Somalia es un país que vive un conflicto armado desde hace décadas y cuando aún no se ha recuperado de la hambruna de 2011 una nueva sequía hace que la situación sea extremadamente grave.

Según las últimas cifras proporcionadas por la Unidad de Análisis de Seguridad Alimentaria y Nutrición (FSNAU) 363 mil niños ya sufren de desnutrición y 71 mil de ellos se enfrentan al tipo de hambre más letal. Más de 6,2 millones de personas, la mitad de la población del país, necesitan ayuda.

Esta organización advierte de la posibilidad de que se produzca una nueva hambruna si la próxima temporada de lluvias en primavera es escasa, y si la ayuda no llega a quienes más la necesitan.

Miles de familias ya están desplazándose internamente o dirigiéndose a los países vecinos. Estos desplazamientos están forzando a los niños a abandonar la escuela, lo que aumenta el riesgo de que se separen de sus familias o de que se vean expuestos a la explotación e incluso a la muerte.

La grave escasez de agua ha subido hasta 15 dólares el precio de un barril de 200 litros. Tres cuartas partes del ganado del país ha muerto y la producción de cereales ha bajado un 75 por ciento, lo que ha disparado el precio de los alimentos.

En la hambruna de 201 más de un cuarto de millón de personas, de las cuales 130 mil eran niños, perdieron la vida.

Es necesario que los organismos internacionales actúen de manera inmediata. Pero también nosotros podemos poner nuestro granito de arena. Te propongo lo hagas a través de alguna Institución que no genere dudas en torno a su gestión. Como Manos Unidas, que es la Asociación de la Iglesia Católica en España dedicada a la ayuda, promoción y desarrollo del Tercer Mundo.