Liturgia del DOMINGO del BAUTISMO del SEÑOR 2025 (C)

Bautismo del Señor
Bautismo del Señor

Comentario inicial:


- ¿Olvidaremos, por fin, el esperpento del "pecado original" que ha de perdonarse a los nacidos de mujer?


- ¿Nos hemos percatado de la "imagen tétrica y cruel" de un Padre que condena y expulsa a sus primeros hijos? ¿Y, para colmo, condena a todos los hijos de sus hijos por los siglos de los siglos? 
¡Ni el más infame de los humanos haría tal cosa! ¿En qué mentes enfermas caben estas teorías hoy? Claro que el dislate lo arregla el Cura con un poco de agua y un teatrillo festero...


- ¿Cómo cuadra todo eso con el "amor de Dios" del que nos quieren convencer? ¿Cómo se puede amar a un "dios mezquino y salvaje"? (El ateísmo es una reacción sicológica de huida a tanto disparate curial...).


- ¿Cómo nos han manipulado, desde que nacemos, con esas "doctrinas tóxicas e irracionales" para que seamos capaces de perder la cabeza a cambio de una estética ritual y unos guías vestidos de carnaval?


- ¿Sabrá el clericalismo rancio, que se niega a evolucionar, lo que es la lógica y la coherencia del ser humano?


- ¿Se habrán dado cuenta de que están destruyendo el Catolicismo, desde dentro, con sus "doctrinas tóxicas" de obligado acatamiento?


¿Por qué sumamos errores históricos de muchos santos y próceres para convertirlos en inamovibles, en vez de abrirnos a la "permanente y dinámica LUZ del Espíritu"?


¡Pero si lo dice Jesús explícitamente! "Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir" (Jn 16,12).


- El "pecado original" (lavable por el bautismo) en una "fake  new", como dicen ahora, tan irracional como ridícula. Aunque lo más ridículo es que se mantenga todavía como justificación de un Sacramento, el primero y principal.


- El BAUTISMO del SEÑOR fue, es y será un "bautismo de conversión y compromiso" que debiera ser ejemplo y fundamento de nuestros bautismos actuales: COMPROMISO, ADHESIÓN y ELECCIÓN del Camino, Verdad y Vida de Jesús. Repito: "de Jesús", no del clericalismo ciego que nos haya tocado soportar en nuestras vidas...


- ¿Habéis pensado que la "elección y compromiso" de nuestro Bautismo no es más que la "respuesta a la manifestación de Dios" a todo recién nacido?
"Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco" (Lc 3,22).


Todavía beso con pasión la gran pila de piedra donde me bautizaron y donde me comprometí -por delegación entonces- con el  Camino de la LUZ.
Allí no dejé ningún pecado, sino "mi compromiso libre" de cultivar "el tesoro de dones y gracias" que Dios regala a toda criatura humana, tras el ejemplo de Jesús.


- Por desgracia, los "gurús encumbrados" de mi Iglesia se empeñan en arrastrarme por el barro del PECADO, la CULPA, los SACRIFICIOS, los PAGOS y la MAGIA... No hay más que escuchar las manifestaciones de la Misa oficial, irracional y antievangélica...


Prefiero y preferiré siempre sumergirme en las palabras del Padre: "Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco", aunque sé que soy frágil, caduco, ínfimo y efímero, pero HIJO, nunca pecador, ni rechazado...

DOMINGO del BAUTISMO del SEÑOR 2025 (C)

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.

Y con tu Espíritu


MONICIÓN DE ENTRADA


Sintiendo todavía el espíritu de la Navidad, celebramos hoy el Bautismo del Señor.


En la Navidad, Jesús se manifestó como un niño, pero era ciertamente el Hijo de Dios. En la fiesta de Epifanía se manifestó a sí  mismo a los gentiles como el Salvador de todas las personas y de todos los pueblos.


Hoy, en la fiesta de su Bautismo, se nos revela como el Hijo amado intensamente por el Padre, acogiendo al Espíritu Santo que mora en él y le guía en su nueva misión pública. Ahora ya puede comenzar abiertamente su misión.


 En esta eucaristía queremos hacernos conscientes de cómo también nosotros, por medio de nuestro propio bautismo, somos hijos queridos del Padre, y cómo el fuego del Espíritu debería inflamarnos para continuar la misma misión de Jesús de iluminar y humanizar este mundo nuestro tan herido.


