La mision es para eso, para que la espalda de nadie pese Guillermo, el misionero del agua
Guillermo vive en Barsaloi, al norte de Kenia, entre los samburu; es misionero y hace ya ocho años sirve en ese pueblo de pastores.
En ese viacrucis del Cristo-rio, Guillermo y su comunidad cristiana se propusieron bajar esos pozos de la cruz y traer pascua a ese pueblo, traer vida...
Y el milagro llegó, “a Dios rogando y con el mazo dando”, con la ayuda de mucha gente de buena voluntad, entre las que se destaca Active Africa una fundación de Barcelona, ahora en Barsaloi, que le falta muy poco para ser desierto, todos tienen agua en su casa.
Guillermo y su comunidad cristiana tienen muy claro que la misión de Jesús no es acerca de una religión y si de vida abundante para todos.
Una mujer de Barsaloi, hablando de este milagro del agua en su pueblo dijo “morokure airoshi nkoriong anapita nkare”; “la espalda no pesa más cuando se carga el agua”...La misión es para esto, para que la espalda de nadie pese y que todos puedan vivir como hijos e hijas de Dios.
Y el milagro llegó, “a Dios rogando y con el mazo dando”, con la ayuda de mucha gente de buena voluntad, entre las que se destaca Active Africa una fundación de Barcelona, ahora en Barsaloi, que le falta muy poco para ser desierto, todos tienen agua en su casa.
Guillermo y su comunidad cristiana tienen muy claro que la misión de Jesús no es acerca de una religión y si de vida abundante para todos.
Una mujer de Barsaloi, hablando de este milagro del agua en su pueblo dijo “morokure airoshi nkoriong anapita nkare”; “la espalda no pesa más cuando se carga el agua”...La misión es para esto, para que la espalda de nadie pese y que todos puedan vivir como hijos e hijas de Dios.
Una mujer de Barsaloi, hablando de este milagro del agua en su pueblo dijo “morokure airoshi nkoriong anapita nkare”; “la espalda no pesa más cuando se carga el agua”...La misión es para esto, para que la espalda de nadie pese y que todos puedan vivir como hijos e hijas de Dios.
| Jairo Alberto Franco Uribe
Guillermo vive en Barsaloi, al norte de Kenia, entre los samburu; es misionero y hace ya ocho años sirve en ese pueblo de pastores. Una vez, en una cuaresma, que coincidía con una tremenda sequía, fue a hacer el camino de la cruz con una pequeña comunidad y al llegar al lugar se encontró que las mujeres, en vez de venir al viacrucis como lo habían acordado, se habían ido para el rio, uno de esos ríos secos y ya muertos tan comunes en esa región, y que las mujeres, que no iban de estación en estación y sí de pozo en pozo, se detenían al llegar a ellos, comprobaban su sequedad, o mejor su pasión, los bendecían rociándoles leche y pedían que volvieran a llenarse de agua. Esas mujeres intuían que ese río muerto era Cristo muerto y que su sequedad era su agonía y en ese rio contemplaron la pasión de Dios; Guillermo me dirá después que ese era el viacrucis más real que había hecho en su vida.
En ese viacrucis del Cristo-rio, Guillermo y su comunidad cristiana se propusieron bajar esos pozos de la cruz y traer pascua a ese pueblo, traer vida, y esa vida era agua y agua para que llegara a todas las casas y que llegara gratis, porque el agua, dicen ellos, es un derecho humano y no puede ser el privilegio de unos pocos. Es verdad que la misión había ya trabajado por el agua y que tenían un pozo y la bombeaban hasta el pueblo, pero eran todavía muchos los que la tenían que cargar a sus espaldas, a veces caminando más de seis kilómetros para conseguirla.
Y el milagro llegó, “a Dios rogando y con el mazo dando”, con la ayuda de mucha gente de buena voluntad, entre las que se destaca Active Africa una fundación de Barcelona, ahora en Barsaloi, que le falta muy poco para ser desierto, todos tienen agua en su casa; y con el agua ha venido también la posibilidad de cultivar pequeños huertos y así aliviar la dieta y lograr soberanía alimentaria. Guillermo sabe que a Jesús le interesaba mucho la comida de la gente, que tuvieran y que sobrara, y sabe también que comer es salvación de Dios; Guillermo y su comunidad cristiana tienen muy claro que la misión de Jesús no es acerca de una religión y si de vida abundante para todos.
Una mujer de Barsaloi, hablando de este milagro del agua en su pueblo dijo “morokure airoshi nkoriong anapita nkare”; “la espalda no pesa más cuando se carga el agua”; y aquí, Guillermo y los suyos se alegran porque saben que para esto es la misión, para que nada siga pesando en la espalda de los pobres, para aligerar la vida y para liberar de toda carga… Ahora en Barsaloi, ir por agua no es más un viacrucis, es vialucis. La misión es para esto, para que la espalda de nadie pese y que todos puedan vivir como hijos e hijas de Dios. En este mes de octubre, pensemos en nuestros misioneros y misioneras y sus comunidades y en tantos, como Active Africa, que los apoyan.