¿Alguien cree que la felicidad infantil está en un iPhone último modelo o en ropa de su marca favorita?. No lo creemos pero actuamos, con frecuencia, como si así fuera.

¿Por qué nos empeñamos en decir que en la sociedad actual los niños son egoístas, superficiales y consumistas?

Lo que más desean los niños es formar parte de una familia feliz, estable y estructurada; tener amigos; pasar tiempo con ellos y disfrutar con unos y con los otros.

Es lo que se deduce de un estudio realizado por el Instituto de investigación Ipsos Mori y Unicef, en el que se analizaron las bases que determinan el sentimiento de bienestar y la felicidad de niños de entre 8 y 13 años.

La psicología ha demostrado sobradamente la importancia que tienen los vínculos en el desarrollo y equilibrio del ser humano. En esta investigación son los propios niños los que han confirmado que necesitan a sus padres y a sus amigos para logar un sentimiento de bienestar y felicidad. Una felicidad que relacionan con los siguientes hechos:

➢ Mayor tiempo en familia. Divertirse en la familia es lo que les hace más felices; les hace sentirse queridos y perciben estabilidad familiar.

➢ Vida social que les permita relacionarse y cultivar la compañía de amigos.

➢ Presencia y acompañamiento. Jugar con ellos; enseñarles a cuidar las pertenencias; animarles a estudiar e inculcar el esfuerzo lo valoran positivamente y lo agradecen.

Hay padres que aun intuyendo que lo anterior puede ser cierto prefieren vivir engañados. Y la sociedad les empuja a hacerlo. Porque el trabajo les exige una gran dedicación y al llegar a casa necesitan descanso. Se convencen de que colmando a sus hijos de regalos serán felices.

Otros estudios sobre este mismo asunto han puesto de manifiesto que los hijos que suelen pasar tiempo con sus padres, se divierten y se comunican con ellos, seguirán haciéndolo como adolescentes y como adultos. Y que la comunicación que se gesta de esta manera, dura para siempre. Quien no lo haga eso es lo que se pierde.