ACTO DE RECONOCIMIENTO


En el bautismo fuimos reconocidos como hijos de Dios. Dios Padre habita en nuestro corazón y nos regala los dones y cualidades que tenemos, con los que tenemos que vivir nuestra vida manifestando su presencia en medio del mundo. Nos comprometemos a hacerlos fructificar cada día para nuestro bien y el de toda la humanidad.


Gracias Señor por el don de la Paz, la interior que nos da tu presencia y la exterior que tenemos que construir todos juntos. Nos comprometemos a vivirla cada día diciendo: Nos comprometemos Señor


Gracias Señor por el don de la Alegría, la alegría de sentirnos queridos por Tí, la alegría de querer y sentirnos queridos por los hermanos. Queremos vivirla cada día por eso decimos: Nos comprometemos Señor


Gracias Señor por los dones de la Bondad y la Ayuda queremos vivirlos preocupándonos de nuestro desarrollo personal y de ayudar a los demás en todo lo que podamos. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor


Dios Padre amoroso TIENE siempre misericordia de nosotros, conoce nuestras limitaciones y nos guía de su mano a la vida eterna.


GLORIA


Gloria a Dios en el cielo…

Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES PIEDAD DE NOSOTROS...

Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ ATIENDES NUESTRAS SÚPLICAS…

Tú que estás sentado a la derecha del Padre, TÚ TIENES PIEDAD DE NOSOTROS…


ORACIÓN COLECTA


CONTIGO QUIERO, SEÑOR

Dejar la comodidad de mi casa, de mis amigos y trabajos, para empeñarme un poco en aquello que el Evangelio necesita de mis manos y de mi esfuerzo.


CONTIGO QUIERO, SEÑOR

Renovar mi Bautismo un tanto empolvado por el paso del tiempo. Reavivar mi Bautismo un tanto mortecino. Fortalecer mi Bautismo a veces débil y acomodado.


CONTIGO QUIERO, SEÑOR

Renovar, levantar, Ilusionar y mejorar. Incentivar y alimentar. Revitalizar y fortalecer lo que un día, por la fuerza del Espíritu, me hizo hijo de Dios miembro de su pueblo, hijo de la Iglesia, testigo de tu Reino: EL BAUTISMO. Amén.

Lectura del libro del profeta Isaías (42,1-4.6-7):


Mirad a mi Siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco.

He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones.

No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará.


Manifestará la justicia con verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas.


«Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas».


Salmo 28


R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz


V/. Hijos de Dios, aclamad al Señor,

aclamad la gloria del nombre del Señor,

postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R/.


V/. La voz del Señor sobre las aguas,

el Señor sobre las aguas torrenciales.

La voz del Señor es potente,

la voz del Señor es magnífica. R/.


V/. El Dios de la gloria ha tronado.

En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»

El Señor se sienta sobre las aguas del diluvio,

el Señor se sienta como rey eterno. R/.


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (10,34-38):


En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:

«Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.


Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él».


Lectura del santo evangelio según san Lucas (3,15-16.21-22):

R/Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos:

«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego».


Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma y vino una voz del cielo:

«Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco».


Palabra del Señor

R/Gloria a tí Señor Jesús


HOMILÍA

Hoy comienzo con una anécdota personal. Hace unos años, en una de las parroquias que tuve antes, teníamos unas reuniones en torno al evangelio del domingo; a ella asistían personas mayores, todas mujeres, todas con una edad superior a los 75 años. En la reunión en la que nos tocó hablar de este evangelio de hoy, una señora preguntó: ¿por qué los papás de Jesús no lo bautizaron de pequeño?

Esto me hizo tomar conciencia de una forma intensa de la falta de formación religiosa de la gente. Y hay que reconocer sin ambages que gran culpa de esto la tenemos los curas, que muchas veces nos perdemos en explicaciones melifluas, en altas teologías, sin aterrizar el Evangelio.

Por supuesto le expliqué a la señora que los tiempos de Jesús no eran como los nuestros, que no había todavía cristianos y que no existía el bautismo tal como hoy lo conocemos.

Por ello hoy  quiero dedicar esta pequeña reflexión a hablar del bautismo y de lo que significa para un cristiano.

