Liderazgo ético

Las personas aprenden cómo deben comportarse observando e imitando a sus modelos de referencia. Si eso es así (hay numerosos estudios que lo prueban) el ejercicio de un liderazgo ético es fundamental.

Miguel Ángel Ariño y David Pastoriza hicieron una encuesta entre más de 400 alumnos de un MBA que trabajaban a tiempo parcial. En ella se les pedía que valoraran tanto la ética de sus superiores como el capital social de sus empresas.

Las conclusiones más significativas fueron las siguientes:

 El liderazgo ético aumenta la confianza de los empleados en sus supervisores.

 La organización gana en autoridad moral al percibir los trabajadores que sus derechos son respetados.

 Los empleados se muestran más proclives a compartir información y recursos.

 La preocupación de los directivos por el bienestar de los empleados hace que estos acepten y se identifiquen más con la empresa, ya que perciben que se les valora y respeta.

Un líder ético trasmite credibilidad desde una autoridad mucho más moral que formal. Y desde esa autoridad impulsa a su equipo a hacer, a aprender, a ser más y mejor, a convencer desde el ejemplo y arrastrar desde la acción.
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