Detalles deliciosos
Tenemos un cable de TV pestoso a 35 reales al mes con apenas veintialgo canales, pero eso sí, Latina daba toditos los partidos del mundial. El problema es que cuando no hay luz (o sea, de 1 a 6 de la tarde) el cable tampoco emite. Y España jugaba a la 1. De modo que fui a explicarles a los del cable que quería ver el partido y para ello iba a poner mi motor, pero necesitaba que por favor ellos prendieran también el suyo para hacer funcionar el cable. Les colaboré con 10 realitos para la gasolina, jeje.
Mi peluquero se llama Lucho, y el pobre lo pasa fatal cada vez que voy. Me corta con la máquina por atrás y por los costados de la cabeza, y entonces me saca el trapo y dice: “ahí nomás”, o sea, “servido”, “se terminó”.
- No no no - le digo yo -córtame por arriba.
- Pero si casi no…
Y me corta un poquiiiito. “Córtame más, sin miedo”, y lo hace. Cuando llega el momento de pagar, le pregunto cuánto es.
- Cinco reales – me dice
- ¿Pero no había subido a siete?
- No, pero a usted no. Porque da poco trabajo.
Voy con doña Elsa al local de la ONPE (Oficina Nacional de Procesos Electorales) a consultar en qué lugar y mesa le corresponde sufragar. Le piden su DNI y veo que el muchacho escribe algo en su celular. Le pregunto si ingresa el número en la web para averiguar y me dice que no, que la señal es tan lenta que no lo permite: “Le pongo nomás un whatsapp a un compañero en Iquitos y él lo consulta desde allí y me dice”. Jaja.
El “banco” está como de adorno. En realidad es un cuchitril pegado a la Muni, y dentro una señorita a la que llegas y le preguntas: “¿Hay plata?”. La cuestión es imprescindible porque hay días que ya han retirado todo el líquido y no hay más; entonces hay que esperar al día que venga la avioneta de Iquitos con dinero, o que algún vecino deposite para que te puedan dar. Ella timbra: “Amiga, ¿no ibas a venir a depositar 1500? ¡Apúrate, que acá hay un señor que necesitaaa!”. Aunque también ocurre lo contrario: vas a ingresar pero el banco no te recibe porque la chica ha llegado al máximo de lo que puede tener consigo, por si los robos. Pero lo más normal es que “no hay sistema”, y te vuelves por donde has venido, caso cerrado.
Hay un hombre que todas las mañanas va con una carretilla vendiendo plátanos y papayas. “¡El maduritooo! ¡Vamos la papayaaa! ¡Manzanitaaa ricaaa!” (hay un plátano chiquito que sabe a manzana y se llama manzanito). Me lo cruzo muchos días durante el paseo y le digo que pase más tarde por la casa para comprarle. Pero antes de ayer quería unos maduros para sancochar y me lo encontré lejitos; iba sin un real pero sin problema: “Yo se los dejo luego”. Los guardó en una bolsa para no venderlos, y al rato pasó, los recogí y pagué. Toma ya. Fruta delivery, para que aprendan los del Mercadona.
César L. Caro