Terminaron las fiestas y es el momento de la vuelta al cole de nuestros hijos. Te propongo sirva para revisar nuestro rol como padres y recargar las pilas.

Quiéreles y enséñales a decir te quiero. Quiéreles porque son tus hijos, sin imponer ninguna otra condición.

Guíales. Sé siempre la luz y el faro que siempre está ahí dispuesto a ayudarles. Siempre. De niños y de adultos. Confiando en su capacidad para tomar decisiones en función de su edad.

No intentes imponerles por donde deben ir. Porque nuestros hijos no deben ser la proyección de nuestras ilusiones ni nuestras metas. Y porque nuestro camino no tiene que ser el suyo.

Ayúdales a que se construyan a sí mismos, asumiendo la responsabilidad de sus aciertos y de sus errores. Sin pretender ser el escudo que les aísla y protege, sino capacitándolos para vivir su vida y tomar sus propias decisiones.

Respétalos y acéptalos tal y como son, con unas ideas y creencias que pueden ser diferentes a las nuestras.

Haz que la toma de conciencia de tu imperfección te sirva para ser comprensivo con sus imperfecciones.

Esfuérzate porque te perciba como siempre disponible, con los brazos abiertos, dispuesto a perdonar, a reencontrarte, a tender puentes, a seguir queriendo.