate de todo lo que dañe tu corazón. Libérate de todo pecado y enfréntate a todos tus miedos hasta sentirte completamente libre de ellos.
Llora, ríe, emociónate y vívelo como si fuese la última vez que lo hicieras. Siéntete peregrino, porque una vez que lo sientas, será para siempre....
Un beso fuerte, te quiere tu hija Irene