!Viva la televisión!
Albert Espinosa, su creador, ha basado la serie de TV en sus propias vivencias. Albert es un ejemplo de supervivencia. Le detectaron un cáncer y le dieron semanas de vida. Perdió una pierna, la mitad de un pulmón y parte del hígado, pero prometió a los compañeros de enfermedad que se quedaron en el camino que viviría por ellos. Y él lo cumple cada día.
Sus protagonistas, haciendo del hospital su casa,lo utilizan más allá de la frialdad y el rigor hospitalario. Ahí nadie esta solo. Sueñan juntos, sufren juntos y se unen para ayudarse, consolarse y motivarse.
Son vivencias que tienen de fondo un sufrimiento brutal y que no dan la espalda a la realidad de su enfermedad. Pero que no por ello te hacen sentirte mal.
Muestra unos jóvenes protagonistas para los cuales la felicidad no es una meta sino un camino. Son conscientes de que no tienen lo mejor soñado y de que, a veces, les acompaña lo peor no deseado. Pero disfrutan al máximo de todo lo que encuentran en un camino que recorren juntos y que disfrutan juntos.
En el Principito se dice: “No se ve bien sino con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”. Pues bien, estos jóvenes saben mirar con el corazón e impactar en el corazón del espectador.
¿Sabes lo que es que una experiencia te haga sentirte bien? ¿Que un programa televisivo, sin recurrir a provocar la lágrima fácil, evoque lo mejor de tus sentimientos? Eso es lo que me ha ocurrido a mí con esta serie. Y es el motivo de que quiera recomendártela y compartirla contigo.