Aumenta nuestra conciencia ecológica y hay una sensibilidad social mucho mayor en torno a la amenaza del cambio climático. Pero <strong>estamos poco dispuestos a cambiar determinados aspectos de nuestro estilo de vida.

Lo anterior es lo que se deduce de un estudio sobre cultura medioambiental, que realizó la Fundación BBVA, a partir de una encuesta a más de 4.000 personas.

 Los cuidados del medio ambiente más extendidos son aquellos que reportan beneficios inmediatos al individuo, a través de los recibos de la luz, gas o agua. Y también el reciclaje, que es una práctica que ha aumentado considerablemente.

 El compromiso ciudadano sigue siendo muy débil en las conductas que implican un mayor nivel de exigencia y que no reportan un beneficio económico directo para el ciudadano. Entre los hábitos menos extendidos: reducir el nivel de consumo, limitar el uso del vehículo privado o revisar los niveles de emisión de gases del mismo.

 La lectura esperanzadora es que la toma de conciencia es progresiva. Que los valores relacionados con la calidad de vida y del entorno cotizan al alza. Prueba de ello es el respeto creciente hacia los ecologistas, que se colocan, junto con médicos y científicos, como uno de los grupos sociales con una imagen más favorable.

 El problema de fondo es que los recursos son limitados. Y que nosotros, los privilegiados del mundo occidental, gastamos mucho más que los demás.

 Oí decir a un obispo que ¡ojo con cuestionar el consumismo! porque ello implica una mayor destrucción de empleo. En una lectura cortoplacista tiene razón. Pero el problema es más de fondo.

 Nuestro modelo de crecimiento (que no de desarrollo) es inviable. Por eso el asunto adquiere una dimensión profunda que debe interpelar a nuestra responsabilidad social como ciudadanos.

 Huyendo de la postura acomodaticia (que ve las bienaventuranzas como algo exigente que es “para nota” y que no va conmigo) y de la otra postura extrema (que implica renunciar a todo) hay una reflexión final que planteo:

 ¿Somos capaces de vivir mejor con menos, sin rebasar el límite que va del consumo responsable al consumismo?

 Entre la ambición creciente e ilimitada y el conformarte con lo que tienes sin estar preso por las cosas ¿dónde te ubicas?