Sabíamos que era viuda y poco más. Sin grabadora nos relata un puñado de frases, con palabras y silencios de igual intensidad. María no llora porque ya lo lloró todo. Primero con su marido, fallecido por enfermedad hace 14 años. A los dos años con su hijo mayor –también por enfermedad– , y dos meses después con su segundo hijo, muerto en accidente. Nos deja decirlo aquí y se lo agradecemos. Está publicado en Diario de Soria y doy fe de que es cierto porque la conozco.

Reproduzco, a continuación, algunas de sus respuestas a la entrevista:

➢ Con la muerte del marido pierdes todo. Es con quien has estado toda la vida. ¿Tú sabes lo que es eso, de repente? Pero también te digo: el marido se siente mucho, pero como los hijos no.

➢ Sí, yo sí creo en el amor. Lo que no creo… Se me ha ido la fe. Eso se me ha ido bastante.


➢ A veces dudo de si hay un Dios. Es que ¿cómo le puede dar a una persona tanto dolor?


➢ En la vida la soledad enseña mucho más que el amor. El amor te ayuda, pero la soledad enseña más. Enseña una barbaridad. Y si pones todo en una balanza el dolor es mucho más pesado. Es inmenso. Y eso que ahora cuando siendo dolor, me acuerdo de los nietos y entonces ya…

➢ Sabe más de amor el que lo ha perdido. Quien lo tiene no se da cuenta, algunos al menos. Pero quien lo pierde, lo sabe y se da cuenta.

Maruja desde hoy descansa en paz. Estoy convencido de que el Señor le reconocerá y gratificará tanto dolor.