Levantarse, superar las dificultades, resurgir. Son lecciones de vida que debemos aprender y aplicar.
El libro “Los Miserables” de Victor Hugo nos enseña que siempre somos capaces de rehacer nuestra vida, si tenemos algo por lo que apostar (el futuro, nuestras capacidades, la gente que nos quiere). Si somos capaces de rechazar el miedo. Enseña, también, que todos merecemos una segunda oportunidad para reinventarnos y aprender de nuestros errores. Y concluye: "Nada importa morir, pero no vivir es horrible."
El Papa Francisco en su conversación con el Rabino Abraham Skorka dijo “
Lo fundamental que hay que decirle a todo hombre es que entre dentro de si. La dispersión es un quiebre en el interior que nunca lo va a llevar a encontrarse consigo mismo e impide el momento de mirar al espejo de su corazón".
Para ser consecuente consigo mismo; para obrar en conciencia, aunque haya que ir a contracorriente; para mantenerse firme a pesar de las circunstancias más adversas; para actuar responsablemente; para no comulgar con ruedas de molino; para revelarse contra lo que consideramos éticamente incorrecto hay que estar muy anclado a algo y a alguien; hay que tener una interioridad viva e intensa. Es lo que me deseo y te deseo.