David López Royo Camino desconocido
"La población, en un porcentaje muy elevado estamos enfadados y nunca entenderemos cómo algunos son tan obtusos, encerrados en sí mismos y preocupados por defender sus principios ideológicos"
"Ante situaciones de emergencia, y lo que ha ocurrido con la presencia de esta pandemia que ha generado una verdadera crisis, se precisa dedicación y empeño para buscar soluciones; además de verdadera experiencia"
Lo acaecido desde febrero hasta la fecha, contando los días que llevamos en confinamiento, sumamos más de cuarenta, ha cambiado el rumbo para la sociedad en general. Este cambio, todavía no ha concluido, termina de comenzar, y va generar en los ámbitos político, económico y social nuevas formas de ser, de hacer y de estar.
En el político la sociedad ha percibido qué servidores públicos han estado a la altura de las circunstancias y quiénes han supuesto una dificultad. Demos tiempo al tiempo, las personas somos mucho más inteligentes de lo que nos consideran los políticos, que creen que nos pueden controlar a golpe de estudios de opinión y de encuestas ¡Tranquilidad! Tengamos tranquilidad porque el sentido común ya ha seleccionado el hacer, el estar y ser de los políticos.
La población, en un porcentaje muy elevado estamos enfadados y nunca entenderemos cómo algunos son tan obtusos, encerrados en sí mismos y preocupados por defender sus principios ideológicos. El mundo va cambiar tanto a partir de ahora, que la manera de hacer política se verá arrastrada a desarrollar principios que superarán lo caduco y lo viejo porque la ideología será sorprendida por la búsqueda de la dignificación de las personas. Dignidad y no slongans publicitarios, será el hilo conductor de una política diferente. Una dignidad unida a la libertad y no al control. Una dignidad que se apoya en la creatividad de cada persona. Una dignidad que no necesita la doctrina de los políticos de turno. Una dignidad que propone que cada persona pueda seleccionar el camino por el que andar. Una dignidad que nos permita crecer como una sociedad que ofrece oportunidades para cualquiera que habite en ella. Una dignidad que potencie el respeto. Una dignidad que nos facilite trabajar en equipo. Una dignidad en donde los mayores, nuestros mayores, no se vean obligados a ser arrinconados.
La población nos estamos alejando de las ideologías y buscamos servidores públicos. Nos percatamos que el coronavirus ha dejado al descubierto qué políticos tenemos. No obstante, no podemos olvidar que hoy por hoy la mayoría se suma entre dos partidos que en Alemania son capaces de gobernar juntos y aquí es imposible, suman más de 200 diputados y con Ciudadanos más de 210. Cuando se habla de recuperar una situación como la que nos va a dejar el coronavirus, lo primero que procede es que la mayoría existente entre las dos fuerzas políticas con mayor representación se pongan de acuerdo, sumándose después el resto. El sentido común de las personas que formamos este país nos percatamos quién de los dos no quiere inaugurar una nueva forma de hacer, de ser y de estar en la política. Las urnas, cuando proceda, darán su parecer.
La economía es junto a la dignidad el otro gran soporte del nuevo dibujo que se ha empezado a realizar en la actual crisis de emergencia sanitaria y en los resultados económicos que vendrán derivados de la misma. Bueno, la verdad, es que ya están presentes las consecuencias. Los ertes, el desempleo y la vulnerabilidad están afincándose en nuestra sociedad. Desgraciadamente han venido para quedarse por un tiempo no deseado. Ante este panorama es increíble la fotografía política que tenemos. La economía debe de buscar la dignificación de las personas. La economía, aderezada por los principios de la socialdemocracia, del espacio liberal y de la dimensión democratacristiana, ha hecho posible el desarrollo de Europa y de España. Hay que defender una economía apoyada en los principios socialistas, liberales cristianos, porque es la interrelación que se pueda dar entre los mismos lo que posibilitará un Estado Social de Derecho. Hay que huir de ideologías que nos pueden llevar a la muerte democrática y a una sociedad basada en los privilegios de las subvenciones y de la dependencia económica de los políticos.