¿Qué es el bautismo? (sería bueno que aquí si hay tiempo dejásemos que la gente se exprese y conteste)

El bautismo se administra normalmente a niños, pero no es cosa de niños (y digo normalmente porque hay ya hay muchos bautismos de personas adultas)

El bautismo es un sacramento, es decir, un signo de otra realidad superior, en este caso de una realidad divina (hablamos más adelante de ello).

Tradicionalmente hemos aprendido que el bautismo es el sacramento que nos lava del pecado original, nos hace hijos de Dios y nos incorpora a la Iglesia.

Veamos la primera afirmación: Nos lava del pecado original. Pero, haciendo uso de la inteligencia que Dios nos dio, ¿en qué cabeza cabe que una criatura tan inocente y pura como es un bebe nace con una mancha? ¡Solo en una cabeza retorcida! O con una idea de Dios equivocada, una idea de Dios del AT.

Históricamente la noción de “pecado original” la desarrolló San Agustín, influenciado por la teología judía del pecado, que necesita redención y sacrificio; y para justificar el bautismo de niños, porque hasta ese momento el bautismo se administraba sólo a personas adultas y después de un largo proceso de formación. Pero al convertirse el cristianismo en religión oficial del estado romano, y dado que gran parte de la sociedad era cristiana (empezando por el emperador) se dio la posibilidad de bautizar a los niños porque ya nacían en una familia cristiana. Y desde aquella época, siglo IV, seguimos cargando con esa falsa idea.

NO, no necesitamos ser lavados de ninguna mancha original. Y aquí entra la segunda afirmación: Nos hace hijos de Dios. Y digo yo: ¿Es que no lo éramos antes? ¿Acaso no somos fruto del amor de Dios manifestado en el amor de nuestros padres a través del cual somos creados y nacidos?

Los sacramentos, como decíamos antes, manifiestan una realidad superior que ya está ahí (no viene de fuera, como si fuera un rito mágico). Dios ya estaba presente en nuestra concepción y nacimiento, es más, existimos porque Dios Padre nos ha pensado, nos ha amado desde siempre, desde la eternidad..

Por eso en el bautismo lo que hacemos, por medio de esos signos que son el agua y la luz (vela), es reconocer esa realidad que ya existía, es decir, nos reconocemos, nos hacemos conscientes de que somos hijos de Dios. Y, por ello, estamos habitados por su Espíritu.

Y aquí retomamos el relato evangélico porque en el bautismo de Jesús arranca lo que debe ser nuestro bautismo. Lo que significó para Jesús es lo que debe significar para nosotros.

Para Jesús, así lo refleja el relato, el bautismo fue una experiencia profunda, que marcó lo que luego fue toda su vida.

Lucas  indica que Jesús al introducirse en las aguas del Jordán oraba. Esto nos dice que no se trata de un rito sin más, sino de una experiencia de encuentro con Dios que se revela como Padre. (Esto está expresado de manera simbólica en la paloma y la voz de Dios). En el bautismo Jesús  descubrió el sentido de su vida, lo que Dios era para él y lo que tenía que ser él para los demás.

Todo el mensaje de Jesús se reduce a manifestar su experiencia de Dios. El único objetivo de su predicación fue que nosotros también lleguemos a esa misma experiencia: invitándonos a acoger también el amor misericordioso de su Abba-Papá que nos levanta en nuestras caídas y nos reviste de una humanidad nueva. 

El relato termina sin aplausos ni reconocimientos por parte de quienes estaban presentes. Quizá porque nos quiere invitar al silencio, a reencontrarnos con nuestra propia experiencia de encuentro con ese Dios que hace nuevas todas las cosas, a acoger  a la Santa Ruaj-Espíritu, que nos ayuda a reconocer en Jesús la encarnación de su Palabra y una vez más hacernos compañeros de camino, agentes de liberación y perdón en nuestro mundo herido.

Hoy necesitamos de nuevo recordar este episodio de la vida de Jesús,  por la experiencia que sostiene. En ella encontramos a Jesús escuchando en su corazón al Dios Padre/Madre que sostiene su vida, que la fortalece y le hace sentir la profunda libertad que lo hace hijo y lo envía.

Esta experiencia abre para nosotros un camino que nos lleva al centro de nuestro corazón, para escuchar la palabra que Dios pronuncia en nuestra vida. Una palabra en la que confiar, desde la que esperar y vivir, y que nos vincula como hermanos, como hijos de un Padre/Madre que nos acompaña en la vida, nos invita a preguntar, nos acoge en la respuesta amorosa de su amor y nos bautiza en la honda certeza de que solo el amor salva. Así lo hizo Jesús.

