Predicar con el ejemplo como padres
Así pues lo ideal es que el consejo, la recomendación y el razonamiento sobre lo que debería y no debería hacerse derive de la experiencia, de lo vivido, y cuanto más próximo mejor. Porque entonces sí que se comprende de qué se está hablando y se es capaz de valorar los hechos comentados.
Es la mejor forma de configurar, consolidar, interiorizar unos determinados valores y una determinada manera de ver el mundo.
La lección final a trasmitir de esa experiencia es que nos vean como seres auténticos. Conscientes de sus limitaciones. Caminando hacia unos valores, pero no desde la perfección sino con nuestros altibajos; nuestros éxitos y fracasos. Porque así es su propia realidad y la vida que viven y les va a tocar vivir.
Como dice mi amigo Mariano “No podemos olvidar que educamos con lo que decimos, mucho más con lo que hacemos, pero sobre todo con lo que somos. Por eso es muy importante saber lo que decimos y cómo lo decimos. Más importante actuar de acuerdo con ello. Pero sobre todo es importante ser auténticos y vivir integrados, ahí es donde nos jugamos el ser o no ser”.
Lo que sí es importante, también, es que vean que al final del túnel siempre hay una luz que nos impulsa a seguir adelante. Que a pesar de las caídas y los fracasos no llegamos a desesperarnos. Que aun cuando las cosas nos van mal (porque a todos nos van mal alguna vez) superamos la tentación de dar un portazo, desentendiéndonos de todo,y somos capaces de controlarnos y mantener la paz.
Porque entonces comprenderán, también, de donde nos viene esa seguridad, esa paz, esa estabilidad, esa tierra firme en la que nos apoyamos, donde se sustenta nuestro sentido de la vida. Y seguro, que esa imagen, aun sin quererlo, será un referente importante para sus propias vidas.