La economía tiene que impulsar una sociedad que a través del trabajo, un derecho inalienable para cada persona, se pueda lograr la dignificación de quienes estamos llamados a realizar una aportación al desarrollo social de nuestro país.
¿Quiénes son los llamados? Cada persona que vive en España. El trabajo dignifica y hace posible que las personas tengamos el mayor grado de libertad posible, porque gracias al mismo podemos elegir. Por esta razón hay que apoyar medidas que ayuden a fomentar el mismo. Hay que dar un soporte económico y legislativo a quienes pueden crear puestos de trabajo.
La economía basada en los principios de las grandes fuerzas políticas existentes en España y en Europa, socialistas, populares y liberales, es la que nos ayudará a resolver con más celeridad los problemas económicos y sociales originados por el coronavirus. En España estas fuerzas suman más de 210 escaños ¿Por qué hay tanto problema a ponerse de acuerdo?
Lo que se necesita es incentivar la economía y para ello hay que contar con el tejido empresarial. Sí, sobre todo, con ellos. Hay que contar con el Tercer Sector y también con los Sindicatos. Es extraño que en el Congreso, sede Parlamentaria, para ejercer el diálogo y el entendimiento, no se haya mencionado con detalle ningún plan de trabajo conjunto con quienes son los verdaderos protagonistas de la activación económica de una sociedad.
Ante situaciones de emergencia, y lo que ha ocurrido con la presencia de esta pandemia que ha generado una verdadera crisis, se precisa dedicación y empeño para buscar soluciones; además de verdadera experiencia. Circula por las redes sociales un video, donde Tomás Pereda da pistas para hallar el camino más certero que nos ayude a superar las dificultades. Una vez más aparece la necesidad de saber trabajar en equipo desde la experiencia probada.
La economía tiene la obligación de dignificar la vida de las personas; por esta razón no puede dejar en la orilla del camino a quienes con ilusión y con esperanza se han preparado para servir a la sociedad. Nuestros jóvenes no se merecen el olvido y el arrinconamiento, y mucho menos que sean derivados a la cultura del subsidio que les someterá a los políticos de turno.
La economía tiene que entenderse de las personas vulnerables; por esta razón ha de idear un camino en donde se genere riqueza social. La economía no puede ser la del descarte sino la de la esperanza.
Para lograr lo anterior precisamos políticos valientes, ya que economía y política han de caminar por la senda que conduzca a dignificar a cada persona que habita en nuestro país. Necesitamos políticos que se aparten de las ideologías que han fracasado, y que vuelvan a los principios que han facilitado el progreso de nuestro país. Son indispensables políticos que vean en la economía un apoyo esencial para la solidaridad porque ésta tiene su punto de llegada en la Dignidad.
La dimensión social en la crisis que estamos viviendo hay que salvaguardarla, hay que protegerla y es necesario que no quede afectada por las decisiones políticas y por las consecuencias económicas.
Las personas precisamos tener referentes sociales sólidos que refuercen nuestra capacidad de trabajo, de compromiso y de emprendimiento.
El caos social puede llevarnos al desentendimiento y al sálvese el que pueda. Las personas que habitamos este país estamos demostrando que la solidaridad y la generosidad son nuestra bandera. Tenemos una enorme capacidad de aguante; pero todo puede tener un límite. No obstante somos corresponsables y esto nos hace más fuertes ante la vulnerabilidad que en estos momentos estamos viviendo.
La economía es el gran punto de apoyo para salir de la crisis en la que estamos inmersos. La economía no puede ser el enemigo, tiene que ser el amigo amable que nos ayude a superar la vulnerabilidad social; pero precisamos una economía con preocupación social. Las dimensiones socialista, demócrata cristiana y liberal tienen un reto, lograr que la economía fomente la dignificación de las personas. Este tiene que ser el camino porque si no entraremos en un sendero obscuro y triste. Tenemos que lograr que el camino desconocido se convierta en una esperanza certera para quienes vivimos en España.