Frecuentar las comunidades repitiendo la visita hasta tres veces en un año permite ensayar un mínimo proceso y hacer algo de seguimiento a cuestiones que quedaron apuntadas o pendientes Peripecias con sabor a mango
Cuando recorremos el río siempre intento mantener los ojos bien abiertos y registrarlo todo, para aprender, no tanto cantidad de datos, sino la cualidad de esta cultura, la forma de vivir del pueblo, el carácter de la gente. Hay cosas que me extrañan, otras me encajan y muchas me sorprenden.
Cuando recorremos el río siempre intento mantener los ojos bien abiertos y registrarlo todo, para aprender, no tanto cantidad de datos, sino la cualidad de esta cultura, la forma de vivir del pueblo, el carácter de la gente. Hay cosas que me extrañan, otras me encajan y muchas me sorprenden. Como la marea de mangos que hay por todas partes cuando es su época, ¡qué bestia!
Frecuentar las comunidades repitiendo la visita hasta tres veces en un año permite ensayar un mínimo proceso y hacer algo de seguimiento a cuestiones que quedaron apuntadas o pendientes. Paseando por Buen Jardín observamos que la mitad de los baños que fueron construidos en julio todavía no están cerrados ni los están utilizando: parecen absurdos monumentos surrealistas en medio de la selva. ¿Tal vez no saben usarlos? ¿O es que en realidad no los necesitan porque están acostumbrados a ir al yuyal? Ellos los solicitaron con fuerza, pero… ¿hemos enfocado esta carencia más “desde nosotros” que “desde ellos”?
Llega el bote con el cartel “Transporte escolar”, para movilizar a los colegiales de secundaria cada día a Bellavista; pero no se ven muchachos dentro, sino cargas de leña. El encargado aprovecha como puede, igual que todo quisque, porque la pobreza acecha siempre. Por la noche, la reunión tendrá lugar en la escuela, que tiene motor… pero todos los fluorescentes del salón donde nos encontramos están fundidos, de modo que apenas acertamos a distinguir los rostros. Ay Diosito. Nos invitan a mangos.
En Erené hay un programa del gobierno que coloca en cada hogar una placa solar y una pequeña instalación de tres a cinco focos y tomacorrientes para celular. Los operarios han llamado a la población porque la gente está incumpliendo los acuerdos de: 1) cavar cada familia el agujero donde se plantará el poste y 2) ofrecer a los trabajadores la comida que les corresponda según el momento del día en que estén currando en cada casa: desayuno, almuerzo o cena. ¿La peña quiere que se lo den todo hecho? ¿Valorarán de verdad aquello en lo que no participen, o los paneles se convertirán en chatarra como los tubos de la escuela…?
El taller sobre el cuidado de la Casa Común atrae a no demasiado público en Yahuma I Zona porque resulta que esa noche hay dos fiestas cumpleaños simultáneamente, dos. De hecho el ruido es ensordecedor hasta las cuatro de la madrugada, música a full y tremendos petardos. Armando quería acompañarnos a Barranco porque allí toca Bautismo al día siguiente, pero cuando nos levantamos y vamos a avisarle de que salimos vemos que… está borracho como su papá y todos los adultos de la casa menos su mamá. Nada puede competir contra el fútbol, y nada es tan extrañamente destructivo para los indígenas como el trago.
Todos se dirigían hacia Yahuma Callarú, porque era su fiesta de aniversario y había programado campeonato (¡claro!), pero al menos los de Barranco esperaban en su salón comunal. Y bajo la lluvia llegó “el padre”, los que faltaban acudieron y tuve el placer de bautizar a 35 personas, todos niños y algún adolescente. Fue una celebración algo diferente a como se haría en el Vaticano, me disculparán los puristas de la liturgia, pero muy bonita y espontánea. Por encima de los problemas de traducción está la fuerza del agua como símbolo de vida, especialmente expresivo en la Amazonía. Lo del Crisma supongo que los ticuna lo ven como algo más mágico, artilugios de un chamán bueno como el cura.
Por donde quiera que vayas en el Bajo Amazonas en noviembre encuentras mangos maduros, a veces ya caídos en el piso junto a los árboles. Es el sabor dulce que dejó esta gira, vinculado a la Primera Comunión en Yahuma II Zona. Es la primera vez que celebramos esta fiesta en una comunidad y ¡qué contentos! El grupo de 11 niños ha superado innumerables dificultades para prepararse: catequistas que iban desapareciendo (una se fue a vivir a Bogotá), materiales enviados como se podía… Pero lo han conseguido; no habrá sido una catequesis perfecta, pero allí estaban el día previo probando el pancito y confesándose por primera vez. El mismo candor, la emoción peculiar de los niños este día… pero ni trajes, ni almuerzo, ni gaseosa siquiera: de regalo un rosario y un caramelo para cada uno.