El cine a través de los ojos de la Teología “Hit Man: Asesino por casualidad”: las (re)vueltas del amor

Cartel de la película de Richard Linklater
Cartel de la película de Richard Linklater

Esta película quizás sea una de las joyas del año, con su ingeniosa y perfecta mezcla de géneros: el psicológico-filosófico, el detectivesco-informal, el de acción espléndida, el de comedia inteligente y el de romance tórrido

No cediendo a la tentación de hablar de una cuarta parte de una obra (me refiero a “Horizonte: una saga americana”), hablaré de una película que fui a ver “arrastrado”, por consejo de antiguos alumnos. Y ¡qué suerte que así fuera! Tanto es así que la considero la mejor película que se estrenó en los cines españoles en junio.

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Esta película quizás sea una de las joyas del año, con su ingeniosa y perfecta mezcla de géneros: el psicológico-filosófico, el detectivesco-informal, el de acción espléndida, el de comedia inteligente y el de romance tórrido. Oscilando hábilmente entre la sencillez de las aventuras absurdas y la profundidad de la fantasía intrincada, una cosa es cierta: la recreación de calidad está garantizada, haciéndonos pensar al ritmo de una dosis llena de buen humor no intrusivo. Lástima que no haya más películas así.

Powell brilla. ¡Y qué brillo! Todo lo que hace lo catapulta al panteón de los actores más excelentes, exudando talento, carisma y empatía en una especie de truco continuo de ilusionismo. La fascinación de su interacción, llena de sincera sensualidad, con Arjona parece un contenedor de TNT de mutuo sex-appeal a punto de explotar (pero sin herir). Los demás actores también ayudan para el fruto final, pero todo se basa en esa relación.

La vieja pregunta

Teológicamente, estamos de nuevo delante una vieja pregunta: ¿quiénes somos? ¿Una (mera) construcción resultante de los distintos roles que hemos tenido que, o querido, asumir a lo largo de nuestra vida, o algo más perenne y consistente, con o sin la influencia de esa construcción? Esta obra nos muestra una posible respuesta a esta pregunta a ser actualizada ante nuestros ojos, y sin embargo la pregunta persiste: ¿somos el producto de subterfugios en la ruptura nietzscheana de la pseudo-liberación fantaseada o algo más real, más íntimo e imposible de describir porque se nos escapa como el infinito que es?

Fotograma de Hitman. Asesino por casualidad
Fotograma de Hitman. Asesino por casualidad

Como cristianos creemos que lo que nos define es nuestro “corazón a corazón” con Dios, mediado (gracias a Su voluntad y a nuestra naturaleza) por lo que hacemos a los demás. Sí: tanto Dios como los demás son marcadores de nuestra identidad, que debe guiarse no por una ficción cambiante según soplen las arenas, sino por un ayudar a los demás a descubrir quiénes son. Un ayudarlos: a ver sin escamas en los ojos; a amar sin afectos desordenados; y a ascender con los pies firmes en la tierra.

Lo que no humaniza se seca y acaba siendo arrastrado como aquellas arenas, pero en el humanizar tocamos el don que nos haz ser hechos sólo por, en y para el amor. No nos defendamos cuando nos entreguemos a esto: no estemos en contra de lo que sea (excepto el desamor y con la paz que da el poder ponerlo en las manos del Señor). Hagámoslo siempre a favor de la humanidad, también porque ese fue el encargo que nos dio Jesús –el Camino de la referida humanización que hay que vivir con amor receptivo y activo.

Tampoco no aprisionemos: lo que está bien, la sal o la luz. Démoslos, mientras siempre amemos nuestra vida –ese primer gran don que Dios nos ha dado y continúa regalando. Ese Dios-Amor que, siendo el más íntimo de nosotros y de los demás, es Otro, pero no “un otro”, convirtiendo a todos que encontramos en una “célula” de nuestras propias vidas. Y esto, con una libertad que no es un “hagamos lo que nos apetezca”, sino una obediencia voluntaria al amor, siendo, por tanto, un deseo, una búsqueda y una donación que unifica. Y si lo es, lo es porque está libre de todos los “resfriados” morales, que son tan inconvenientes como los corporales, pues nos impiden ver el Bien en todo.

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(Hit Man: Asesino por casualidad. EE.UU.; 2023; dirigido por Richard Linklater; con Glen Powell, Adria Arjona, Retta, Austin Amelio, Molly Bernard y Mike Markoff)

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