Uno no escoge el momento, ni el lugar, ni las circunstancias de llegar al mundo… pero de él depende la huella a dejar. Porque ante “su mundo” puede adoptar distintas actitudes.
¡Nadie puede evadir su responsabilidad!
Nadie puede estar tapándose los ojos ni los oídos permanentemente. Ni enmudecer y atarse las manos.
Todos tenemos una aspiración que alcanzar; un deber que cumplir; una historia que forjar y una meta que alcanzar. El resultado dependerá de la
actitud que adoptamos ante la vida y sus circunstancias; de cómo gestionamos nuestra vida.
REFLEXIÓN
¿Cuántas veces te tapas los ojos y los oídos refugiándote en expresiones del tipo “es mi mala suerte y nada puedo hacer”?
¿Crees, de verdad, que nada puedes hacer?