Visita imprescindible
Y es que dejarme caer al modo castúo y al tono emeritense relaja toditas mis células. Soltar un buen "gilipollas" (y otras lindezas de la tierra) y que me entiendan, ohhh, es como un spa para mi cerebro misionero empeñado en adaptarse y ser uno más de acá. Decir un buen "chachooo"es muy necesario de vez en cuando, jaja.
Mi compañero Jose debe de haberse sentido acosado a preguntas, sobre todo al comienzo, hasta que se me quitó esa hambre apremiante con la que atacas la primera tortilla un día de caldereta. Interrogatorio sobre mi diócesis: "¿Cómo está fulano? ¿Y mengano? ¿Y ese traslado, cómo ha sido? ¿Y el plan pastoral? ¿Y nuestro grupo Juntiña? ¿Y... etc.?". Reconfortante saber que todo sigue allí en pie y, de alguna manera, tú sigues formando parte de aquello. Si no, no habrían venido a verte.
La visita me permite apreciar algunos detalles hermosos: SoniaGema, Carmen, Isa y Jose se presentan como "amigos del padre César". Cada vez lo escucho y pienso lo difícil que me resulta acá hacerme amigos, personas para las que yo no sea "el padrecito", sino simplemente César, capaces de conocerme y quererme por mí mismo y no por mi personaje. No es fácil, este tremendo gringo es muy estrepitoso, el padre se hace notar allá donde va, no hay escapatoria...
También agradecen el recibimiento, la amabilidad de la gente, lo bien que son tratados... Y yo me siento entonces orgulloso porque formo parte del Perú abierto y simpático, del país guayacho acogedor y generoso... "tú ya eres de aquí", me ha dicho el subcomandante Marcos uno de estos días, con su gorra de campaña.
Mostraros mi parroquia, presentaros a los agentes de pastoral, celebrar el cumple de las mellizas, participar juntos en la reunión de asesores de la JEC, pasear por el fondo del valle, llevaros por media provincia... ha sido estupendo. Pasar juntos una tarde en la aldea dejándonos abrazar y besar por los niños, poniéndonos púos de mazamorra y de canchitas y marcándonos unos huaynos ha sido magnífico. Haceros descubrir el locro, las humitas y el tacacho ha sido muy divertido. ¡Gracias!
Espero que los inconvenientes del ministerio del interior ya hayan pasado con el tratamiento de pitahaya, Carmen. El pisco sour o el roncito hasta tarde en la noche también ayudan: desvelarse arreglando el mundo, sentirme comprendido, desempolvar temas, sacar recuerdos y reír, reforzar una historia común. Veis que vivo muy contento en Mendoza, pero al teneros aquí he pensado que hay una soledad que únicamente se puede llenar con nuestra gente, nuestra raíz.
Son las 6 de la mañana y en la plaza suenan los "camaretazos" porque hoy es el día de fiestas patrias. Siempre seremos extranjeros a pesar de los esfuerzos que hagamos por inculturarnos, y por más que amemos este país. Gracias por ser un trozo de mi familia estos días. Gracias por el lomo, el queso, el jamón, el podómetro y el proyector. Y gracias por la crema antibiótica: mi dedo sigue rojito pero progresa adecuadamente.
César L. Caro