Un gesto al que me impulsa mi conciencia ciudadana
“Nuestras vidas empiezan a acabarse el día en que guardamos silencio sobre las cosas que realmente importan”, dijo Martin Luther King.
No quiero ser ni ignorante ni indiferente ante los problemas que nos rodean. Y creo, por ello, que no podemos resignarnos a que la política española, siga rodeada de arbitrariedades, corruptelas y mediocridades. Porque de esa forma dificultamos la regeneración ética que tanto necesitamos.
Necesitamos políticos con miras altas, que trabajen más por el país que por sus intereses personales y los de su partido. Un PP que hace lo que conviene al bien común y predica con el ejemplo. Un PSOE que haga la travesía del desierto y se someta a una regeneración profunda. Una CiU constitucionalista que deje de chantajear con la independencia. Un PNV sin ambivalencias ante los abertzales. Y alguna nueva fuerza centrada (de verdad) en la defensa de la responsabilidad, la transparencia, la justicia, la solidaridad, la ética....
Pero no traslademos la responsabilidad a los políticos en exclusiva. Si ellos actúan con mediocridad, arbitrariedad y escaso aprecio por el bien común es porque se lo consentimos.
¿Qué podemos hacer nosotros?
En el caso concreto del independentismo catalán se me ha ocurrido una acción concreta. Yo soy cliente de La Caixa desde hace años. Y estoy satisfecho como cliente. Pero insatisfecho como ciudadano, ante el ambiguo posicionamiento de La Caixa en la reivindicación independentista. Por ese motivo he decidido irme a otro banco.
¿Un gesto insignificante? Quizás. Aunque no lo sería si muchos otros lo hicieran.
El gesto no es insignificante para mi conciencia ciudadana. Decía la madre Teresa de Calcuta “Lo que realizamos es menos que una gota en el océano. Pero si faltase la gota, el océano carecería de algo". Con esta decisión mi océano particular se ha sentido reconfortado.