El Papa Francisco dijo, en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Rio de Janeiro el año 2013, que
la cruz nos invita:
A dejarnos contagiar por el amor.
A mirar siempre al otro con misericordia y amor, sobre todo a quien sufre, a quien tiene necesidad de ayuda, a quien espera una palabra, un gesto.
A salir de nosotros mismos para ir al encuentro de ellos y tenderles la mano.
Muchos rostros, dijo el Papa, acompañaron a Jesús en el camino al Calvario: Pilato, el Cireneo, María, las mujeres…
Yo te pregunto hoy a vos:
Vos, ¿como quien querés ser.
Querés ser como
Pilato, que no tiene la valentía de ir a contracorriente, para salvar la vida de Jesús, y se lava las manos?
Decidme: Vos, sos de los que se lavan las manos, se hacen los distraídos y miran para otro lado, o sos como
el Cireneo, que ayuda a Jesús a llevar aquel madero pesado?.
Sos como
María y las otras mujeres, que no tienen miedo de acompañar a Jesús hasta el final, con amor, con ternura?.
Vos ¿como cuál de ellos querés ser?
¿Como Pilato, como el Cireneo, como María?
Jesús te está mirando ahora y te dice: ¿Me querés ayudar a llevar la Cruz?
¿Qué le contestás?
La
propuesta del Papa Francisco es llevar nuestras alegrías, nuestros sufrimientos, nuestros fracasos a la Cruz de Cristo. Porque allí encontraremos un Corazón abierto que nos comprende, nos perdona, nos ama y nos pide llevar este mismo amor a nuestra vida.