PROFESIÓN DE FE: Hermanos, en esta fiesta del Bautismo del Señor, renovemos el compromiso de nuestra fe bautismal.


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios , que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia para hacer un mundo mejor?.

Todos. Sí, Creemos.


Sacerdote: ¿Creéis en la resurrección y en la Vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí y disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por esta vida?

Todos. Sí, Creemos.


Es una alegría poder proclamarla todos juntos y dar testimonio con obras de lo que decimos de palabra.


ORACIÓN UNIVERSAL


Recordamos el bautismo de Jesús y renovamos nuestro deseo de vivir movidos por el mismo Espíritu que animó su vida. Oremos.

Nos dejaremos impulsar por el Espíritu


• Deseamos que  quienes están al frente de nuestra Iglesia, impulsados por el mismo Espíritu que animó a Jesús, no tengan miedo en ser la voz de los sin voz, cuidando la vida de las personas más frágiles.

Nos dejaremos impulsar por el Espíritu


• Queremos que nuestras comunidades cristianas sean escuelas de una espiritualidad de la encarnación y anuncio de la Buena Noticia para todo el mundo, contagiando el mismo Espíritu que animó a Jesús de Nazaret.

Nos dejaremos impulsar por el Espíritu


• Anhelamos que  los que presiden los gobiernos e instituciones estén atentos a las necesidades de los hombres y mujeres, pongan su empeño en mejorar la vida de los más desfavorecidos de nuestro mundo.

Nos dejaremos impulsar por el Espíritu


• Queremos acoger la presencia creadora del Espíritu en nosotros y dejarnos conducir desde esa experiencia de amor hacía los otros como hermanos.

Nos dejaremos impulsar por el Espíritu


Padre y Madre buena, la renovación de nuestro bautismo supone en nuestra vida decisión, elección, voluntad, don recibido, compromiso de vida junto a los hermanos. Agradecemos y bendecimos el soplo del Espíritu que animó a Jesús de Nazaret que vive por los siglos de los siglos. Amén


En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso

El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…


ORACIÓN OFRENDAS


Junto con el pan y el vino frutos de la tierra y del trabajo de los hombre y mujeres que la cultivan, te ofrecemos Señor nuestros esfuerzos e ilusiones, nuestras ganas de hacer un mundo conforme a tu voluntad. Por J.N.S.


PREFACIO


El Señor está con vosotros  

Y con tu Espíritu

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor

Damos gracias al Señor nuestro Dios

Es justo y necesario


Te bendecimos, Padre, por tu hijo Jesús,

el amado, el predilecto,

en quien has puesto tus complacencias de Creador

y sobre el que derramaste tu espíritu en plenitud.

Recordamos con emoción cómo Jesús,

a través de toda su vida,

actuó siempre como hijo tuyo

y se identificó plenamente contigo.

Nos dio ejemplo a quienes queremos 

sentirnos hijos tuyos.

Que no se logra con solo invocarte como Padre

sino siguiendo en todo el rastro de tu hijo Jesús.

Respetó a toda criatura,

no pisó, ni tiró al suelo la caña quebrada.

Del árbol caído no hizo leña.

La llama vacilante no la apagó.

Vino a ayudar a los más débiles y a todos,

a defenderlos contra las injusticias y la maldad.

Nos infundió una fuerza nueva y 

nos iluminó el Camino.

Por eso los religiosos fanáticos y  poderosos se alarmaron y se pusieron en movimiento contra él, para destruirlo porque lo consideraron la competencia de la religión de la que ellos se habían apoderado.

Padre Dios, ante nuestros ojos está

el “bautismo de conversión” de tu amado Hijo en el Jordán, confundido entre pecadores,

y su “bautismo de sangre” en la cruz entre ladrones.

Recordamos y celebramos en este momento su esfuerzo, su testimonio y su luz para conducirnos a Ti.

Y por ello te alabamos a plena voz diciendo

SANTO, SANTO, SANTO


CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA


SANTO eres en verdad, Padre,

y con razón te alaban todas tus criaturas,

ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,

con la fuerza del Espíritu Santo,

nos das Vida y santificas todo.

Congregas a tu Pueblo sin cesar,

para que ofrezca en tu honor esta OFRENDA

desde donde sale el sol hasta el ocaso.

Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino

y se conviertan para nosotros

en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús,

en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.

Porque Él mismo,

la noche en que iba a ser entregado,

habiendo amado a los suyos

que estaban en el mundo hasta el extremo,

mientras cenaba con sus discípulos,

tomó un pan, y dando gracias te bendijo,

lo partió y lo repartió a sus discípulos, diciendo:


TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,

PORQUE ESTO ES MI CUERPO,

QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

Del mismo modo, acabada la cena,

tomó el cáliz,

y, dándote gracias de nuevo,

lo pasó a sus discípulos, diciendo:

TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,

PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,

SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,

QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS

Y POR TODOS LOS HOMBRES

PARA ILUMINAR VUESTRAS VIDAS.

HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.


ÉSTE ES EL SACRAMENTO DE NUESTRA FE.


Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial

de la ENTREGA de Jesús,

de su admirable resurrección y ascensión al cielo,

mientras esperamos su venida gloriosa,

te ofrecemos, en esta acción de gracias,

Todo lo que somos y tenemos.


Tú diriges tu mirada sobre esta OFRENDA de tu Iglesia

y reconoces en ella nuestra adhesión a Jesús,

que vino a revelarnos tu rostro

de verdadero Padre, que nos ama sin límite.


Nos unimos en este sacramento al Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,

que se entregó por nosotros para dejarnos su ejemplo de Vida.

Y nos abrimos de todo corazón a tu Espíritu Santo

para ser iluminados y fortalecidos en el seguimiento de Jesús, tanto individual como colectivamente.

Y así, unidos como hermanos,

formemos con Cristo un solo cuerpo

y un solo espíritu.


Él nos transforma en verdaderamente humanos

en nuestro diario caminar hacia tu Heredad,

donde seguiremos alabándote 

junto con tus elegidos,

con María, la Virgen Madre de Dios y madre nuestra, su esposo san José,

los apóstoles y los mártires,

y todos los santos,

que nos precedieron en el camino hacia Ti.


Te ofrecemos, Padre, nuestro compromiso de adhesión a Jesús,

que ratificamos en esta celebración,

para que contribuya a la Paz y

la Humanización del mundo entero.


Confirmamos nuestra lealtad con esta tu Iglesia,

que peregrina en la Tierra,

fortalecida por nuestra fe y caridad.


Nos unimos a TODOS tus hijos de este Pueblo,

iluminado y fortalecido por Jesús,

junto con sus servidores: el papa Francisco,

nuestro obispo N…,

el orden episcopal, los presbíteros y diáconos.

Tú atiendes los deseos y compromisos

de esta Familia,

que has congregado en tu presencia

en este domingo, día en que Cristo

venció a la muerte.


Él nos ha hecho partícipes de su Sabiduría y Fortaleza

para que imitemos su ejemplo

en el camino hacia tu Heredad eterna.


Te damos GRACIAS porque nuestros

hermanos difuntos…, familiares,

amigos y miembros de nuestra Comunidad,

tras su maduración en este mundo,

ya disfrutan contigo en tu casa del Cielo.


Queremos ser parte del Reino interior,

que tu Hijo nos reveló,

y extenderlo a nuestro mundo

para que podamos gozar TODOS de tu felicidad eterna,

junto con Cristo, Señor nuestro,

por quien concedes al mundo todos los bienes.


Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.

PADRENUESTRO


PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo

TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen


CORDERO DE DIOS


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.

ORACIÓN FINAL


Habiendo participado de la Eucaristía, unido a Ti por la comunión, escucho yo también, con temblor y agradecimiento, la voz del Padre: «Eres mi hijo, mi amado; en ti me he complacido». “De tal palo tal astilla” podemos decir, porque somos realmente astillas del tronco de Jesús.


Por eso creo que el fondo  más profundo de mi ser,  mi yo más auténtico,  está enraizado en el Padre,  que es silencio paciente,  perdón, paz, luz y vida. 


Como tú, Jesús, quiero hacerme solidario con toda la humanidad que tiene necesidad de un bautismo regenerador, de un nuevo nacimiento que haga germinar las semillas de vida eterna, las capacidades de amor,  perdón, paz y ternura que el Padre ha puesto en nosotros y que tú has desarrollado en la unidad del Espíritu. Tu que vives por los siglos de los siglos. Amén

BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

Y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo.

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